sábado, 2 de junio de 2012

martes, 21 de febrero de 2012

jueves, 16 de febrero de 2012

EL ARTISTA DEBE LIDIAR A ESE TORO DE MIL CABEZAS, QUE ES EL PÚBLICO: VERóNIKA CON K

[tercera de tres partes]

29 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA

Sin querer comprometerse y decir quién le gusta, de los hombres del espectácula, Verónika con K sigue respondiendo las preguntas que este reportero hace, a veces un tanto impertinentes; sin embargo, ella sabe responder, amable, risueña, a veces un tanto preocupada o al borde de las lágrimas, cuando recuerda sus nostalgias, por ejemplo. En esta última parte de la entrevista Verónika habla de su oficio como compositora de canciones, y de escritora de teatro –su primera obra–, del amor y de sus experiencias amorosas, entre otros temas.

EA: ¿Alguna vez le pasó a Verónika que, por el trabajo que desempeña, por la imagen que debe mantener, a veces tiene que estar en lugares donde no quiere estar, como en algún acto político, por ejemplo?

V: Ah, no, cuestiones oficiales, de política, no, eso es algo que no va con nosotros.

EA: Como en el caso de Silvia Pinal, que de actriz se metió a la política, lo que no le favoreció, según mi criterio…

V: Y pierde un poquito el piso, ¿no? Yo siento que ella es más bien la diva, la diva del cine mexicano…

EA: O como Irma Serrano, quien también le entró a la política… por cierto, con quien alguna vez cantaron juntas, ¿no?

V: Ah, conoces parte de mi historia. Mi debut profesional, en Acapulco, en la plaza de toros Caletilla, mi primera presentación en público, así, a ese nivel, fue con Irma Serrano. Bueno, ‘tas tocando cosas interesantes…

EA: Ella cantaba ranchero…

V: Ella cantaba ranchero, con La Martina. En esa gira también venía, que era su novio, Marco Antonio Vázquez, que cantaba una canción que se llamaba Chatita.

[Canta: Chatita, tú sabes que te quiero/ tú sabes que te adoro…]

EA: ¿Qué canción te gusta?

V: Hay una canción… yo, ahorita, traigo problemas de afonía, por el clima que… está haciendo en México un frío bárbaro, y aquí ya parece que se está arreglando mi garganta. Es una canción que desde que la canté… con esa gané el concurso de radio: Angelitos negros. Y, además, te digo, estoy festejando que tengo cuarenta años cantando…

EA: Cuarenta años, ¿y qué te queda de todo esto?

V: La satisfacción de haber hecho las cosas, de haber realizado parte de mis sueños, que yo siempre tuve. Es una gran satisfacción, que no me arrepiento… que si dios me diera la oportunidad de retornar, me gustaría estar en lo mismo…

EA: ¿Romántica?

V: Romántica, este, jacarandosa… [Risas]

EA: ¿Enamorada?

V: Sí.

EA: ¿Erótica?

V: Sí.

EA: Y no refiero solamente a lo sexual, sino al ser…

V: Sí.

EA: Esta actitud de la que hablan los griegos y que oponen a lo tanático…

V: Sí.

EA: ¿Te deprimes?

V: Tengo momentos de melancolía, de nostalgia…

EA: ¿Qué te deprime?

V: A veces la situación del país, de que hay pobreza, de que aunque quieras ayudar, a veces no tienes los medios para ayudar a alguien que lo necesita. Eso sí me deprime. Los niños huérfanos, los niños enfermos de sida, por ejemplo, mujeres golpeadas, mujeres que han sido humilladas, y me deprime… Yo soy una persona muy amorosa, por parte de mi familia, por todo…

EA: Vivimos en una cultura de hombres y para hombres, que incluye hasta la imagen que debe asumir la mujer, pero, ¿qué imagen quiere Verónika para sí misma?

V: Hay un tiempo para eso; yo creo que son tiempos que hay que manejarlos. Si estoy en la plenitud de la juventud y debo hacerlo, un poco atrevidona, ¿por qué no? Pero sin llegar a la vulgaridad, todo debe ser ético, y de acuerdo a lo que yo sienta, también. Si hay que vender, hay que vender, pero también soy una persona, ¿no?

EA: El equilibrio…

V: Cuando una persona no es coherente, en lo que quiere, y por cualqueir cosa pierde el piso, dices: ¿A qué vine, a qué vine? Yo estoy aquí por cumplir algo, y lo tengo que cumplir. No, pero yo también quiero aquello. Pues sí, pero ahorita no es el momento…

EA: ¿Terminará su carrera, Veronika?

V: Va a llegar el día, me tengo que ir preparando, tanto espiritual como mental, porque las facultades ya no son las mismas…

EA: Para cantar…

V: En la actuación es un poco más de vida que en la música. Si no te cuidas puedes perder la voz, o algo, pero si te cuidas puedes seguir cantando, pero más le voy a la actuación para sobrevivir en esto, por mucho tiempo.

EA: ¿Y no piensas dedicarte a otra cosa?

V: Es que yo soy muy inquieta, yo no nada más hago lo de la música. Yo he tenido negocios como empresaria, de música, igual, y también he tenido negocios de comida, también sé un poco de diseño, porque yo estudié diseño de ropa…

EA: No sé, a lo mejor pasado mañana Verónika se pone a escribir sus memorias…

V: ¡Ah! Es que, hablando de eso, soy compositora. El 15 de este mes cumplimos nosotros… la asociación de compositores y autores nos hacen una comida… yo tengo más de treinta años de estar dentro de la asociación. He compuesto canciones que me han grabado Rosenda Bernal, ella me grabó El amor se me fue, Amalia Mendoza me grabó Ya no me amas, Los Ángeles Negros me grabaron Ya no quiero ser tu amante… Tengo también algunas canciones grabadas por mí misma: Yo quiero todo contigo, Punta Diamante… He grabado varias canciones que son de mi autoría.

EA: ¿De cuántas canciones estamos hablando?

V: Que se han grabado, han sido unas veintitantas…

EA: Cuántas has compuesto, quiero decir.

V: No, yo no he compuesto miles de canciones, pero unas cincuenta sí las tengo. Y, aparte de eso, tengo también el gusanito, y ya lo logré, gracias a dios, de escribir una obra de teatro, que se llama Mi negra, que habla de la Costa, y habla de una negra preciosa…

EA: Al final siempre está la infancia, el origen…

V: Los orígenes, que vienen a la mente, ¿no? Y escribí esa obra, y esa obra es musical, tiene un poco de todo, tiene drama, tiene comedia, y música.

EA: No sé si tú te has dado cuenta que los poetas de la Costa Chica se han dedicado a escribir canciones; tal vez nosotros ni nos fijamos en lo que dicen esas canciones…

V: No, pero importa mucho lo que tú imprimas en la letra, porque no nada más es ritmo, yo creo que es un conjunto de cosas…

EA: ¿Sigues componiendo canciones?

V: Sí, sí, sobre todo, yo no soy de la gente que compone simplemente por componer. Si hay, en un momento que yo esté tocada… porque algo te pasa, la varita mágica te llega, la inspiración, es algo que entra en ti en un momento dado, te llega esa inspiración… Yo empiezo, por ejemplo, con una frase que llega, o estoy melancólica, me acuerdo de algo y digo una frase, y de allí, has de cuenta que me dan cuerda, me sigo, me sigo, me sigo. Y, a veces, hasta ahí, ya la dejé. Ya, ya, ya. Y digo: Bueno, esto se quedó así. Y algún día digo… de repente me acuerdo, y comienzo otra vez, y termino la obra, pero si no, si ya no hay más… a veces hasta a las tres de la mañana… Sueño con algo o pienso algo y tengo que escribirlo porque si lo dejo pasar, ya no me acuerdo.

EA: ¿Qué te mueve a escribir, el sufrimiento, la alegría?

V: Pues, sí, una puede ser una fuerte decepción, o puede ser un gran amor, que te mueve, que te sientes pleno…

EA: ¿Te has enamorado?

V: Mucho.

EA: ¿Como cuántas llevas?

V: Como… ¿enamorarme, enamorarme, enamorarme? Me he enamorado como unas cuatro veces, pero intensamente, esta última vez. [Risas] ¡Fíjate! ¡Después de tanto! Intensamente, porque todo es de acuerdo a los años que tú tengas, ¿no?, a la experiencia. Porque puede ser un amor de la infancia, o un amor simplemente a tu padre, a tu madre, a tu hermano, a tu hijo…

EA: Normalmente se piensa que se enamoran los jóvenes…

V: Nooo. Nooo. Nooo…

EA: Bueno, es lo que se piensa y se promueve, el amor es cosa de juventud…

V: ¡No! Intenso es cuando ya tienes cierta edad y estás con la experiencia; ése es el amor intenso…

EA: ¿O sea que lo que viví cuando era joven no era amor?

V: …cuando ya lo sopesaste, y ya lo valoraste y lo sentiste, te vuelve a tocar, porque es algo mágico que te pasa. De repente: ¡zum! No sabes en qué momento te llegó el amor…

EA: ¿Y eso te hace escribir?

V: Sí, me motiva mucho.

EA: ¿Y estás enamorada ahora?

V: Sí, sí…

EA: ¿Dura mucho eso?

V: A mí me dura según como me trates, como me traten. [Risas] Porque, luego, aunque tú quieras… pero si no te quieren, pues, ¿qué haces?

EA: ¿Se te acaba el amor cuando ya no te quieren?

V: No se te acaba, pero te convences que estás errado…

EA: Y te vas para otro lado…

V: No tan fácilmente…

EA: O te quitas: Ya no me amas, me voy a otro lado

V: No, dices: ¿No, sabes qué? Se acabó para ti, pero para mí no, pero no puedo ya seguir.

EA: Las veces que te has enamorado, ¿te han correspondido?

V: La mayoría, la mayoría ha sido positivo, no puedo yo decir que no. He sido muy feliz, afortunadamente, con nada, y tengo una familia muy bonita.

EA: El gran problema en esta zona es que a las niñas de 12, 13, 14 años les hacen un discurso sobre el amor, y por amor truncan sus vidas, porque ellas querían amar y que las amaran y terminan siendo madres…

V: Bueno, eso se debe de platicar mucho en casa con los hijos, los padres.

EA: Pero los padres se van a Estados Unidos…

V: Por eso, ahí está. Cuando algo no funcionó, desde el núcleo familiar… yo, fíjate, que me gusta leer libros de auto estima, de la conducta del ser humano, escritos por psicólogos y gente así, para entender un poquito más, porque aquí, en este medio, te vuelves hasta psicólogo. Tú, como periodista, te vuelves hasta psicólogo porque a las primeras de cambios empiezas a analizar a la persona. Así, el artista… en vivo, de frente a frente, pero ya, el ser humano, cuando lo tratas en directo, es otra cosa. Igual, el artista cuando está en un escenario: veo al público. Yo sé que, desde la primera canción, sé cómo me va a responder el público.

EA: Pero tú tienes sangre dulce, ¿no?

V: ¿Tú crees?

EA: Digo, ¿o le caes mal a la gente?

V: No, pero tú vas con el temor de que siempre el nervio… el nervio siempre lo vas a llevar, porque, dices: Es un público, para mí, nuevo, no lo conozco. No sé cómo van a estar, si están borrachos o qué pasa

EA: ¿Te ha rechazado algún público?

V: No, fíjate. Una vez me pasó algo, una cosa muy difícil, que yo me asusté, pero fue por algo… En Siempre en domingo yo usaba unos vestidos rasgados, así como… que enseñaba las piernas, pero eran así las tiras, hasta el piso. Y yo me fui a trabajar a Laguna, allá, a Torreón, andaba de un lugar a otro. Cuando me presentan… estaba lleno el lugar ése… estaba en lo alto, y toda la gente en sus mesa, y así, parados, y a mí se me hizo fácil… dije: No, estoy hasta acá, hasta arriba. Y no sé cómo, me bajo a la parte… va la gente, así, pero, se van así… y me logran… de arriba… me levantan, y me jalan el vestido, así, las tiras, me rompen el vestido. Fue una cosa impresionante, yo sentía que me iban a matar, pero por querer agarrarme, por querer… no sé qué pasó.

EA: Se rompió el espacio entre tú y el público, esa convención, ese espacio virtual que hace que unoa sean espectadores mientras el otro actúa…

V: Pues, la comunicación que debe de haber, artista-público, cuando están en el canal, en el mismo canal. El artista tiene que meter al público en su canal, y el artista es el que domina, porque es como el torero, sales a lidiar, a torear, y ver: si el toro te gana, pues, no la hiciste. Entonces, así, nosotros vamos a lidiar con un toro de mil cabezas, con un fenómeno.

EA: ¿Escuchas música de la Costa?

V: Pues, lo tradicional, las chilenas…

EA: ¿La bailas?

V: Sí, bailo chilenas, pero no las bailo como es, yo la bailo a mi sentimiento, pero yo sé que hay un modo, es una coreografía, la chilena se baila con coreografía: que de qué mano lo agarras, el pañuelo, o cómo le das la vuelta. Porque, yo no sabía que eso se bailaba así, hasta que una maestra, que está en Ometepec me dijo: Las cosas se… Fabiola, se llama la maestra… este baile, la chilena es: Yo te llevo a ti, y tú me sigues, y tú haces lo que mando…

EA: Claro, siempre y cuando sea un baile de exhibición, porque en las ramadas, en el mero baile, en el fandango…

V: …porque en la ramada bailan al gusto. Eso es lo que te digo yo, que yo eso no lo estudié, porque yo lo bailo como lo bailaban en el pueblo, allá. Ahora, la música que me gusta, de un gran compositor de acá, de la Costa Chica, que en paz descanse, ya sabes quién, el compositor de…

EA: Hay muchos muy buenos…

V: [Risas] El que se decía… cantaba Orgullo, La mentira… Álvaro Carrillo. Sus interpretaciones son únicas. Su alma era algo especial. A mí, sus canciones… [Canta:] Como se lleva un lunar/ todos podemos una mancha llevar… Es la forma de decir las cosas, es el sentimiento. Muchos pueden tener la gran voz, pero si no le imprimen el sentimiento, no te dice nada…

EA: ¿Verónika es una sentimental?

V: Sí, totalmente.

EA: ¿Llora, Verónika?

V: [Risas] Totalmente.

EA: Cuando está feliz, ¿llora?

V: Lloro.

EA: Cuando se enternece, ¿llora?

V: Lloro.

EA: Cuando se encabrona, ¿llora?

V: ¡Ay! Puedo hacer… no sé, digo… [Risas] …hasta las lágrimas… No, nunca he llorado de coraje. No, sí, me reprimo, ¿no? Cuando me enfrento a una injusticia, esas son las cosas que no soporto, las injusticias.

EA: La vida no ha sido injusta contigo…

V: Mira, gracias a dios, soy de las personas afortunadas. Si algo pasó, ni me acuerdo. No soy rencorosa…

EA: No eres de la Costa…

V: Rencor, el rencor endurece el alma. El rencor no es bueno porque te da enfermedades, ése hay que sacarlo, no sé, gritando, pegando, chiflando, como sea, pero no es bueno porque daña tu salud.

EA: ¿Y qué haces para divertirte?

V: Me voy con mis amigas, también me voy de farra, me voy a ver un show o siplemente, ahora, que corrí para acá, quise estar con los míos, y nadie me lo impide: Bueno, soy libre y soberana, digo: Con permiso, ahí se ven. Eso me relaja, porque estoy aquí, oyendo a los gallos, hay cariño, atenciones…

EA: ¿Y a ti te gusta cómo canta Verónika?, ¿qué le criticarías?

V: Al principio no me gustaba mucho, era muy… la voz, muy chillona. Ahora me gusta, ¿por qué?, por la forma de interpretar.

EA: ¿Y la imagen?

V: La imagen. La imagen es… voy caminando de acuerdo a mi edad…

EA: ¿Te agrada?, ¿te desagrada?

V: A veces sí, porque subo mucho de… por ejemplo, ahorita que ya pasaron las fiestas de diciembre subí dos kilos que había bajado, y eso no me gusta mucho, tengo que trabajar para volver a bajar los kilitos que me sobran, porque si ahorita me llaman para una telenovela o algo, pues, mira, mira, cómo estoy. Voy a salir así… la cámara te engorda ocho kilos.

EA: Trabajar o meterse cuchillo, porque ahora está de moda la cirugía…

V: Sí, la cirugía estética. Pero el medio lo exige… bueno, hasta cierto punto porque se pierde la esencia, pero hay que dar al medio hasta ciertas cosas porque si no, voy a vivir traumada. Yo, te juro, en los años que tengo no me he hecho ninguna cirugía plástica. Y luego, los años van dejando huellas. Pero no, la vanidad… no, yo le tengo miedo a las cirugías. Bueno, está el gimnasio para moldear el cuerpo, por ejemplo, pero sin caer en la egolatría…

EA: ¿Qué cambiarías, tú, de Verónika?

V: Que soy un poco rebeldona [Risas], en la cosa de que no me dejo, de que a veces no me gustan las injusticias y me rebelo, y no me gustan esas cosas, y me rebelo…

EA: ¿Eras una negra fina o te convertiste en una negra fina?

V: ¡Ay! Soy una simple negra, hombre…

lunes, 30 de enero de 2012

SER ARTISTA, A PESAR DE LAS DIFICULTADES, Y POR VENCERLAS: VERóNIKA CON K

[segunda de tres partes]

24 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA


Es Verónika con K. Es la segunda parte de una entrevista que El Faro realizó a esta cantante y actriz oriunda de la Costa Chica, precisamente de Santo Domingo Armenta, Oaxaca. Por ahora Verónika se prepara para un nuevo proyecto en televisión, donde volverá aparecer actuando. También tiene en mente un disco de ranchero. En esta ocasión, Verónika habla de que quien quiera triunfar en el medio del espectáculo y conseguir éxito y tener permanencia de hacerse acompañar de un equipo de trabajo, habla también de su primer éxito comercial, la canción Me está llamando Cancun, de porqué se le catalogó como acapulqueña en su presentación como artista, del odio a los negros que ha visto y experimentado a lo largo de su carrera, de la discriminación, de algunas experiencias en gira internacional, de algunos recuerdos de su infancia, de sus cantantes favoritos, entre otras cosas.

EA: La mayoría de los artistas, los cantantes y músicos de la Costa Chica que graban casi nunca ven ganancias por regalías…

V: Bueno, lo que pasa aquí es por falta de conocimientos. Cuando uno graba un disco y se hace popular, lo primero que hay que hacer, si es mi canción, de mi autoría, yo, lo primero que hago es ir a registrarla, allá, a México, y luego darme de alta en la asociación de autores y compositores. Entonces, si no se hacen las cosas como es, hay otro que viene de intermediario y es el que se lleva la plata.

EA: Eso nos lleva a otro tema, que me interesaba platicar. Creemos que el artista, el creador, se dedica a eso, a crear, y normalmente no administra, eso lo deja en segundo plano…

V: No todos…

EA: Hacia allá quiero ir, y quiero retomar lo primero que decíamos. Bueno, Verónika es bonita, atractiva, todo mundo quiere verla, todo mundo quiere aplaudirle; ¿eso garantiza éxito?

V: No, se requieren muchas cosas. Mira, estando en el medio, es como todo. Lo que está de moda… tenemos muchos productos en el mercado, no todos los productos llegan a la cúspide: es el caso de un artista. El artista tiene que rodearse de un buen equipo de trabajo, pero, cuando tú inicias en esta carrera muy joven, como en mi caso… y que me tomó de sorpresa el éxito, porque yo no estaba preparada… yo grabé mi primer disco, que ése se vendió cómo no tienes idea y yo no sabía ni qué. Yo me oía en el radio, me oía aquí, me oía allá… y Me está llamando Cancún, y se oía en todos lados; incluso, fue el tema lanza para promocionar Cancún, en ese tiempo, y esa canción fue exitosa a nivel nacional e internacional. Ibas en el avión, la escuchabas.

El compositor era de allá, de Chetumal, o de Mérida. Él me trajo esa canción, llegó a mis manos, fue en mi primer disco que yo grabé esa canción. Y se hace más popular porque, con ese primer disco, yo estaba en el programa de Raúl Velazco, que, cuando fue mi lanzamiento, que me apadrinó Rolando Laserie, con Raúl, que, te digo, en ese tiempo te daban la patada de la buena suerte, delante del público, con cámaras y todo: Vamos a apadrinar esta muchacha que es de Guerrero… Decían que era de Guerrero porque yo le dije: Soy de Santo Domingo, Oaxaca. Pero me dijo Raúl Velazco: Es que no aparece en el mapa. A nosotros nos conviene que seas de Acapulco porque Acapulco es más conocido y es turístico. Entonces, vamos a decir que eres de Acapulco.

A Acapulco yo llegué muy chica, muy pequeña, Acapulco es como mi segunda casa, pero yo, honestamente, soy oaxaqueña, con mucho orgullo lo digo. Nací en el estado de Oaxaca, en un pueblecito muy pequeño que se llama Santo Domingo, a lo mejor lo conoces. Incluso, desde aquí aprovecho para mandar un saludo al presidente municipal y decirle que estamos esperando la llamada, porque, supuestamente me van a hacer el homenaje de hija predilecta del pueblo, mi pueblo, Santo Domingo.

Yo me siento muy orgullosa. Cuando vienes para acá, la gente me pregunta: ¿Cómo lo lograste, para llegar allá?

EA: A eso me refería: llegaste, pero, ¿cómo te mantienes?

V: Perseverancia. Es que en esto nunca puedes decir ya la hice, porque si tú terminas un proyecto exitoso estás comprometido a hacer otro más exitoso. Y si no te llega, y si no hay llamado, y si no es el momento, y si, simplemente, al productor no se le da la gana volverte a llamar, pues, simplemente te estancastes. Tienes que estar, siempre, constante, constante; es el volver a empezar.

EA: Normalmente ocurre con los hombres, en nuestra zona, que tienen talento, pero, como en el caso del futbol, se van a probar, se quedan, mas se enfadan: No, yo quiero comer carne, no pura verdurita. No, aquí ya me aburrí de puro estar jugando, de estar puro entrenando, pior que ‘orita está el Santiago en su apogeo, y yo acá, encerrado…

V: [Risas] Sí. Falta de amor a la profesión, de ponerse la camiseta. Porque no todo es fácil.

EA:¿Y cómo se hace?, ¿qué te dices tú, a ti misma, para hacerlo?

V: Perseverancia, amor a lo que haces. Mira, yo estuve a punto… cuando yo llego a la ciudad de México, sufrí malos tratos, humillaciones de todo tipo y hasta, inclusive, tuve problemas porque en dos ocasiones quisieron abusar sexualemente de mi persona. Gracias a dios la libré, salí bien librada, pero, decía yo… Una vez yo, ya llorando, con las lágrimas… porque me tiraron mi ropa al escenario, donde yo estaba trabajando. Las mismas compañeras. Envidia, o qué sé yo. Agarraron mi ropa y: Tal negra… y, pa’ fuera, ¿no? Me avientan la ropa. Me siento a llorar. Y me digo: ¿Qué hago aquí? Tengo que regresar con mi familia. Esto no es vida. Pero me sale lo de adentro, el coraje, la valentía y digo: No, no me voy. Ahora voy con más gana, y me meto con mi ropa y voy sobre la que me la hizo. Y hablé con el gerente, y le dije: Pasa esto y esto y esto. Pues, las que salieron fueron ellas, efectivamente. Pero yo tomé la decisión en ese momento, que estaba yo en la encrucijada del me quedo o me voy.

Pero pudo más mi fuerza de voluntad, el coraje y la decisión de ser artista, porque yo siempre lo manejé desde pequeña, que: Yo voy a ser artista. Y me dice mi madre: No, para eso se necesita mucho dinero. Y, además, me decía: Estás prietita. Ésas son muy bonitas y güeritas. ¿Y a mí qué me importa?, decía yo.

EA: ¿Ha sido difícil?, ¿es un problema que seas prieta o negra, para esta carrera?

V: Al principio sí, al principio sí…

[Pausa]

EA: ¿Por qué?

V: Porque no toda la gente, no toda la gente… [Pausa] tienen sus ideas erróneas, ¿no?…

EA: Pero, en el medio del espectáculo, ¿cómo te reciben? ¿Qué quieres decir con “ideas erróneas”?

V: Hay personas que odian a los negros porque los odian, nada más, porque les tienen envidia. Porque creen que ellos deben ser los únicos en el mundo, y yo siento que, pues, eso no es normal…

EA: En el comienzo, ¿cómo te recibieron en el medio?

V: Al principio, bien. Dos, tres no. Y antes, que se hacían los casting, las pruebas de voz. Allí había que cantar así, sin micrófono, tenías que demostrar que verdaderamente sabías…

EA: ¿Y cómo supiste que sabías cantar?

V: Bueno, aparte de que me lo heredó mi padre, porque mi padre canta y tocaba la guitarra… cantaba, ¿no?, cuando era jovencito. Aparte de eso, yo cantaba lavando trastes en casa, barriendo, plachando, lavando la ropa, siempre era cantar, cantar, cantar, cantar. Y cuando yo fui al coro del Seguro Social, en Acapulco, me hicieron la prueba de voz, y me dijo el maestro: En este momento te estás quedando en el coro como primera voz. Entonces, no lo dije yo. Y tenía yo catorce años. No lo dije yo.

Entonces, hubo un concurso de radio, que gané, en la XCCI, gané el primer lugar, lo cual me dio el premio de grabar el disco de ranchero, una canción ranchera. Porque allí grabamos el primero, el segundo y el tercer lugar, y en ese concurso se andaba dando a conocer Walter Torres con su Acapulco Tropical. Y luego, de premio nos dieron un anillo, porque el patrocinador era joyero…

EA: ¿Acapulco Tropical también participó en el concurso, participó Walter Torres?

V: Walter Torres participó, pero, era más bien para amenizar la fiesta del concurso. No era el Acapulco que llegó a ser, era un grupito que empezaba. Yo conocí… Lauro, que era el compositor de la Novia fea, de casi todos los éxitos, él era… que en paz descanse… él era mi compañero del coro, él era cuarta voz en el coro, que presidía el maestro Antonio Rosas, en el Seguro Social.

Y luego yo… allí, conjuntamente, había una maestra de actuación, que era sobrina de don Jorge Mondragón… de aquellos de la época de oro del cine… su sobrina era actriz, Rosa Mondragón, que se casó con Pancho Rentería, el dueño del Palao, y ella estaba recién casada y se aburría en su casa, y le dijo al marido que quería dar clases de actuación. Se va al Seguro y le dan la plaza como maestra de actuación; allí me tocó que ella me diera mis primeras clases de actuación.

EA: Pero, en primer lugar fue la música…

V: La música, pero yo quise ser una artista completa.

EA: Bueno, llegas, te dicen que tienes buena voz, ¿y ya la hiciste?

V: No, el artista se sigue preparando. Yo, inclusive, tenía un tipo de voz demasiado aguda. Le faltaba cuerpo, ¿sí? Entonces, yo me inscribí en una escuela con la técnica del bel canto, con el maestro de ópera. Allí supe que soy mezzosoprano…

EA: En el DF...

V: Sí, en el DF. Mi maestro, Roberto Stanley, que en paz descanse, un viejecito como de ochenta años, pero era un tenor impresionante, con una voz tremenda, fue cantante de ópera. Ése fue mi maestro, que me dio técnica para cantar.

EA: Hay un trabajo detrás, no es sólo la imagen. Porque a veces la gente no ve eso; las chavitas luego dicen: Yo quiero ser artista

V: No, no, no. Mira, yo me hice sobre la marcha, sobre la marcha, que quiere decir que trabajaba para pagar mis estudios, para comer, inclusive, porque, te puedo decir, yo no fui nunca de la cuna acá, ostentosa ni poderosa, cuna humilde, que mi madre trabajaba apenas para manternos, allí, en Acapulco. Pero, yo me fui con la idea no nada más de triunfar, de lograr mi meta, sino para poder apoyar a mi familia, a mi madre sobre todo.

EA: Pero pudiste hacerlo, ¿no?

V: Claro, en su momento. Que ayudé mucho a una tía… y eso lo pones allí… la ayudé hasta con sus hijos, ¿eh?, que ahora, cuando tú ya… pasa el tiempo, pues, ni el saludo, ¿no? Entonces, digo… y no lo hice para que me lo agradeciera, simplemente lo haces, porque dices: Amo a mi familia, y lo haces porque así te educaron, que había que compartir lo que tenías.

EA: Has viajado mucho, por todo el país; tu primera gira internacional fue en la compañía de doña Sara Garcia, en los setenta, ¿qué edad tenías?

V: [Risas] Eso, imagínatelo… Éramos cuarenta artistas. Visitamos cuarenta ciudades, de la Unión Americana, y hacíamos tres plazas por día, y nada más eran los fines de semana, pero nos hospedaban en el Hotel Alejandría de Los Ángeles. Allí era nuestra base. Y al final hacíamos tres presentaciones en el Million Dollars, pero viajábamos: Sacramento, San Francisco, Colorado, Santa Anna, San Diego, Dallas, San Antonio, Las Vegas. Y cuando terminó la gira, el empresario… como le fue muy bien… nos regaló tres días en el César Palace, con todo pagado.

EA: Valió la pena el esfuerzo…

V: Pero porque es pesado, porque te vas maquillando… a veces nos transportaban en avión y a veces en camionetas, donde íbamos… ahorita trabajábamos diez artistas allí… corréle a la otra plaza mientras los otros diez se quedaban trabajando, y así andábamos. No nos pagaban mucho, te voy a decir. A mí no me pagaban mucho, a mí, la primera vez que me pagaron, por actuación me daban 500 dólares, pero me daban el hospedaje. Yo comía lo que podía, porque mi dinerito era poco. Para mí era mucho dinero, pero para otros era nada, ¿no?, en comparación de lo que ganaba Amalia Mendoza, Sara García, María Victoria. Ellas se iban a las tiendas, a los mejores lugares a comprar, pues, cosas. Pero yo siempre me hice querer por ellos, sobre todo por las señoras, ¿no? Me veían como la morenita de Acapulco, me traían aquí… pero yo no sabía ni el idioma…

EA: Pero hay que adaptarse, ¿no? Me refiero a que en nuestra cultura, nuestro modo de hablar… nos dicen que no hablamos correctamente…

V: ¡Ah! Ése es otra de las cosas que te quería comentar: hay que estudiar. La dicción, que es muy importante tanto para grabar discos como para el cine. Hay que estudiar, y no es fácil para quitarse ese modismo, el estilo, el… no sé… la…

EA: ¿No duele?, ¿no duele que ya no puedas decir: ¡Maaaaama!?

V: Pues, te acostumbras.

EA: A Cirino Arellanes le cambiaron el apellido a Arellano, luego le cambiaron el habla criolla porque le dijeron que hablaba mocho…

V: No, y hay palabras que no están en el diccionario, pero que nosotros los adaptamos… aquí se habla… por ejemplo… [Risas] No, no quiero decirte… Estaba yo con un taxista [Risas], y dijo una frase… que no sé si la pueda decir… que me llamó mucho la atención: Es que hay que ananchar, dijo. [Risas] Perdón, perdón. Son palabras…

EA: Está bien. Yo no sé cómo hablaba tu abuela, pero mi abuela, de tres palabras, decía una leperada pero leperada… Decía, a sus nietas: ¡Todas mis nietas son putas, putas, putas!

V: [Risas] No, mi abuela decía [Risas]: Vete por un tostón de azucara… [Risas] O sea, digo, sí conozco, pero…

EA: Bueno, esos son los restos del español de los siglos XVI y XVII que nos heredaron los andaluces… Arrempújale

V: Arrempújale o arrecúlate. Sí, eso de recular es muy español, es muy español.

EA: Pero nos enseñan que nos debe dar pena hablar esas criolladas…

V: Bueno, ahora, yo, te lo confieso, ayer que lo escuché dije… pero no…

EA: De aquí soy yo…

V: De aquí soy yo, pero así se habla aquí. Pero, esas palabras… tú llegas y hablas así en el medio… ¡uh!, no te la acabas.

EA: ¿Por qué?

V: Pues, porque ellos dicen, porque ellos no están…

EA: Pero, por ejemplo, los dialectos del norte del país sí se aceptan en el medio, o los chilangos, como Cantinflas o Tintán…

V: Porque eran personajes, no eran en realidad el auténtico, la persona, era un personaje sacado de la vida real, un peladillo, por ejemplo, de la barriada, del Tepito de aquellos tiempos…

EA: Claro, pero me refiero a que esos tipos, esos modelos sí tienen legitimidad; sin embargo, los tipos costeños parecen agresivos…

V: Porque no tienen contacto. Nosotros estamos aislados, nosotros no conocíamos la civilización en sí hasta que ya tuvimos la súper carretera que tenenos, pero, yo me acuerdo, te lo digo y te confieso, que cuando mi madre salió de aquí, del pueblo, de Santo Domingo, se fue en un camión de redilas, montada arriba de unos sacos de arroz, de frijol, de chile, de jamaica. A mí me tocó viajar en esos, tenía unos cinco añitos cuando viajé con mi abuela para visitar a mi madre en el puerto [de Acapulco]. Duramos tres días para llegar, y llegamos con una cabezota llena de tierra, las pestañas… Cansadísimas. Yo me acuerdo. Entonces, no era la civilización. La civilización ya vino después. Ya, ahora, imagínate, con los medios… imagínate…

EA: Bueno, las comunicaciones eran lentas, sin embargo, el contacto con otras regiones del país fluía, había avioneta…

V: ¡Ah, no! Yo viajé en avioneta con Bode, El Güero, que se mató precisamente en la avioneta. Él venía a Ometepec, y de allí se daba un brinquito, porque mi mamá lo contrataba para que la llevara al pueblo. Mi mamá tuvo la dicha de estar casada con un norteamericano... era una morena muy preciosa… entonces, se enamoró este señor de ella y la traía, tiro por viaje, aquí, al pueblo. Y, bueno, nosotros conocimos la avioneta porque viajamos en ella. Entonces, sí había la comunicación, pero era cerrado el núcleo: cuando alguien tenía dinero, que era el que podía, el hacendado, el cacique, era los que sí se nutrían de esa civilización…

EA: Pero, tú regresas a tu pueblo, convives con tu gente, pero la gente tiene costumbres de hace cuarenta años; somos una cultura conservadora, con gran fuerza para mantener ciertos hábitos culturales. ¿Cómo se sintió Verónika, dejando de comer tortilla de mano y chipile para comer pan, jamón, por ejemplo?

V: ¿Por qué crees que estoy aquí? [Risas] Porque vengo a recordar mi… ahorita como de lo que sea; ayer comí, en Pinotepa, tamales de iguana. ¿Por qué? Porque solamente aquí lo puedo disfrutar, aquí es donde yo me nutro, y vengo a nutrirme de mi pueblo.

Aquí nací. Yo tuve la oportunidad de irme a vivir a Los Ángeles, ya a radicar allá, con contrato y todo, y… tenía yo el problema del idioma, porque yo no habló inglés, lo entiendo, hablo ciertas cosas, pero no… ¿por qué?, porque no me entró el inglés sencillamente. Entonces, no. Una de las cosas que no me gustó, que hasta a los mismos paisanos se vuelven fríos, tienen una cierta conducta que, es más, ni te tratan con amabilidad; si están trabajando en una tienda se comportan como si fueran estadunidenses y no mexicanos. Tienes más discriminación del paisano que ni de la misma gente de allá. Y yo eso lo sentí, lo sentí y me dolió mucho.

EA: Esas situaciones de discriminación, en el DF, ¿cómo son?

V: En el DF… Mira, te voy a decir cómo llegué yo al DF: Yo estaba acostumbrada a vestirme con hot pants, unas botas por acá o, simplemente, mis huarachitos, así… yo, ni zapatillas. Allá fue donde, ya, llegué a la casa de mi madrina, y fue donde ella me compró un abriguito para cubrirme. Pero el abriguito me llegaba por aquí, y mi hot pants por aquí, y yo, enseñando pierna. Entonces, todo mundo volteaba… ¡Hijo! ¡Cómo se le ocurre a esta mujercita andar así en la calle! Y yo veía cómo me veían. Híjole, ¿qué tengo?

EA: ¿Agradable?, ¿desagradable?

V: No, no agradable, de asombro…

EA: No, ¿cómo lo sentías tú?

V: A veces agresivo, por la forma morbosa en cómo me veían. Porque yo decía: ¿Por qué me ven así? O me decían barbaridad y media…

EA: Pero, a simple vista, ¿cómo sabías que te veían con morbo?

V: Bueno, la sensibilidad de la mujer es especial, sobre todo cuando estudias actuación. Cuando estudias actuación puedes interpretar, sin hablar, tus gestos, o tu tono; [según] el tono en que me hables ya sé lo que tú me estás diciendo, aunque no me lo digas, porque eso es lo que un actor aprende…

EA: El subtexto…

V: Y cuando te toca hacer un trabajo de mesa sobre tal obra, allí es donde tú vas a hacer análisis del texto…

EA: iba a preguntar desde hace rato: ¿qué cantante te gusta o te gustó o te ha gustado?

V: La que me inspiró para cantar tropical, Celia Cruz…

EA: ¡Azúca! Ella no dice azúcar, ni azucara, y se le oye bonito…

V: Pero era por su personalidad, por su temple, por su gran voz, eso fue lo que me llamó la atención…

EA: ¿Y hombres?

V: ¿Mexicanos? Ay, ay, ay. A mí no me llena el que canten fuerte, el que canten así, a mí me llena que impriman sentimiento, eso es lo que a mí me gusta, el sentimiento. Y que, aparte de sentimiento, tengan una voz agradable, que sean cuadraditos, que sean afinaditos…

EA: José José, por ejemplo…

V: Es el príncipe, es uno de los cantantes… es el príncipe… no hay…

EA: Y, ¿te gustan güeros o morenos?

V: ¿Hombres?

EA: Digo: hombres, o mujeres o lo que te guste…

V: Mira, a mí no me importa el color, me importan los sentimientos, me importa que el hombre sea cumplidor, responsable…

EA: Ajá. Tú lo ves, ¿y cómo sabes si ese hombre tiene bonitos sentimientos o no?

V: No, no, no. Eso es con el trato cotidiano, porque no a la primera voy a decir: ¡Ay! Me caso con él

EA: No, no me refiero a si te casas o no te casas, yo pregunto por el tipo de hombre que te gusta…

V: Me gusta… el prototipo de hombre que me gusta es que sea bien plantado, altos, me gustan altos, este, con personalidad, no guapos, no dije guapos, con personalidad, que sean agradables…

EA: En el medio, ¿cómo quién?

V: [Risas] No, no, no.

martes, 24 de enero de 2012

SÍ, LAS MORENAS PIDEN MÁS; TODO ES DEPENDE SEGÚN SE PIDA: VERóNIKA CON K

[primera de tres partes]

19 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA

Es Verónika con K. Una morena de buen ver y mejor escuchar, sobre todo cuando canta su versión de Angelitos negros. Ha pasado los cincuenta años, mas no llega a los sesenta. Verónika es una negra fina, refinada, cuya dicción incluso es muy cuidada, aunque al calor de la conversación, y entre risa y risa con este reportero, se le chispa uno que otro criollismo. Su figura también se ve siempre bien compuesta: Verónika es elegante, y hermosa, y los años no han lesionado su hermosura.

Verónica Hernández Ávila, su nombre real, es originaria de Santo Domingo Armenta, Oaxaca, en la zona donde colindan Guerrero y ese estado, aunque partió un poco antes de la adolescencia hacia Acapulco, donde comenzó su formación y su incursión en la interpretación de canciones y en la actuación, en las clases de estos géneros que se impartían en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

A principios de los años setenta, en la plaza de toros Caletilla, en compañía de y apadrinada por Irma Serrano y Marco Antonio Vázquez, Verónika con K comenzó su carrera como cantante de cumbias, baladas y boleros, entre otros géneros; con el tiempo, incursionaría también en la composición de canciones; recientemente ha escrito una obra de teatro.

Cada cierto tiempo, dice Verónika, viaja a la Costa Chica, a visitar y convivir con su gente, para encontrar calor y cariño, tranquilidad e inspiración y tirar hacia delante en una carrera muy exigente, pero tiene plena conciencia de que sus principales herramientas para tener éxito y permanencia en un medio tan competido han sido y son el tesón, la disciplina y la voluntad.

Entrevistada para El Faro, en medio del estruendo de gallos y gallinas de una casa de parientes suyos, luego de comer, esta creadora afromexicana de la Costa Chica platica sobre algunos estereotipos que pesan sobre la gente de piel oscura, como ella, sobre su negativa a hacer desnudos en el cine y en la televisión, aunque asegura que el actor debe estar dispuesto a todo; finalmente, habla de su papel como delegada sindical de la Asociación Nacional de Actores en el estado de Guerrero.

V: Te llamas como mi hijo, Eduardo.

EA: Dos hijos: un hombre y una mujer…

V: Y son artistas, los dos.

EA: Quiero pedirte que hablemos de Verónika, la persona, no tanto de lo que se presume…

V: ¡Ah!, okey, por supuesto.

EA: ¿Es cierto que las morenas piden más?

V: [Risas] Pues sí. [Risas]

EA: Eso es lo que se dice…

V: Porque si… así debe de ser. ¡¿Te imaginas?! [Risas] Todo se da de acuerdo a cómo lo pidas, ¿no?

EA: Porque cuando Verónika empieza a incursionar en el que llaman mundo artístico lo primero que venden de ella es su imagen: una morena exhuberante…

V: Sí.

EA: Y tengo en mente la portada de uno de sus primeros discos: una mujer joven, hermosa, media chirunda, recostada en el césped…

V: Ajá. Bueno, yo tengo 17 discos grabados. Grabé, en la más reciente compañía, que fue Flamingo Music, en Miami, con un argentino…

EA: ¿Ranchero?

V: No, no he grabado el ranchero, falta todavía. Grabé al principio de mi carrera una canción ranchera, con marichi, pero cuando yo entré a la compañía discográfica CBS me cambiaron a tropical, porque yo, gracias a dios, manejo varios estilos: balada, cumbia, bolero, también lo romántico, y lo que es la salsa, que es la síncopa.

EA: Pero, antes no había salsa, ¿no?

V: Bueno, la salsa es un nombre, porque en realidad se llama guaracha. La guaracha o el montuno, son montuno, eso nace en Cuba, y de los negros… hablando de negros… Ése es un ritmo afroantillano, afrocubano. Todo viene del sentimiento negro.

EA: Por eso preguntaba. Hay una idea en casi toda la gente de que la negras son eso, sólo un cuerpo. Por eso la referencia a esa canción que dice que las morenas piden más. Imagino que todo mundo pedimos más, ¿no?

V: Bueno, pedimos de acuerdo… no sé… lo puedes tomar del lado que tú quieras, pero si tú pides más es que en realidad lo vales. Si, por ejemplo, yo digo: Quiero esto, pero me voy a esforzar por tenerlo…

EA: Claro, pero yo me refiero a lo que tú estabas comenzando a decir, al estereotipo…

V: Al estereotipo de una negra, sensual, que es una negra sexy, que es una negra sensual… lo que se dice de los negros, ¿no?

EA: No importa que piense, la morena…

V: Exacto. Yo voy más a otra cosa, que es lo intelectual, la inteligencia… creo yo que la superación personal, eso es más importante, porque la belleza física tiene un tiempo, esa se termina, y en cambio los conocimientos y lo que hay dentro de un ser humano, eso prevalece hasta la muerte.

EA: Pero en el mundo del espectáculo no se aprecia eso…

V: [Risas]

EA: En el mundo del espectáculo se aprecia el bulto…

V: [Risas] Exactamente…

EA: Desgraciadamente, porque, a lo mejor, tú tienes talento, inteligencia, pero ellos dicen: Queremos que baile, queremos que…

V: Que baile y que enseñe el palmito…

EA: Y que te pongas esta ropa, ¿no? De pronto te visten hasta como africana, según.

V: Sí, es estereotipo, como dices, buscando más que nada vender. Buscan que el público se haga ilusiones, se entusiasme y diga: ¡Ayyy!, que llame el morbo para vender un disco, ¿no?

EA: Sí, eso vende, pero ¿cómo se siente la artista cuando tiene que hacerlo?

V: Es un complemento. Yo lo tomo así: lo que no hice nunca en mi carrera, ni lo voy a hacer, menos ahora que ya estoy grande, lo que no hice nunca fue quitarme la ropa, o sea…

EA: ¿Toda la vida has vivido con ropa?

V: [Risas] ¡¡¡Nooo!!! No, porque llega un momento en que te vas dormir y te duermes como quieres, ¿no? Pero, yo digo, para publicidad, para vender, en bikini, y así. A mí me llamaron muchos productores de cine para hacer una película que se llamaba Rarotonga. Yo no hice esa película porque me pedían un desnudo íntegro. Decía yo: ¿Sabes qué? No.

EA: A ver, allí yo ya no entiendo. Entre nosotros, hace treinta, cuarenta años, todo mundo andaba desnudo…

V: Y hace más…

EA: Se bañaban aquí los hombres, y al lado las mujeres…

V: Ajá, pero, te comento: cuando uno es creado en una sociedad… o sea, en mi núcleo familiar fui creada por una abuela, una abuela con unos cimientos morales muy… en verdad era tremenda. No se permitía, a mi madre nunca le gustó que andubiéramos enseñando nada. La verdad, eso fue. Mi madre, mis hermanos, y todo, mi familia, mi padre, me van a ver, allí, con la… con mis cositas al aire. Es que, decía: Algún día voy a tener hijos, no me va a gustar que me vean que

EA: En muchas casas se dormía todo mundo tirado en el petate, niños, niñas, y no había…

V: El morbo, no había morbo. Pero, bueno, yo ya crecí con esa idea, y nadie me la pudo quitar. Entonces, yo decía: ¿Cómo voy a estar allí? …mi pudor, mi pudor, pudo más mi pudor que otras cosas. Porque a mí me pagaban muy bien, me ofrecían una muy buena cantidad para que yo posara desnuda en las revistas de Playboy, inclusive, no tiene mucho, pero no. Yo dije no. Yo soy una artista que tiene talento, que voy a explotar lo que yo sé hacer.

EA: ¿Estarás de acuerdo conmigo que el desnudo no tiene necesariamente que ser pornográfico o morboso?

V: Artístico, ¿no? Yo recuerdo… regreso a lo mismo… no lo hice, no lo hice…

EA: ¿No te quedó el gusanito…

V: Hice una foto para mi egoteca, una foto desnuda, con una ropa que era transparente, así como una red, era un vestido de red, completamente desnuda, pero ésa era para mi egoteca. Y hice otra foto, con unas boas, unas plumas, completamente desnuda, con Maritza López, la que le hacía las fotos a la Trevi, y a mí me hizo fotos muy buenas, que eran para la compañía disquera, unos fotos verdaderamente hermosas. Saqué varias cosas interesantes, pero era para mi egoteca. Porque yo decía: Pues sí, digo, hay que enseñar, pero nada más yo voy a tener eso.

EA: La belleza es un don, que sirve para compartirse, ¿no?

V: Es un don que dios da… [Risas] Bueno, está bien lo que tú dices pero en mí no funciona. Yo admiro a todas mis compañeras que han tenido el valor y la delicadeza de exhibirse tal cual porque dicen: Me hace falta un dinerito. Y en verdad les hace falta dinero… Entonces, artísticamente hablando, yo digo…

EA: Tú eres artista, pero te dicen: Para el papel, tienes que hacer X…

V: A mí me han pedido que fume, y fumo, yo no sé fumar. Toma… yo, me tomo una copita, pero así que me ponga las guarapetas… finalmente, haces un personaje. Me dicen: Quiero una anciana de noventa años, la hago, no me inhibe que yo me ponga una peluca de viejita, que yo me ponga una joroba, lo hago porque es mi trabajo, ¿no? Ahora, nunca se llegó que me ofrecieran, realmente, un personaje donde fuera la protagonista y que en realidad tuviera justificación el desnudo; si no hay justificación, no lo haces, pero un actor está dispuesto a todo con tal de…

EA: ¿Verónika es materialista?

V: No, no. Materialista… yo sé que tenemos que comer todos, y si dios me da la oportunidad de ganarme un buen billete, me lo gano a gusto con mi trabajo y lo comparto con mi familia, lo disfruto, pero yo no soy apegada a lo material.

EA: Sí, sé, también, que has organizado homenajes para compañeros tuyos…

V: Sí, he hecho varios homenajes en la ciudad de México, a Linda Vera, para Jorge Manuel Hernández, para América Martín, para grandes personajes del medio…

EA: En algunos casos tú haces una aportación económico en esos actos, como en Acapulco…

V: Eso fue para reunir una cierta cantidad para mis compañeros artistas, y ofrecerles una seguridad social, como es: medicamentos.

EA: Eras delegada de la Asociación Nacional de Actores (Anda)…

V: Como delegada estatal de la Anda, que, afortunadamente, ya renuncié. Llegué, [y estaba] en una situación deplorable esa delegación, totalmente sin fondos, nada, todo caído, la Anda no tenía presencia, tuve que luchar contra eso y buscar fuentes de trabajo, a hacer que la Anda se respetara. La Anda es un sindicato para beneficiar a los artistas, porque nosotros no tenemos, de parte de la empresa, ninguna seguridad, somos eventuales en el trabajo, es como ustedes, se puede decir. Con esa idea, Jorge Negrete, fundó la Anda; inclusive, él donó su casa…

EA: ¿Reditúa, eso?, ¿vale la pena?, ¿la gente reconoce y aprecia ese esfuerzo? ¿Qué ganas?

V: Claro. Yo gano la satisfacción de servir, el servicio, el reconocimiento, si es que me lo dan; y si no me lo dan, también. En este caso hubo, de ciertas personas, de algunas no, porque, pues, estaba yo lesionando sus intereses, porque no dejaba yo que hicieran algunas cosas que no deben de ser en ese sindicato. Siempre hay problemas, siempre te creas enemigos gratuitos, y, bueno, yo hice mi trabajo hasta donde pude rescatar fuentes de trabajo, como era en las ferias, que estaban perdidas. También, darle trabajo a mis compañeros, como fue abrir al Mayan Palace, que ya no contrataba artistas de la Anda, contrataba artistas libres; logré que esa empresa contratara por temporadas, como la que va de diciembre a marzo, ballets de la Anda. Entonces, para nosotros fue un gran logro.

Rescatar las ferias, como la de Iguala, Chilpancingo, Taxco y Coyuca de Benítez, y la misma plaza del centro de convenciones, de la feria, que era una feria en la que a la Anda nomás le daban una limosna de tres mil pesos, y yo hablé con la persona encargada, un licenciado que me dijo: No, es que aquí no estamos acostumbrados a cotizar a ningún artista. No, le digo, soy la delegada y vengo a hablar con usted. Iba bien asesorada; logramos, el primer año, 16 mil pesos que nos dio la feria [del centro de convenciones]. De tres mil pesos a 16 [mil], nos fue más o menos. Y cuando termino mi gestión la dejé en 30 mil pesos. Yo creo que en tres años hicimos bastante. Rescatar, también, un terreno que le donaron a la Anda, un terreno que no estaba regularizado y que estaba a punto de perderse. Yo estoy satisfecha de esos logros.