miércoles, 6 de septiembre de 2023

DOÑA BERTA CALLEJA

DOÑA BERTA CALLEJA
[Digan que Calleja fue]


Cuando era joven siempre creí que lo mejor que tenía doña Berta era ser tía de Norma Jean —esa hermosa rubia coqueta, de cabellos rizados y andar de cuijleña que se dirige a fiesta para lucir su mejor gala, que es ella misma. Con la premonición del tiempo y de la muerte, la inteligencia se afina y sus criterios depura: así me enteré —porque lo había visto y no lo conocía— que tía Berta era coplera, juglar o trovadora.

Berta Calleja Hernández. De aquí de Cuaji... Yo no soy de aquí, legítima de Cuaji, nací en Santo Domingo, me bauticé en Santo Domingo; ya, me vine como de cuatro años, así que hago de cuenta que ya soy de Cuaji; toda la gente me pregunta y digo que soy de Cuaji. [Le da vueltas a su puro mientras chupa y los totoles magnifican su escándalo.] Porque me gustan... No... de mi atolento —talento— no... yo ponía atención cuando los echaban y aprendí; porque había personas mayores más que yo... entonces venían y yo les disparaba cualquier cosita...  

—¿No quiere’ un traguito? Pero me vaj a decí’ unoj verso’...

Y los anotaba, unos que otros. Y de mi mamá también, como mi mamá era de Santo Domingo y toda esa gente de Santo Domingo son verseras... Así es que mi mamá, meciendo a su hijo y cantando, diciendo versos, y yo le ponía atención... y fui aprendiendo. Los anoté, pero los he perdido. 

Y grita: !Ayayayay¡

Si preguntan quién gritó,
no le nieguen la verdá’;
digan que Calleja fue
y tempranito se va.
Si la quieren conoce’
no va largo, allí no má’.


Grito de batalla y declaración de guerra, o provocación para los diestros y llamada de atención para los legos, o remedo de una copla, acoplada a la circunstancia personal a modo de presentación.


Una señora, ayer tarde
chirimollaj me vendió;
ella se quejó al alcalde
y yo mi queja le di.
La que no me pueda ver
que se separe de aquí.


Es curioso el uso de la rima en esta copla: son rimas asonantes, en que coinciden las vocales y no las consonantes de las dos sílabas últimas de los versos 1-3 y la última vocal en las líneas 4-6. Normalmente la rima se da en los versos 1-3-5 o 2-4-6, sea una sola serie o alternándose las dos; en este caso son dos rimas distintas que no se alternan sino que se oponen: se esperaría que, como consecuencia de tarde(1) y alcalde(3), el quinto verso terminara con vocales a, e; o, para dar sentido fónico a di(4) y aquí(2), el verso 2 tuviera i como final. Esto provoca un brusco movimiento de transición al pasar del verso 3 al 4, como parte de la agresión que se pretende hacia una rival presente —la que no me pueda ver— y a la que se quiere retar o alejar del pozo de agua, del arroyo donde se lava o del molino —en todo caso, de donde sea el lugar de reunión habitual de las mujeres.

Soy Calleja, y no lo niego,
lo digo con vanidá’,
que cuando otra cuelga el pico
a Berta risa le da.

Soy Calleja, y no lo niego,
mi semblante lo dirá;
que se dé gujto quien quiera,
que Berta paga y se va.


Y de seguro hasta tú, lector, quieres contestarle. Ánimo.


 

¡Ay, Dios mío! ¡Hombre!... Yo con Beto, el putón, que ya murió... nos juntábamos, y con ése me gustaba porque nos decíamos ambos. En las fiestas nos sacaban video; él, de aquel lado y yo, de este lado, y me decía:

Yo le pregunté a Cupido
que ‘onde ‘bía mujer honrada;
y me rejpondió afligido
qu’en en el mundo no había nada:
pa’ puta’ toda’ son puta’,
mayormente laj casada’.


Cómo no van a ser putas... no ves que ahí lo tienen.

Seguramente no se refiere a que tienen al marido a la mano. Y el concepto de putería no como culpa, sino como festejo del cuerpo. Doña Berta responde al reto que le lanzan:

Cupido me dijo a mí
que anduviera langoreando
con solteritoj y viudoj;
con casadoj, ni a fandango.

Cupido me dio un cuaderno
para que yo lo ejtudiara.
Yo no quiero ser querida
ni tampoco dejpreciada:
si hemo’ de ser, por igual,
y si no, que no haya nada.


Y se seguían, ya picaditos por la pasión del trago, para complacer a los oyentes y darle un ambiente tradicional a la fiesta... hasta llegar a lo esencial, a la pulla para restar méritos al otro, desnudarlo, despojarlo de su verbo y de su verdad, instigándolo a decir verdad:

Bonito Santo Domingo
por el quince de febrero.
Ahora quiero que me diga’
quién te la metió primero.


"Cuidado, que la boca es arma", dice Bucho el sannicolareño. Antes de esta verseada le había tocado a doña Berta ser portadora del presente que se entrega a la familia de la novia como pago simbólico de la honra robada, de la novia huida, del casamiento del monte, y recitar las coplas de quien pide y, además, de quien recibe, en la ceremonia del perdón. Y luego, la fiesta en grande. Hay coplas de gran maestría poética en su custodia:

Yo por dentro, y tú por fuera;
y llorando me decíaj:
!Ah, mal haya, se pudiera!

 

Ahorro verbal, y versero. En tres líneas se dice todo: la situación de los amantes separados por la pared o la puerta, y la apariencia guardada; el anhelo de él y el recato de ella; la pasión estancada que, en fin, se desborda en llanto, o en simulación de llanto para ablandamiento de su recato; y el mal haya que prueba lo fingido del llanto, pues denota frustración con tenida y no emoción desatada —sobre todo porque lo menos verdadero que hacen los hombres es llorar ante una mujer—; por ello, el se pudiera es deseo racional de una pasión cegada.

No, de mis hijos nadie sacó eso de los versos... Estoy solita; aquí me la paso, con la puerta cerrada... me pongo a lavar ropa, me pongo a coser... como ahora en navidad no vino nadie; en año nuevo es igual. Aquí solita, nomás con mis pastorcitas, que ensayo mis pastoras, y vamos a visitar los nacimientos y la iglesia. Yo, con mi esposo, como a él también le gusta, luego me dice:
—Vamoj a la fiejta.
Y nos vamos; y ya con dos tragos, a soltarse versos y versos. Pero ya la gente grande...

 

Sí es grande, no por edad, por gracia de su arte. Doña Berta Calleja, trovadora natural, gente de magia y maravilla versera. Y esto por hoy, que la palabra es infinita. Como despedida una copla de ternura, la que nunca le dije a Norma Jean:

Te quiero no sé hajta dónde,
sin comparación ninguna:
te vu’a ser tu rejplandor
que le protege a la luna.