lunes, 11 de enero de 2016

Regala dinero público Constantino García y se queja... de que su gobierno no tiene dinero

Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.
11 de enero de 2015
 

Tino García. Entre el populismo y la queja. Fotografía: Eduardo Añorve (archivo)

El presidente del municipio de Cuajinicuilapa padece bipolaridad: por un lado promueve iniciativas para exentar de pagos a los contribuyentes, en tanto que por el otro se queja de que no tiene dinero suficiente para sacar adelante su gobierno, con el argumento de que le dejaron deudas millonarias.
En días pasados, el Ayuntamiento de Cuajinicuilapa, “que preside el lic. Constantino García Cisneros”, según dice el anuncio, avisó a la población de la cabecera municipal que podrían ser “beneficiados” con el descuento del 50 por ciento del costo en pagos de “licencias de funcionamiento en todos los giros comerciales”.
De igual manera, el Ayuntamiento sólo cobrará el 50 por ciento del pago del impuesto predial a los contribuyentes de la cabecera municipal; ambos descuentos son para aplicarse durante el mes de enero, avisan.
Por si ello no bastara para sangrar las finanzas públicas, anuncian también que el costo del pago del servicio de agua “potable” será de 57 pesos con 50 centavos.
Pero desde el comienzo de su gobierno, Constantino García Cisneros ha regalado lo que no es suyo: propuso y promovió la exención de pagos a contribuyentes que votaron por él, con el acuerdo del cabildo, y también a quienes los ediles prefirieran.
Así, cada edil tiene la potestad de exentar del pago de licencias de conducir y de permisos de circulación de vehículos por el lapso de un mes a tres contribuyentes por mes.
También, el presidente priista García Cisneros exentó de pago de licencias a numerosos choferes de sitios del servicio público que contribuyeron a su campaña política.
Estos hechos se contradicen con la permanente queja del alcalde, en el sentido de que Yrineo Loya Flores le heredó una deuda millonaria, por lo que este año fiscal, 2016, será de grandes dificultades para el municipio.
“...el Ayuntamiento enfrenta un endeudamiento por el orden de los 200 millones de pesos, debido a laudos que heredaron de administraciones pasadas por supuestos despidos injustificados de empleados municipales”, escribió Magali Guzmán en una nota del 24 de diciembre de 2015 en el boletinero El Faro de la Costa Chica, según la versión de Constantino García.
Y le atribuye la siguiente declaración al presidente: “Ni el presupuesto de todo el trienio alcanzaría para cubrir una deuda de esa naturaleza... Cuaji recibe una miseria como para que adeude tanto en laudos, pero le tendremos que encontrar el camino y la salida”.
Curiosamente, con esta opinión contradice lo dicho por el gobernador del estado en Ometepec, el 6 de enero, en el sentido de que hoy los ayuntamientos tienen recursos importantes, pero que deben saber aplicarlos.
Pero parece que al presidente de Cuajinicuilapa el desaliento ya lo hizo desistir de buscar ese camino y esa salida a los que se refería: “...es un año muy difícil en el tema económico, estamos muy lastimados en el tema de los laudos superiores a los 200 millones de pesos, descuentos, pero esperamos y aspiramos a que las cosas puedan mejorarse y que podamos tener una administración favorable y positiva en todos los sectores de Cuajinicuilapa”, declaró a ese mismo periódico el pasado miércoles 6 (declaración aparecida el día 7).
Ahora confía en que las cosas mejoren, así, en abstracto, y en que pueda tener una administración favorable y positiva, como si ésta fuera a darse por sí sola y no como producto de un trabajo de equipo, consistente, ordenado, racional y efectivo, del cual él es el responsable directo.
Pero ese desaliento no se detiene allí: “...de tal suerte que ojalá podamos generar una acción de gobierno equitativa para poder detonar el desarrollo en las diversas áreas”, dijo también, sugiriendo que “la suerte” y el “ojalá” parecen ser decisivos.
 Al final de sus declaraciones (hechas después del foro de consulta para la elaboración del plan estatal de desarrollo realizado en Ometepec), regresó a su plan B, aunque ahora sin tanto entusiasmo como hace meses: “Bueno, vamos a estar atentos, pues quien rige la directriz es el gobernador; finalmente, somos una gente institucional y lo que el gobernador tenga que impulsar contará con nuestro respaldo, ya que estará más en torno a lo que más le convenga a Guerrero”.
Ya no propone, pues, lo que le gusta llamar obras detonantes, pero se sigue quejando, un día sí... y otro también.

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