jueves, 7 de abril de 2011

Mujeres: dejar de ser la preciosa y vil mercancía, la utopía


Entrevista realizada con Irma Aguirre Pérez por Eduardo Añorve

La Maestra Irma Aguirre Pérez, de la organización Gener@ndo Equidad y Libertad en Colectivo, A. C., imparte en Cuajinicuilapa el Taller de sensibilización en equidad e igualdad de género para autoridades municipales y servidores públicos del gobierno municipal, además de uno similar a mujeres de organizaciones de este municipio, durante los pasados días miércoles y jueves 30 y 31 de marzo de 2011. Aprovechando esta circunstancia, El Faro de la Costa Chica aprovechó para platicar con esta militante de los derechos de género, feminista, estudiosa y académica, quien habla de su trabajo y sus preocupaciones sociales, relacionadas con la defensa de los derechos humanos de la mujeres, y de su compromiso con ellos, de manera inteligente y lúcida.

Una vez terminado el desayuno de la Mtra. Irma, y suspendido el de este reportero, iniciamos esta conversación, con un comentario provocador, toda vez que organizaciones feministas y de mujeres en el estado de Guerrero la propusieron como titular de la Secretaría de la Mujer, aspiración que fue atajada con rapidez dado el grado de parentesco entre ella y el gobernador del estado: son primos. Ese hecho no le hace mella pero le recuerda que un sistema patriarcal e hipócrita como el nuestro pesan más las apariencias que las sustancias, es decir, importa más que ella sea pariente del gobernador, y se ofrezca un flanco a sus enemigos políticos, que la capacidad y el talento, que ella posee, las cuales debieran ser las cualidades para aspirar a formar parte de este y de cualquier gobierno. En esta versión que se sube a la red se añaden un par de párrafos que se omitieron en la publicación original.

-Mejor te propongo a Cultura [bromea este reportero, haciendo caso al rumor que asegura que el Instituto Guerrerense dela Cultura va convertirse en secretaría], ¿no?, ¿no te parece?, ¿no te gustaría irte a cultura?

-Ja-ja-ja. No. ¿Qué? ¡Olvídalo! ¿No estás viendo que se están matando? En cultura se están matando. En todos lados está cabrón, Eduardo.

-Irma Aguirre Pérez, ¿qué haces por acá?

-[Gesto de la entrevistada: manos abiertas, mueca de “¿qué-nostás-viendo?” o “¿qué-te-puedo-decir?”]

-No entiendo. ¿Me explicas? Aparte de desayunar, claro.

-El taller. ¿Qué hacemos? ¿La versión institucional o la versión personal? ¿Las dos?

-Te voy a preguntar de todo porque, finalmente, aunque hay una cuestión institucional tiene que salir qué implica trabajar en una sociedad tradicionalista, machista…

-Vamos a empezar por la parte técnica: El Instituto Nacional de las Mujeres tiene un programa que es de fondos etiquetados sólo para talleres. Lo que se llama proceso de formación y sensibilización a los gobiernos municipales y a actores locales.

-Muy dirigido…

-Muy dirigido. No sólo dirigido sino, además, etiquetado el recurso. Entonces, este fondo se llama Fondo de Desarrollo para las Instancias Municipales de la Mujer. Las instancias municipales de la mujer son muy… es el nombre técnico, pero es lo que llamamos como Dirección de la Mujer, Casa de la Mujer, que están a nivel municipal. Estas instancias municipales de las mujeres son muy recientes en el estado de Guerrero; en otros estados ya llevan otro proceso. El objetivo y la función de estos espacios, desde el gobierno municipal, es impulsar todo lo que tenga que ver con equidad e igualdad entre los géneros. Desafortunadamente, estas instancias municipales, no sólo para el caso de Guerrero sino en general, se crearon pero se volvieron como una oficina más sin tener una vida institucional, con cursos, con una agenda desde la dirección.

-¿Se incluye al Dif en estas instancias?

-No, el Dif se reconoce como una política pública aparte. Las instancias municipales de la mujer, entre sus principales objetivos están impulsar políticas públicas con equidad de género desde lo local, desde lo municipal, donde las mujeres sean vistas como sujetas de derecho, no sólo como madres, no sólo como esposas sino, primero, como ciudadanas.

-Los gobiernos municipales, ¿pueden optar por implementar estos talleres o son obligatorios para ellos?

-Hay un principio de obligatoriedad, pero, desafortunadamente no en todos los municipios se cuenta con la voluntad política, porque para llevar adelante esta instancias tiene que haber voluntad política. Las instancias municipales se forman, se crean por acuerdo de cabildo. Entonces, aquí sí que aplica el término tal cual, el cabildeo, para que se armen, para que se abran esos espacios. En el estado de Guerrero, de los 81 municipios, se lograron abrir 60 instancias de la mujer, o sea, hay pendientes 21 municipios que no han abierto, por acuerdo de cabildo, ni por desacuerdo o por acuerdo de cabildo, esa instancia municipal.

-¿De qué municipios hablamos?

-En la Costa Chica, de Igualapa, Copala, Tlacoachistlahuaca, Ayutla, Juchitán y Azoyú, cuando menos. También algunos municipios de la Montaña, por ejemplo, donde tampoco hay dirección de la mujer.

-Aparte de Cuajinicuilapa, ¿en qué otros municipios de la Costa Chica han impartido estos talleres o similares?

-Hemos tenido oportunidad de trabajar con San Luis Acatlán, con Ometepec y ahora Cuajinicuilapa, con este fondo. Además, tengo la oportunidad de acompañar procesos de organización civiles porque, como tú sabes, yo vengo de todo lo que es: mujeres organizadas, ONG [organizaciones no gubernamentales, las cuales procuran la defensa de los derechos humanos generalmente]. Soy lo que coloquialmente se llama onegenera. Desde ONG, apoyando a otras ONGs de mujeres, porque nosotras le apostamos a que, además de toda la voluntad política y la responsabilidad, más que nada, de los gobiernos municipales está el generar la ciudadanía para las mujeres, desde la sociedad civil organizada. Para nosotros, eso es básico, ¿no?

-Claro. ¿Por qué elegir la Costa Chica?

-Bueno, ahí sí son los motivos personales, ¿no? Porque soy de acá y, obviamente, tengo un interés personal e ideológico, subjetivo, pues, de que de verdad las cosas sí puedan cambiar, de que la vida de las mujeres sí sea una vida donde se respeten sus derechos y, aunque hay los mitos de que acá las mujeres somos muy bravas, de que somos muy mandonas, y que somos bien chingonas y esto, pero, en general, el sistema patriarcal es el que domina. O sea, una mujer mandona, fuerte, es una mujer transgresora, no es… aunque sea la media, no se ve como el tipo a seguir, se ve como “lo que no debe ser”, sigue siendo “lo que no debe ser”. Por un lado, y por el otro: con mucho gusto lo digo, porque tengo toda la voluntad, es que, fíjate que a nuestra región nadie le quiere entrar, Eduardo. Venir a trabajar en la Costa Chica es una cosa muy pesada porque… a mí me ayuda mucho el haber nacido acá, el haber crecido acá, y que sé las formas, ¿no?

Pero, a la gente que viene de fuera le cuesta mucho trabajo insertarse; no puede entender muchos códigos, no sólo sociales sino culturales, y códigos de machismo, como decimos. Y a algunas gentes, además, les puede parecer incómodo, etcétera, todo lo que ya sabemos. Entonces, son varias razones por las que estoy aquí hoy y… pocas consultoras se animan a venir y, además, ahora con todo lo que está pasando… Que, ya sabes: Que Guerrero es uno de los estados más peligrosos, menos la gente quiere animarse a venir a trabajar acá.

-Podemos distinguir dos subculturas en esta zona: la de marcados rasgos africanizados y la de los indígenas. En el tema de género, ¿cómo es?

-Mira, de nuevo, allí ha habido muchas creencias, muchos estereotipos, muchos prejuicios, y la verdad es que… ahora sí que… decimos: el sistema patriarcal es casi el mismo, pero sí tiene sellos culturales, ¿no? Por ejemplo, una gran diferencia que yo observo entre la región indígena y la región afromexicana, de aquí, de la Costa Chica, es el tema de la lengua. Las mujeres, en la región indígena no tienen acceso a la educación pero… tiene que ver no sólo con la educación sino [con el derecho] a la palabra, pero es a la palabra en español. O sea: hablar es poder. Y hablar en español es doble poder. Y hablar con el mestizo es triple poder. En la región, las mujeres de acá, de Cuaji, las afromexicanas, son mujeres que han crecido ya sin esa barrera del lenguaje. Entonces, son mujeres que hablan español y es una barrera menos, que les genera más posibilidades de colocarse de manera más igualitaria dentro del sistema. Por ejemplo, si aquí las mujeres van con el ministerio público, porque tiene algún problema de violencia, o van a la clínica, pueden exigir y pueden pelear y pueden exigir sus derechos. Una mujer indígena no. Tiene que llevar no sólo una traductora sino una intérprete, porque no es lo mismo: tiene que ir traducida e interpretada para que la reciban en el hospital de Ometepec, para que la atiendan en el MP de la comunidad o el juez de paz o el síndico, que juega mucho esos papeles de resolución de conflictos. Esas son condiciones estructurales.

Ahora, otras condiciones tienen que ver con la historia, Eduardo. Nuestros orígenes; o sea: ¿quiénes somos?, ¿cómo nos hemos conformado históricamente, en términos poblacionales, que dieron un resultado en una ecuación cultural? Yo sí creo que no podemos olvidar que la población afrodescendiente, llegada o asentada en México, tiene un pasado esclavo. Eso es lo que no podemos nunca olvidar. O sea: la población afromexicana… fueron esclavos. Y eso marcó el cuerpo de las mujeres, el cuerpo de los hombres. Y cuando hablamos del cuerpo hablamos de sexualidad, hablamos de que los esclavos no eran dueños de ese cuerpo. El cuerpo era una herramienta de trabajo para el patrón y eso hizo que las mujeres y los hombres tuvieran otra manera, no sólo de conducirse desde el cuerpo, sino, además, dentro el sistema social.

Otro factor que para mí es fundamental cuando habla uno de estos… comparativos que… no deberían de ser, pero, bueno, estamos haciendo un ejercicio, superficial… es la religión. La religión sí te marca. Entonces, yo sí creo que la relación de la población de origen africano con lo que se consideraría el panteón [que se traduciría, en este contexto, en su definición original: todo está lleno de dioses, es decir, panteísmo] es distinta, es una relación más directa con el dios, es… pasa por el cuerpo, otra vez, esa relación. Que: Yo entro en trance porque estoy comunicándome ya, a través de mi cuerpo, con el que es mi dios. Mientras que en el catolicismo, que marcó o marca todavía España y el propio México, es otro asunto, ¿no? Y la propia religión indígena… también es más solemne, es lo que quiero decir. El catolicismo no sólo es solemne sino, además, es jerárquico y todo esto, ¿no? Lo indígena también tiene jerarquías dentro de la religión, pero es más colectivo, es más… creo que pesa un poco más la idea de lo sagrado, mientras que para la población afromexicana, creo que lo sagrado es lo que somos todos, que también es colectivo, pero sí pasa por una relación casi directa…

-Inmediata.

-…inmediata, exactamente. Y eso, históricamente te marca en tus prácticas culturales y, yo insisto, pasa por el cuerpo, pasa por la sexualidad.

-Regresando al tema de la violencia de género, en esta Costa Chica nuestra se estila todavía la venta de adolescentes, de niñas…

-Es vergonzoso, es vergonzoso que hoy siga ocurriendo, a estas alturas, que las mujeres sigan siendo… voy a usar el título de un artículo de una antropóloga… preciosa y vil mercancía, ¿no? Pero, hay que verlo en su dimensión, también. O sea: es condenable, es un delito, para empezar, que siga sucediendo… Dicen: No, sucede en Guerrero, en la Montaña. Sí es cierto, sucede en la Montaña, en Guerrero, pero… yo he tenido la oportunidad de estar en otras regiones indígenas trabajando… y sucede en Zongolica, y sucede en Santa Marta, en Veracruz, y sucede en Oaxaca, pero también sucede en Europa del Este, y también sucede con toda la trata de personas, que incluye niños, niñas y mujeres, principalmente. Y ahora migrantes. Claro que cuando a las mujeres las venden para casarse sí tiene un sello de género, pero, también, la trata de personas, por ejemplo de Europa del Este, también tiene un sello de género: son mujeres vendidas para el comercio sexual.

Sí creo que es una práctica que sustenta el patriarcado, en términos de que, por un lado, las mujeres no son vistas como personas ni como sujetos de derecho sino como un objeto: preciosa y vil mercancía, pero objeto, pero mercancía al fin de cuentas. Y responde a un pensamiento simbólico bastante arcaico como que una mujer virgen es pura, que una mujer antes de reglar asegurará una buena fertilidad. Responde desde ese constructo [construcción teórica, que obedece a un interés] simbólico, a mi gusto, arcaico, hasta las relaciones de poder. O sea, es más fácil comprar una mujer que va a ser mi esclava… otra vez volvemos a la esclavitud… que una mujer, que relacionarme en igualdad con una mujer que es y tengo que ver como mi igual. Pasa por las relaciones de poder, no sólo de género sino de clase y, además, de… dicen las especialistas… de raza. A mí no me gusta mucho el término, pero sí pasa porque, ¿a quiénes se venden? No se vende a las mujeres blancas de clase alta de este país. A ésas las circulan de otra manera, pero, son las mujeres indígenas o son las mujeres pobres las de menor desventaja social y económica a las que se circula, a las que se vende, a las que no saben de sus derechos, a las que no van a tener acceso a un recurso jurídico para que las defienda.

-Sin embargo, sí se podría hacer una distinción. Por ejemplo, tú mencionabas… entre quienes se venden para casarse…

-…para casarlas.

-…con las que se circulan para la prostitución. ¿Se podría hablar de una diferencia allí?

-Absolutamente. En principio, las que son para el casamiento, no es algo elegido, ni remotamente. El argumento es: Es que era…¿cómo dicen? Es que son nuestras costumbres. Tristemente. Y aquí sí lo voy a decir, no voy a decir quién, pero por acá, por la Costa Chica, una mujer indígena me dijo: Es que es una ofrenda, Irma, no es que sea una venta

-Se justifica…

-No, podemos ponerle nombres bien bonitos, pero lo que está en el fondo es: violación de derechos, e ilegalidad, ¿no? No es una ofrenda eso. Así es: dan a la mujer para que un hombre la tenga, ni siquiera para que case, no hay elección. En el caso de la trata de personas, la redes de explotación sexual tampoco eligen [las mujeres], muchas mujeres son prácticamente robadas de sus comunidades o de sus espacios, o viven en situaciones económicas muy opresoras. Yo siempre pongo el caso, y me voy a Europa del Esta, porque creeríamos que no tiene nada que ver con México, que no tiene nada que ver con las mujeres indígenas, pero, las mujeres de Europa del Este salen a la carretera a ofrecerse, que alguien las levante y se las lleve porque el cuerpo, en las zonas de alta pobreza, se vuelve tu único medio para salir de esa opresión y de esa pobreza.

-Y eso pasa en todo el mundo…

-Y eso pasa en todo el mundo. Así es. Hay un documental que seguro conoces, o si no, te lo recomiendo, y se llama Las flores del burdel, que es de India, de cómo se las llevan a Calcuta, creo, o a Nueva Delhi, no me acuerdo, a los centros de prostitución ¡y son niñas! ¡Y las tienen como esclavas!

-Antes hablabas que eres una onegenera, pero, acá, en México muchas organizaciones no gubernamentales justifican esta situación, la ven de modo superficial, la banalizan, y aluden a “nuestras tradiciones”, a “nuestro pasado”; tú misma hablabas de esa idea de “ofrenda”. Y esas organizaciones muchas veces obtienen recursos de instituciones del Estado, de instituciones de otros países, de organizaciones internacionales que, también, se supondría, están en esta defensa de los derechos humanos. ¿Qué pasa allí?

-Mira, pasa que es que hay un desconocimiento, por eso nosotras decimos que hay que trabajar con el enfoque de género. Nosotras somos oenegeneras feministas que, además, trabajamos con la teoría de género, porque no es lo mismo ser teórica de género y decir: Yo no soy feminista. ¿Cuál es la diferencia? Manejo el género, pero sólo de manera objetiva, científica y, si cambian o no cambian las cosas, pues, bueno, se lo dejamos a diosito santo. Nosotras, las feministas, sí queremos, de manera personal, cambiar, sí queremos incidir en el sistema, sí queremos que las mujeres tengamos otro lugar y seamos tratadas de manera distinta, ¿no? Las ONG por ser ONG no tienen el enfoque de género, que quiere decir: mirar esas problemáticas, donde puedas develar la discriminación o la opresión o la subordinación de las mujeres. Nosotras sí trabajamos con enfoque de género…

-Perdón, Irma, pero, ¿no será que es cómodo?

-…además. Es muy cómodo. De hecho, te lo cuento… me voy a oír fémina si no, pero… la verdad es que la mayoría de hombres son los que tienen esta resistencia a… ¡También mujeres! …pero tienen mucha resistencia a mirar estas problemáticas así. ¿Por qué? Porque se pierden privilegios, se equilibran las relaciones de poder. Lo que está de fondo en las relaciones de género son relaciones de poder. Entonces, cuando te dicen: Es que somos complementarios, es mentira. No hay complementariedad entre el hombre y la mujer en términos sociales. O sea: trabajamos más, ganamos menos, no decidimos, no estamos representadas suficientemente en los espacios de la toma de decisiones, hacemos el trabajo doméstico, la mayoría de las mujeres, todavía… ¿Cuál complementariedad? De manera simbólica, quesque, pero la complementariedad sería en equidad, realmente.

-Entre nosotros se da la práctica del rapto, del hurto, de la huida. El noventa por ciento de los matrimonios que ocurrieron en este municipio en el año pasado involucran a mujeres menores de edad.

-Yo, ayer, preguntaba en el taller [con funcionarios y autoridades] si todavía se daba lo del rapto, y me decían: No, ellas ya se van por su propia voluntad. Yo decía: Qué bueno, ¿no? No les causó gracia mi afirmación, porque yo decía, del rapto… que el rapto se daba a veces con mujeres que no conocían a su raptor, de verdad las sustraían de sus caminos y las llevaban y las tenían... Bueno, era violaciones legitimadas socialmente… y yo decía: Bueno, por lo menos ahora ya eligen. Dentro de ese contexto, ¿no?

Hay que revisar a qué edad se han casado, acá, históricamente las mujeres. En general, las mujeres se casaban muy jóvenes, y se siguen casando jóvenes. Lo que han cambiado son los parámetros en términos de educación, que ahora decimos: Es que queremos que nuestras hijas y nuestros hijos se casen después de que tengan una carrera, si hay posibilidad, una maestría… Entonces, el rango de casamiento ha crecido, pero tenemos, también, un problema: el problema es que la iniciación sexual es una cosa y el matrimonio es otra. Nuestra sociedad sigue exigiendo que la iniciación sexual de las mujeres y de los hombres sea bajo el matrimonio. Entonces, en estas lógicas, prácticamente son matrimonios obligados porque ya hubo una iniciación sexual. Como sociedad tendremos que empezar a dividir [entre iniciación sexual y matrimonio] y a educar de una manera libre y responsable e informada la iniciación sexual de mujeres y hombres.

-¿Cómo se educan estas cosas, Irma?

-¡No! Es picar piedra. Hay mucha resistencia al cambio, en general, a la sexualidad, pero es una paradoja, Eduardo, porque, por un lado está todo el tema de la represión sexual de las niñas, de las mujeres: no quieren que haya iniciación sexual cuando [saben que] va a suceder; pero el problema es que creen que si no le hablan de eso ya no va a suceder. El punto es que sucede y no le hablaron de eso. Falta mucha educación sexual, desde los padres, y también en los hijos. Tenemos que educar sexualmente, es decir, hablar de que tenemos un cuerpo, hablar de lo que siente el cuerpo para poder manejar lo que siente el cuerpo y, sobre todo, para poder auto-cuidar ese cuerpo, mujeres y hombres.

Ámerica Latina es uno de los continentes con mayor índice de VIH sida en jóvenes. Este fenómeno, que sucede aquí, lo pienso para Estados Unidos. Nosotros creeríamos que los gringos ya están en otro nivel: el embarazo adolescente entre los gringos es altísimo, es altísimo, nada más que allá, como no pesa tanto la institución del matrimonio, no se casan. ¿Por qué? Porque la derecha gringa también es superpesada y ellos… daban cifras, no sé de cuántos millones se invirtieron en políticas de educación sexual y, ¿sabes qué eran esas políticas de educación sexual, con Clinton?

-No uses el condón…

-Así, es, está prohibido usar condón. Los anillos de pureza que eran: No tengas relaciones, la abstención total, el famoso Sólo di no, con tu anillo de pureza. No podemos, en pleno siglo veintiuno… tenemos una red virtual [Internet] donde puedes encontrar desde las mejores hasta las peores imágenes, desde un niño hasta un adulto mayor. O sea, es paradójico: no puedes tener este desencuentro, ¿no? No podemos seguir con prácticas que responden a, casi-casi, el siglo del oscurantismo en términos de sexualidad, y una tecnología preparada y montada para, precisamente, el ejercicio de una sexualidad de manera, incluso, desinformada y, dice Foucautl, genitalizada; o sea, lo que ves en la red sólo es objetos, mujeres y hombres teniendo sexo, así tal cual. Y, genitalizados. Es decir: no hay personas, ahí no hay personas…

-No hay sentimientos…

-…no hay nada, nada. Es peor, porque así es como se están educando las nuevas generaciones; en sus casas no les hablan de educación sexual porque creen que es la mejor manera de evitarlo.

-Voy a hacer la última pregunta, porque van a dar las diez y tienes que estar en el taller. Yo tengo una idea muy elemental: supongo que si uno procura que, a secas, se consigue que los derechos humanos se respeten, en general, ¿es suficiente para no dar luchas particulares, como el caso del género, de la etnicidad, etc., y que a veces nos impiden la solidaridad?

-Sí, así es. Si todos partiéramos del respeto y, sobre todo, garantizar el ejercicio de los derechos de los seres humanos, mujeres y hombres… de hecho, los derechos humanos no tienen distinción de raza, de color, de edad, de género, de generación. Si partiéramos de ese cumplimiento no habría tal separación. Lo que sí, es que este sistema es muy perverso, ¿eh? Nos ponen a competir a las mujeres con los indígenas. Me ha tocado ver en gobiernos municipales: ¿Qué quieren? Sólo hay una dirección: ¿quieren asuntos de los indígenas o asuntos de las mujeres? ¡Los dos! ¿No? Es muy perverso. Entonces, hay que encuadrar este discurso de los derechos humanos en contextos y coyunturas políticas muy específicas. Puede volverse perverso este… Por ejemplo, poníamos el caso de Eufrosina, ¿no?, la de Oaxaca, que se está volviendo un emblema de cómo las mujeres no acceden al poder en las comunidades y cómo los usos y costumbres le niegan a las mujeres la toma de decisiones. Pues, es muy fuerte porque, resulta que todas las organizaciones de mujeres de Oaxaca, que toda la vida han trabajado… no reconocen como un símbolo a Eufrosina. Ni la conocían, nunca ha estado con la lucha de las mujeres. No sólo eso: ¿qué está detrás? Gobierno panista. A ella la impulsa el PAN y, entonces, como es un partido político que gobierna a nivel federal, se ha vuelto como una bandera del partido como pa decir: Miren, estos indígenas no entienden, y, además, es como legitimar a una panista y, a su vez, una panista indígena que legitima su partido, ¿no? Por ejemplo, eso allí fue un manejo perverso… De que sí se le negó, se le negó, el acceso, no hay vuelta de hoja. Pero, entonces, si pudiéramos conocer, pero, sobre todo hacer valer los derechos humanos… cuando sea eso ya no habrá necesidad de que haya direcciones de las mujeres, ya no habrá necesidad de que vengamos a dar talleres de sensibilización.

¿Qué quiero decir con esto? Que se nos respete y se nos trate de una manera igualitaria, indistintamente del sexo con que hayamos nacido, la clase en que hayamos nacido, el color con que hayamos nacido… que sea indistinto. Pero, todavía, parece que eso sigue siendo la utopía, ¿no? Ésa tendría que ser la realidad de las personas, que no tuviéramos que estar distinguiendo.

-Y, aparte de impartir talleres, ¿qué otra cosas se pueden y se deben hacer?

-Son varios niveles, Eduardo. Son estos talleres de sensibilización, a nivel municipal, pero, como feministas, sí estamos interesadas en incidir, en colocar agendas a nivel nacional, estatal… Necesitamos más mujeres que tengan compromiso con las mujeres en la toma de decisiones, donde se deciden los dineros, los presupuestos. El que haya un fondo como éste, es resultado de mujeres feministas, que dijeron: Esta lana se va a los municipios y no la pueden usar pa otra cosa más que para esto, y tienen que ir y se tienen que sentar [los funcionarios y autoridades municipales] a saber por qué este rollo de las mujeres. Son varios niveles en los que estamos trabajando. Soy parte de un colectivo que formamos en Guerrero hace ocho meses; el objetivo es que sea un colectivo de larga vida, que se dé a la tarea de incidir, desde distintas trincheras, desde distintos ámbitos y desde distintos niveles. Nos autodenominamos Grupo plural por la equidad de género y el adelanto de las mujeres en el estado de Guerrero. Además de los talleres, seminarios, que cada una da… son procesos de sensibilización esos… creemos que, a estas alturas, se necesitan procesos políticos, es decir, de incidencia, de que estemos allí, en la toma de decisiones. Punto y se acabó, porque si no esto no va a avanzar.

-Aunque, con la maldición de que el poder es un hijo de la chingada, pero… Una última pregunta: muchos talleres, seminarios, la defensa por los derechos de las mujeres, está bien, ¿no?, pero, supongo que se satura tu agenda y mi pregunta es: ¿a qué horas coges?

-[Risas] No, ya no cojo, ya no cojo, güey. Todo sea por el movimiento… Pero, también, estoy dispuesta a prostituirme ya por el movimiento, ¿eh?