lunes, 4 de diciembre de 2017

Pa’ ser músico se requiere gracia

Entrevista con el músico Pedro Jesús Hernández López
Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.
20 de octubre de 2015
[Hace unos días falleció este músico cuileño. Se publica este texto, en su memoria.]



Jesús Hernández López fue músico de una banda durante 23 años, desde mediados de los años 50 del siglo pasado hasta un poco antes de concluir la década de los 70. Quería tocar el saxofón y terminó tocando la batería, por falta de dinero para comprarlo, así que la gente lo llamó y lo llama como Jesú’ ‘Batería’. Tocó con La Alondra Costeña danzones y cumbias. Y ahorró: con lo que ganaba como músico fue comprando ganado, y ahora vive de sus animales, dice. También asegura que para ser músico no sólo se requiere aprender, se requiere nacer con eso, se precisa tener gracia también. Tocó con varias orquestas, incluidos los famosos Magallones. En el corredor de su casa, en el antiguo Barrio del Gato, este músico criollo nos platica cosas de su vida y su obra.

–Su nombre es Jesús...
–Me conocen de Jesú’, pero mi verdadero nombre es Pedro Jesú’ Hernánde’ Lópe’.

–Criollo de Cuaji...
–Sí.

–¿Cuántos años tiene?
–No, yo ya ‘stoy viejo que la chingada... no te lo imagina’...

–Debe andar por los ochenta, ¿no?
–Ya los ando acompletando. Me falta, para cumplí’ los ochenta... ahora en este julio que viene, el 29 de julio acompleto los ochenta.

–¿Y va a haber fiesta?
–No, qué fiesta, yo ya no... te voy a decir la pura verda’... yo ya no aspiro, de fiesta, yo, mi dedicación es a cuidar mis animale’, la’mor es mij'animale’.

–Usté fue músico, ¿qué instrumento tocaba?
–No, a mí no me gusta decir mentira. Yo estudié el método porque a mí me gustó mucho el sarsojón, pero en esos tiempos, cuando terminé el método, mi papá se abrió: agarró otra mujer y los abandonó. Entonces, me dijo el maestro que los ‘taba enseñando el método: ‘Mira, a ti te veo voluntariamente que tú... te nace de músico, pero el estrumento no hay quien te lo compre. Vamo’ hacele lucha a la batería’. Así que yo me dediqué a tocá la batería...

–¿Era muy caro el saxofón?
–N’ombre. En ese tiempo no valía ni 4 mil pesos.

–¿Cuántos años tenía en ese tiempo?
–Unos 16 años.

–Aprendió aquí; ¿y quién era el maestro?
–Mira, a mí me enseñó el dejunto Israel Ventura; luego, despué’, llegó un maestro que se llamaba ‘Chucho’, de México, y ese los acabó de enseñá’. Porque no nomás de agarrá’ la batería, debes aprendé’ el compás, es lo precisante. Va.

–¿Y con qué grupos tocó?
–No, mira, no fue un grupo, fue una orquesta que quizá la haigas oído mentá’, se llamaba La Alondra Costeña.

–Sí, la oí tocar...
–Ah, bueno. Yo, de mi parte, duré 23 años pero con Sabino, pero cuando me invitaba mi pariente Criserio, el de acá, de Llano Grande La Banda, me iba yo con ellos, cuando no teníamos chamba aquí; o si no con los de acá de Guajintepé; si no, con los esto’ canijo’ de... Los Magallone’.

–¿Tocó con Los Magallones? Ellos se hicieron muy famosos, ¿no?
–Ándele. No, esos cabrone’ se dieron a resoná, es cierto... y todos los de mi grupo se murieron ya, ‘l’único que estoy vivo, yo, y Ifraín Flore’, pero Ifraín Flore’ no la hizo. En su cara se lo dijo un maestro: ‘Hay hombres que les nace de ser músico’, pero no tienen gracia; pero eso quiere gracia…’.

–También fue baterista Alfredo...
–Alfredo Colón, nomá’ que Alfredo se hizo egoísto con el dejunto Sabino, se apartó...

–Ya no quiso tocar con él...
–Ya no.


–¿Y qué canciones tocaban?
–Mira, puro’ danzone’... danzone’ y cumbia’, pero allí mandaban ello’ a pedí allá, a México, a la Casa Blanca, y ya venían escrita’...

–Las partituras...
–Exactamente...

–¿Leían notas?
–No.

–¿Quién de ellos leía?
–Este... ¿cómo se llamaba, hombre? José... no me acuerdo de qué José... porque había tres trompetista’: éste de aquí, que era Sabino; luego, uno de Guajintepé; y otro de acá, de... Sinforiano, se llamaba, pero este canijo era de Guaxaca...

–Los tres eran de fuera...
–Sí, nada más que supieron congeniá con uno, y por eso tardaron mucho tiempo aquí.

–De aquí era usté, ¿y quién más?
–Éramo’ siete, siete canijo’. Era yo, el de la batería; luego, el menta’o Sinforiano, que tocaba la trompeta; luego, un canijo de aquí, de El Terrero también, que tocaba la trompeta... así que éramo’ siete canijo’...

–¿Se acuerda de algún nombre de canción de las que tocaban?
–Ya ni me acuerdo, hermano, ya no me acuerdo...

–¿Y por qué dejó la música?
–Mira, te voy a decí’ la pura verdá’: a mí me fastidiaron los desvelo’, ¿sí? Lo único que tardé, fueron 23 año’, y yo se los dije claro: ‘Hasta aquí los acompaño, mano…’.

–¿Cuántos años tenía en ese tiempo?
–No me acuerdo, porque yo, ahorita, voy a cumplí’ en julio los ochenta... sí, pero, gracias a dios, mira, de lo que hice fui comprando mi’ becerrita’, y de eso me mantengo ahorita. Cuando salí de músico, allí yo trabajé mucho tiempo con el ara’o y con mi caballo; antonce’ no había líquido’, se chingaba uno con su caballo y su ara’o, va... Yo sembré cinco hectárea’, un año, de puro ajonjolí, y de allí me repuse; también sembré maí’ y frijol y chile...

–No se los bebió...
–Nooooo...

–Ya ve que el músico tiene esa fama...
–No, no hermanito, yo fui músico pero no fui borracho, ¿no? He oído yo esa palabra: ‘Borracho, parece músico’, dice. Le digo... a vece’ ‘toy cerca... le digo: ‘Te equivoca’, yo fui músico 23 año’ y yo no soy borracho, ni asinita no se me antoja la cerveza…’.

–La rubia que todos quieren...
–Antonce’ llegó la Superior, era la juamosa...

–¿Y en qué pueblos tocaron?
–¡N’ombre, nosotro’ dimos vuelta! Llegamos a tocá’ hasta Chiapa’... tocamo’ en todo’ esto’ territorio’...

–Otra fama que le achacan a los músicos es que agarran mujeres...
–De a chingo’. Esa suerte tiene el músico, de las mujere’, sí, pero es una tontera porque tu dinero lo echa’ a perdé’, ahí lo invierte’ en las mujere’. No, yo no fui tonto, hermano, yo, de lo que hice, es lo que ‘toy aprovechando, de ahí me estoy manteniendo ahorita, de mi’ vaca’.

–¿Y bailaba?
–No, la bailada no me gustó, mira, nunca me gustó, me gustaba está’ mirando.

–¿No conseguía novia bailando?
–No, yo conseguía novia pero no de músico, aparte, aparte. ¡No! El músico tiene la facilidá’ en la mano pa’ conseguí’ mujer. Es bonito sabé’ aprovechá’ lo que hace’ en tu juventú’; ya, de viejo, nomás lo está’ aprovechando... y cuidarlo, lo que hiciste’.

–¿Tuvo hijos?
–No, nunca tuve hijo’, tal vez dios nunca me dio hijo’.

–Y nunca se le hizo tocar el saxofón...
–No, ya me achoqué... era el mismo desvelo, sí.

–¿Y la batería, dónde quedó?
–Como era de madera, en esta casa que está ahí, ahí se chingó, guardada, le cayó el comején, y cuando... un tiempo la moví, se apachacó. La tarola sí, porque ésa... es el vaso de jierro... ahí la tengo todavía; también el cencerro, ahí está todavía... Sí, hombre, es una cosa bonita eso de aprendé’ de músico, nada más que en ese tiempo que yo anduve se ganaba barato.

–¿Y cuánto se ganaba?
–N’ombre, ‘taba baratísimo... 30 peso’ por tiempo, a cada individuo. Despué’ le subió el maestro, ya ganábamo’ 100 peso’ por tiempo. Si tocábamo’ noche y día, eran 200. Ya despué’ le aumentó... llegamo’ a ganá’ mil 500 cada cabrón. Que cuando salí, ya ganábamo’ 2 mil 500; en la última temporada que di, fuimos a tocar a Corralero, en un casamiento...

–Tocaban también en velorios, ¿no?
–Sí, nada más que en los velorio’, pura marcha’, pura marcha’...

–Ya ve que últimamente tocan de todo, en los velorios...
–‘orita sí, ‘orita ya no se oye como un velorio, parece que es fiesta. Sí, hermano, es una cosa bonita eso de andá’ de músico... mi papá fue músico también... [Se ríe]

–Eso de ser músico, ¿se nace?
–Ya se trae de nacencia, pa’ eso hay que tené’ gracia... ya te ‘bía dicho.