miércoles, 19 de octubre de 2011

lunes, 17 de octubre de 2011

Rosita Bernal, de los varios nombres y la dulce voz

13 de octubre

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA


Todo mundo la conoce como Rosita Bernal o, ya en su pueblo, como Rosalía, aunque ella prefiere que la llamen por su nombre: Rosa Isela. Ella no ve, perdió la vista como consecuencia de una infección que padeció en la infancia, a unos meses de nacida, pero canta y compone con pasión. Su voz tiene una finura agradable y emotiva. Nació en San Nicolás, municipio de Cuajinicuilapa, y dice descender de una raza de artistas. Toca la guitarra, y aprendió a hacerlo sola. No fue a la escuela.

En esta entrevista con El Faro, Rosita Bernal, como se le ha conocido, habla de su aprendizaje, de su trayectoria, de sus pasiones, de su técnica vocal, de su ejecución del güiro, de su relación entre su quehacer y su vida cotidiana, entre otros temas.

De buen humor, la encontramos este reportero y unas estudiantes que buscamos a Rosita, y visitamos dos o tres casas en San Nicolás para solicitarle y que nos conceda esta entrevista. Se halla en casa de una prima suya que le pide que cante una canción, a capella, compuesta por ella y “que está muy hermosa, muy bonita”.

–Pero, pa’ que me la cante a capela va a ser necesario que me aprieten la barriga…

[Risas]

–La cosa es que la guitarra está encerrada –comenta su compañero, de apellido Figueroa.

–Su nombre completo, por favor.

–Rosa Isela Bernal López.

–¿Originaria, de dónde?

–De aquí, pu’.

–¿Y dónde es aquí?

–San Nicolás, Guerrero.

[Risas]

–Quién sabe, a la mejor ando perdido, a la mejor ando en Montecillos.

[Risas]

–No, pues, ya lo pasó.

–Sus padres…

–Mi papá se llama Catalino Bernal Marcial. Mi mamá ya falleció; se llamaba Elia López Brito.

–¿Músico, alguno de ellos?

–Nada más yo.

–¿Tíos…

–¡Ah! Esteban Bernal, mi primo; mi tío, su papá de él, que él no cantaba pero hacía sus violines, sí, los tocaba.

–¿Y cómo comenzaste, cómo te diste cuenta que era lo tuyo?

–Ah, pues, a la edad de seis años yo comencé a cantar. Yo solita me descubrí. A mí me interesaba la música: cuando venían grupos a tocar aquí, yo me les ponía cerca, y me decían: ¿Qué, quieres cantar? Y yo les decía que sí, a grupos como del de Pegamento, de allá, de Cuaji, andaban Los Alegres de la Costa, y otros grupos, y como me salían las canciones, le eché ganas.

–¿Qué cantabas?

–Baladas, de todo, de Maricela, La de la mochila azul, de Pedrito Fernández, y todo ese tipo de canciones.

–¿De aquí, nada?

–De aquí, pues, después, cuando ya empezó mi primo a componer lo de él, me las aprendía y cantaba lo de él.

–¿Ya tocabas guitarra? ¿A qué edad comenzaste con la guitarra?

–No, la guitarra la aprendí como… ya grande, ¿eh?, ya tenía yo mis añitos…

–¿Cómo cuántos?

–Como la edad de… ahorita tengo 34… tenía 22.

–Sí, ya estabas pasadita…

–Sí, ya se me estaba pasando el tren.

[Risas]

–¿Y quién te enseñó?

–Yo sola, nomás oyendo y practicando.

–¿Guitarra tuya o prestada o robada?

–Mía, mía. No, yo nunca robo. Yo, si me robara, un chico, pero, pues ni eso me puedo robar…

–¿Ni los corazones de quienes te escuchan cantar?

–Pues, a lo mejor. De hecho sí, he robado muchos… para qué… donde quiera que yo he andado trabajando, la gente me ha querido.

–¿Dónde has andado trabajando?

–¡Uh! Yo me he ido, así, con mi guitarra, por Zihuatanejo, Chilpancingo, todo para allá. A México, pues, no he ido, pero sí ya he recorrido, cerca, pero sí…

–¿En qué tipos de lugares tocas?

–En los micros, autobuses…

–¿Y qué tal te recibe la gente?, ¿sueltan los centavos?

–Me han recibido bien, gracias a dios, y sí sueltan los centavos.

–Y, ¿no has tenido problemas porque estás prieta?

-No, gracias a dios… Fíjese que, a mí, en vez de que tenga ese tipo de problemas me quiere la gente, aunque ‘té prieta. Dijera la gente: Tisnito, vamos a hacé’ lumbre, como quiera lo vu’a ocupá.

–No, pero hay gente pendeja en todo el mundo…

–Pero es que donde discriminan a las personas no es aquí cerca, es por allá, por… los gabachos, algunos; y algunos quieren a la gente morena.

–Y sobre todo si son mujeres y son de San Nicolás…

–Claro, nosotras las morenas somos frescas, y pura pieza grande para acá. Qué van a estar con sus cosas.

–¿Qué quiere decir eso de “pieza grande”?

–Pura gordura…

[Risas]

–Pura pierna…

–¿Compones, también?

–Sí. La ocurrencia de componer mis canciones… ya ve que, como venemos de raza que canta, se inspira uno…

–De artistas…

–Claro. Pues, yo compongo mis canciones cuando oigo un caso que pasa o, por ejemplo, ahorita, que mi mamá se me… dijera aquel, se me fue de este mundo, pues, ahí le compuse una cancioncita. Tengo varias, no muy muchas pero sí, unas veinte o treinta, por ahí.

–Boleros y cumbias…

–Y unos corridos. Balada, no tengo muchas, tengo como cuatro apenas.

–¿Y cómo le hace uno pa’ componer? Yo he querido pero no me sale…

–Eso es fácil. Por ejemplo, usté va… en algún caso, pregunte cómo pasó, qué sucedió, en dónde, qué noche, qué día, y de allí esté se va basando a hacer todo eso.

–Pero no me sale, por más que le doy vueltas…

–Sí le tiene que salir. Sí tiene que rimar, porque usté la va a ir poniendo, le va a ir arreglando parte por parte y le va a ir acomodando. No va a decir una cosa por otra. Por ejemplo, allí, doña Marina, dice “criatura” y, para que rime, “esclavitura”, ¿me entiende?

–¿Y cómo le hace la mente para encontrar las rimas?

–Bien, le busca, le tiene que ir buscando. Si graba una palabra y la compara con la otra y no queda, le tiene que ir buscando. Es como un rompecabezas.

–Pero, ¿vas grabando?, ¿grabas una parte y luego grabas otra?

–Así, así mero. Si sé una palabra, la voy grabando; al rato le busco la otra, si le queda la ponga ahí, y va quedando. Es como irle añidiendo.

–Hay algunos que dicen que cargan la canción en la cabeza, y le dan vuelta y le dan vuelta, y cuando ya la tienen nomás la escriben y ya…

–Yo también así le hago, pero para que no se me olvide, mejor la grabo. Así, la grabo por pedacitos, y ya cuando está toda la canción, cuando sé que tiene todas las palabras que son, entonces, vengo yo y ya me la aprendo toda corrida.

–¿Y cómo sabes cuándo ya tiene todas las palabras que son?

–Yo le voy marcando el tiempo, porque también le voy marcando donde va a ir el estribillo de la canción, ajá, y sé el tiempo que lleva el estribillo de la canción, dónde voy a volver a entrar más, y la salida también. Tengo que ir marcando el tiempo.

–¿Y si se te pasa, que no pudiste contar la historia en ese tiempo?

–¿Cómo se me va a pasar? Si yo ya llevo todo medido. ¡No! Qué se me va a pasar, si por eso… yo me he enseñado a tocar con pista, cantar con pista, a tocar con guitarra… bueno, yo oigo las canciones cómo están compuestas y yo me baso de allí mismo, y cuento el tiempo que lleva la canción, y también, yo, de allí me baso para hacer mi canción. Si quiero meter otro poquito de tiempo, también se lo pongo.

–Pero, ¿ya vienen las letras con la música o cada quien por su lado?

–No, no. Yo le pongo la letra y también me tengo que quebrar la cabeza para ponerle la tonada, ¿sí?

–O sea, que eres música…

–Sí, y también sé arreglar música.

–¿De qué son las letras, de qué hablan, qué dice?

–Por ejemplo, mi mamá falleció. Yo le puse allí que falleció, pues, que dios se la llevó, que yo no tengo apoyo de nadie, ni de mis hermanos ni de mi padre; bueno, que ella era como mi amiga y mi confidente. Bueno, allí está todo, pues…

–¿De qué te gusta componer? ¿De amor, de desamor, de dolor, de sufrimiento, de alegría?

–A mí me gusta componer de todo, porque de todo es bueno, porque también le sé poner el sentimiento.

–Algunos componen cuando sufren…

–También aunque no le duela algo. Si usté quiere componer una canción de una persona que lo deja, de algún amigo, que fue mucho amigo, que es, también le puede poner sus sentimientos, porque también cuenta el quiebre que tiene la voz, ya ve que la voz tiene un timbre, ¿eh?, un talento, un quiebre, la voz, y ese talento ni ese quiebre no lo tiene toda persona.

–Ése es el punto, porque yo quiero cantar y no le puedo…

–Por ejemplo, allí, en la voz de doña Marina, que acabo de escuchar, ella tiene bonita voz pero le falta quiebre, le falta quiebre a ella, las vueltecitas, pues, de la garganta…

–Está muy derecha –comenta su acompañante.

–Ella canta muy derecho, pero sí se entona, y sí se le oye bien, nada más que ella va derecha, pero sí se le entiende la tonada que ella le pone a su canción. ‘Ora, si yo me la quiero cantar así como está, está bien la tonada, ya nada más yo le pondría el timbre, la vueltecita de la voz y saldría más mejor.

–¿Y eso qué quiere decir, eso de darle la vueltecita a la voz?

–Sí, darle un quiebre que lleva la garganta, quiebrecitos. Por ejemplo, allí ‘onde dice… yo le voy a decir una vueltecita… [Y canta, haciendo vibrar la voz:] No tengo apoyo de nadie. Ése es el quiebre, ¿no? Ahí ‘ta, ya le di un quiebrecito, ¿eh?

–Cántesela completa. [Le pide una espectadora, poeta en ciernes]

–No, nomás un cachito, para que no se emocionen.

[Risas]

–Eso me sonó a balada…

–Es una balada, claro que sí, es una balada.

–Y un bolero, ¿qué tipo de quiebre tiene?

–¿Un bolero? Es como la canción de Esteban Bernal. Por ejemplo, esa que dice [Y canta:] Con todos mis amigos/ yo me fui a la mar,/ conchitas bonitas/ me puse a buscar… Ése es un bolero, ¿eh? La balada tiene otro tipo de cómo se debe de cantar.

–¿Y cómo sé cuándo es un bolero y cuándo es una balada?

–Ah, pues, el bolero tiene otro tipo… por ejemplo, la balada es rítmica, y ya el bolero es, así pues, todo corrido.

–¿Siempre ha cantado acompañada?

–Sí, con grupos. He andado con Sensación Musical, que ahora es Raza Costeña, allí, en Juchitán. Nos íbamos, así, a varios lugares; anduve con ellos como ocho años…

–¿Ocho años? O sea que tiene callo en la voz, ya…

[Risas]

–No mucho, pero, como se rebanan…

–Pero, después de ocho años se van afinando…

–No, sí, pero se rebanan bien, para eso hay medicina…

–¿Y qué cantabas con ese grupo?

–Cantaba canciones de La Sonora de Margarita, de Selena, Rocío Dúrcal, de Laura León, de Junior Klan, de todo.

–¿Y de pa’cá?

–Pues, de por acá no me cantaba ni una.

–¿Por qué? ¿’tan muy chandas?

–Nooo. Es que no las daban. Las únicas que yo cantaba eran las que yo componía. Ellos me daban repertorio, y cuando yo componía, alguna de mis canciones, yo les decía: Vamos a tocar ésta. Hay que componerle música y ya está.

–¿Alguna de tus canciones que haya pegado?

–¿Las de las mías, compuestas? La de El pañuelito de mi moreno, la de Llamada por teléfono. Por cierto, yo grabé cinco y el director otras cinco…

–¿Y cómo hace uno para conseguir ese disco?

–Con Arturo Sugía, el de Marquelia, él los carga. Yo no tengo ni uno porque nomás lo oyen, y les gusta, y se lo llevan. ‘Ora, el último, grabé con Los Pajaritos [del Sur], pero, ya, con los Pajaritos no grabé de las mías, allí grabé de Diana Rivas, de Chelo, de otros más… Eso fue hace como cuatro años.

[El casét “Rosita Bernal” está integrado por 12 canciones: Consejo de una madre, composición de ella; Paso del norte, Vida mía, Tonto, Qué sacrificio, Quédate otro ratito, La muerte de Isaac Soriano, Son habladas, Una noche me embriagué, Flor sin retoño, Tu boca dice no, Cuando salgo a los campos. Allí, ella hace la primera y la segunda voz, y la acompañan: Rodimiro Hernández, requinto; Gabriel Villanueva, acompañamiento; y Lorenzo Villanueva, bajo.]

–Pero, puras de dolor, puras de sufrimiento, ¿por qué?

–Allí grabé corridos, y también boleros, rancheras. No, de puro sufrimiento no, de todo. También grabé con Los Brillantes de Costa Chica, que apenas me andan reconquistando, que quieren que me vaya más con ellos a Ometepec; con ellos no duré mucho tiempo. Aunque yo empecé en Acapulco, con el grupo Los Yumenis, allí cantaba y tocaba el güiro, ése era mi instrumento.

–¿De qué depende que trabajes o dejes de trabajar con un grupo?, ¿por qué dejas de tocar con él?

–Porque hay veces que los patrones se portan muy mal, no quieren pagar lo que uno les pide; ya ves que uno cobra su trabajo.

–¿Qué tanto cobra Rosita Bernal?

-¿Yo? Yo cobro dos mil pesos por mi trabajo, y mi pasaje libre. Ya ves que ellos se aprovechan de la nobleza de uno: No, que te voy a pagar setecientos… Ellos ponen el precio y uno… como uno sabe desempeñar su trabajo, cobra lo que uno está desempeñando, porque yo hago lo de dos elementos, lo de tres, porque hago segunda voz, primera voz, toco güiro.

–En los grupos, ¿tocas guitarra?

–No, nomás toco güiro.

–¿Por qué el güiro, porque está fácil?

–‘ta bueno. Cada canción tiene su manera cómo se toca…

–Yo nomás veo que le hacen raca-raca… [Risas] Será por eso que no sirvo pa’ músico, ¿no?

–Sí, pues, pero tiene su forma. Por ejemplo, una canción de vallenato colombiano tiene su manera; ahora, tropical, tiene su forma de tocarse; baladas, boleros. Sí, pues, uno nomás ve que le hacen raca-raca pero, pues, tiene su… hay personas que lo tocan derecho, todas las canciones las tocan igual, pero no, tiene su estilo.

–Allá en Cuaji hay un güirero famoso, que se llama José Neque

–No, yo le gano. Es mi primo.

[Risas]

–¿Y cuándo va a tocar el güiro pa’ ir a verla?

–Nomás contraten el grupo y a mí como güirista, nomás me pagan.

–Ahora, ¿con quién toca, Rosa Isela?

–Es trío, el que traigo ‘orita. Yo le quiero poner Rosita y sus Reyes de Oro, ¿nostarábien?

–¿Qué tocan?

–Yo, toco guitarra; Juan Bernal, guitarra y acordeón; él [Javier Figueroa], nada más canta.


–Rosita Bernal se dedica a la música, ¿y la casa quién la atiende, y quién lava los trapos, a los chamaquitos quién los chinga pa’ que se compongan…

[Risas]

–Yo lavo, yo me los chingo, yo soy la pesada…

[Risas]

–Y el marido, ¿qué dice?

–Se murió…

[Risas]

–¿Es una ventaja o no es una ventaja?

[Risas]

–Yo pienso que tenerlo, es una ventaja, pero, ya que no hay…

–Digo, hay maridos que dicen: ¿Cómo está eso de que tú vas a andar dijera el de Cuaji en la putería, tú quédate en la casa?

–No, pero yo… mis parejas que he tenido, siempre les digo: el que le guste esta acción, venga; pero si no le gusta, ‘mano, ahí quédense…

–¿Ni aunque’stés enamorada y digas: A este hombre

–N’ombre, ni aunque lo quiera tanto, y si no le gusta lo que yo hago, ¿cómo? Si a mí me gusta la música… A mí, mi música me encanta. Yo… la música me la va a quitar solamente dios. Puedo dejar todo por la música, menos a mis hijos…

–¿Y te has enamorado alguna vez?

-Pues, sííííí, pero… [Risas]

–¿Cómo cuántas veces?

–Muchas veces, porque ando donde hay, ni modo que… ya ves que el cuerpo femenino, donde hay, quiere. ¿Sí o no?

[Risas]

–Así suena de fácil, pero no es tan fácil…

–No, ¿por qué crees?

–Por que el hombre te va a decir: Hey, tú, ¿pa’ónde vas?, ¿por qué te pusiste esos trapos?, ¿’ora, andas pintada?

–No, pero yo voy a hacé’ como que estoy cantando, de reojo. Yo le iba a decir: Yo me pinté para ti, mi amor, no para otro…

[Risas]

–Pues sí…

–Me recordaste esa canción que se llama La sopa del bebé…

–Ah, sí, yo me la cantaba, en pista. Que dice [canta:] …y si encuentras la colcha manchada,/ es la sopa que tiró el bebé/ del otro

[Risas]

–¿A poco dice “del otro”?

–No, yo… o sea que es una agregación, pero como cuando la canto no se echa a debé’, se la echo de rapiditamente, y ya…

–¿Y le has compuesto a algún hombre?

–Ahorita no, porque yo digo: ¿Para qué, no tiene caso, no me quieren, yo por qué voy a está’ gastando mi pensamiento, mi saliva, mi cabeza me la vu’a’star quebrando en eso? Mejor me quiebro mi cabeza en componer otras cosas que sí me lleven a largo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Éste Sí es [criollo] el ORIGINAL...

Sin llanto, La Llorada de Azuyúc

6 de octubre

EDUARDO AÑORVE

AZOYÚC

En la plaza central del prehispánico pueblo de Azoyúc, el 6 de octubre se realizó una vez más la ceremonia conocida como La Llorada, en la que unos doscientos azoyutecos, en su mayoría adultos, de los barrios Oriente y Poniente, se reunieron para simbolizar el perdón de las culpas y de los agravios cometidos entre ellos mismos.

Esta ceremonia, que algunos datan en la época mezoamericana y que otros suponen de apenas unos doscientos cincuenta años, tiene como santo patrón a San Miguel Arcángel, en torno a cuyo culto se realizan fiestas y ceremonias como el baile de la tortuga y el tigre, comidas y bebidas comunales, procesiones de los collares o ensartas de flores, la propia del intercambio de collares y otorgamiento del perdón y del llanto y una misa católica.

Al parecer, esta ceremonia se realizaba originalmente en torno al ahora conocido como Códice Azoyúc –el que fue sustraído por funcionarios del gobierno federal hace décadas y del que solo entregaron una edición facsimilar a la población–, aunque con la invasión, conquista y colonización de los castellanos en el siglo XVI estos implantaron el católico culto a San Miguel Arcángel, forzando un intenso sincretismo, mismo que predomina en estas ceremonias.

Cada grupo de los dos barrios que protagonizan este encuentro de reconciliación –el de los indios y el de la gente de razón, según se conocían todavía hace unos cincuenta años– está encabezado por los “poderes” locales: el primero, por el presidente municipal; el segundo, por el sacerdote.

Organizan esta fiesta los mayordomos de la tortuga, de la música y de la vaca, con base en cooperaciones de los lugareños, tanto en especie como en trabajo y en efectivo; en esta ocasión, aunque en el ambiente y los rostros de los participantes en La Llorada traslucían emociones dolorosas, difícilmente pudieron observarse lágrimas.

viernes, 14 de octubre de 2011

Ña Marina, la cancionera del triste mirar y el dolor de ser negra

27 de septiembre

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA



Doña Marina está en su casa, a donde llegamos de sorpresa, y se sorprende gratamente cuando este reportero le pide una entrevista para ser publicada en El Faro, porque ella ha querido durante mucho tiempo que su arte se conozca y ha luchado por ello, a veces hasta conseguir el enfado de su marido, de sus hijos, de sus nietas: desde hace años doña Marina compone canciones que sueña, y se mete en las mentes de cantantes y compositores famosos porque desea que alguno de ellos, alguna de ellas cante “aunque sea una” de sus hermosas creaturas imaginadas para sus voces.

La primera reacción de doña Marina, que frisa los 62 años, es componer su aspecto, mejorar su imagen, no quiere parecer “pallanque”, y actualiza, de ese modo, una palabra que tiene poco uso en el lenguaje actual de los criollos. Estamos en Tierra Colorada, a unos metros del mar, a escasa distancia del desovadero de las tortugas golfina y laúd. La canción que nos ha llevado hasta allí, Este triste mirar, tiene ese aire en el ritmo, en la cadencia, en el tono de la voz con que doña Marina la canta: terrible y tierno, luminoso y oscuro a un tiempo, inconmensurable e indispensable para sentir palpitar la vida. “Un rezo”, ha de opinar una niña-mujer, un doloroso rezo que mueve al llanto, dice.

-Es que ando toda pallanque, dijeran… [Y se ríe.]

-¿Qué quiere decir pallanque?

-Pallanque… de esas negras originales, pallanque, yo creo…

-Usté, ¿es de aquí, nacida y criada?

-Sí, de aquí, de Colorada.

-Su papá componía –informa un acompañante nuestro, compadre de la entrevistada–, componía canciones y cantaba.

-Sí, mi papá componía. Por ahí tengo una canción de él; apenas me dijeron que la cantara, pero no la pude cantar porque lloré, pues, empecé a llorar.

-¿Ésa, no es de usté, la que le trajeron?

-No, es mía, pero también no la pude cantar porque nombra a mi papá… que porque mi papá componía, por eso, yo creo, heredé, pues, eso.

-¿Cómo se llamaba su papá?

-Israel Guerrero. Él fue de los meros originales de aquí.

-¿Y cómo le nació, cómo le hizo usté?

-Pues, yo… porque mi papá componía, y sus canciones quedaron nomás perdidas… a él le encantaba tocar la guitarra… y yo le pedía a dios sabiduría para componer canciones, para que mi papá… eso no quede tirado, pues, así. Y sí, dios me empezó a dar eso, que hasta después soñaba las canciones…

-…de su papá…

-No, las mías, las soñaba así y yo… una vez soñé que un niño ‘taba cantando la canción y ya, amanecí, digo: Bueno, esa canción, yo nunca la’oído. Entonces, empecé a terminar esa canción, pero fue ya soñada, pues. Así, me acuesto, y me levanto en la madrugada a escribir, porque si no se me pasan; porque, casi allí me da el empiezo de las canciones y ya, después, las grabo en un ratito pa que no se me olvide la tonada, y ya, al otro día la compongo toda.

-¿Qué instrumento toca?

-Pues, yo tengo ganas de tocar guitarra, toco un poquito la guitarra.

-Pero, más o menos tiene idea de…

-Sí, porque yo… apenas en Guadalajara hice el esfuerzo de… lo que yo llevaba, mi dinerito, y fui a San Juan de Dios y compré mi guitarra, compré mi guitarra con desesperación, y ahí la tengo, cuidándola, a mi guitarra. Pero, tantito, aprendí; aprendí tantito, nomás pa poder, pero hay canciones que no les entiendo. Yo digo: Quisiera saber cómo se toca el son de eso para… pero no puedo…

-¿No hay músico aquí, que le enseñe?

-Sí hay músico, pero, pues no conozco a nadie que me enseñe aunque sea lo primordial, lo básico. Pero sí hay unas canciones que las toco yo, que las canto.

-Pero canta, aunque no toque…

-No, con la guitarra…

-Yo he escuchado unas dos de usté, pero sin guitarra…

-Sí, pues, pero una que otra ya con guitarra, pero nada más el tan-tan, tan-tan.

-¿Cuándo comenzó a componer?

-Tengo como unos tres años, componiendo. Pero, registradas, tengo como 35 canciones. Las registré ahora que estuve en Guadalajara… Porque… yo tengo muchas canciones que compongo y me dicen que se las lleve a los artistas, así que yo las compongo. Digo: Ésta le queda para tal artista, para tal artista, pero ahí las tengo nada más.

-¿Y se las lleva?

-No, ahorita dejé unas en Guadalajara y les dije a mis cuñadas: ‘ira, aquí dejo todo compuesto, ya, el disco y la letra, pa que se lo lleven a tal artista, a tal artista. Y no sé, pues, si se lo llevaron.

-O sea que usté no es artista…

-Pues yo sí pienso que soy artista, pues, compositor, compositora…

-Y hasta canta…

-Y canta muy bien [interviene una poetisa en ciernes que se ha conmovido con el canto de doña Marina: Extraordinaria composición... la fuerza de la voz dice más que mil palabras, ha escrito.]

-Eso me dicen, sí, eso me dicen, pero yo le pido a dios… quisiera que algún día… ser reconocida…

-Ser famosa…

-No, no ser famosa, ser reconocida, aunque sea me reconozcan de que hice canciones para aquí, pa nuestro pueblo, pa nuestro Guerrero, porque yo tengo canciones de Acapulco, que dicen Acapulco allí. Y digo: Allí están nada más, que queden perdidas. Quisiera que algún día fueran reconocidas, aunque sea mis canciones. A mí me gusta cantar…

-Usté es una artista, claro, en sentido auténtico, de verdá, pero en esta cultura nuestra no nos enseñan a ver al de aquí, le ponemos más atención al de fuera, y más si es güero…

-Sí, eso es lo que trato de decir en mi canción, ésa, de Este triste mirar, porque hasta cuando nace un niño dicen: ¡Ay, Túúú, tá negriiiiitoooo! Pues, no le hace. Y si fuera un güero, ay, le da a uno gusto: ¡Mira, está güero, está… Y, pues, él no tiene la culpa de haber nacido negrito, digo… porque yo sufrí eso cuando ‘taba en la escuela, en Acapulco. Entonces había más discriminación. Decían: Negritilla, hija de los diablos, nos gritaban, y nos venían gritando otros negritos. Entre uno mismo no se… y se cría uno con complejos, porque se acompleja uno…

-¿Qué estudió en Acapulco?

-No, yo nomás hasta la primaria, es que yo soy…

-¿Y pa qué ocupaba más?

[Risas, de doña Marina]

-Sí…

-Estudió la primaria y compone…

-Sí, yo eso le pedía a dios, de que yo no sé guitarra ni nada y digo: ¿Cómo voy a componer si… Yo he visto que todos los que componen se acompañan de la guitarra. Dios mío dame entendimiento para componer la letra y también ponerle la música. Hasta me dijeron allí, en Acapulco, un músico: Oiga, pero ¿le pone también la música o quiere que le ponga la música? Porque me cobraba más caro ponerle la música. Le digo: No, ya lleva la música. ¿Cómo que ya lleva? , le digo, mire, aquí esté, en el teléfono [celular, grabada]. Dice: Ah, sí, ya tiene la música. Porque yo le voy componiendo la música y la letra.

-¿Es fácil o es tardado?

-Pues, para mí se me hace fácil ahora, pero antes no, porque… digo… se me hace feo componer la letra nada más. Y digo: ¿Ahora cómo le voy a poné la música? Y no, ya la voy componiendo con música, ya, así.

-Le dio dios ese talento…

-No, tengo como ciento cincuenta canciones…

-¿Y de qué hablan sus canciones?

-Yo, pues, casi puro de decepción, puras cosas de decepción porque casi he sufrido pura decepción, yo… Tengo una que le compuse a un hermano que tenía una esposa que era de la calle, pues, y lo dejó. Y me dijo, sufriendo… pasó unos días, y le compuse su canción, y casi pura de decepción me quedan a mí, componer, porque tengo hasta como para Paquita, para Jenny Rivera y eso, tengo…

-Pero, ¿para usté no compone?

-No, pues, las mías, la’stoy sufriendo yo, pero digo: Ésas canciones le quedarían en voz de fulana, pero ésa… Como ahorita ‘toy sufriendo una mera decepción, que ahorita ‘toy componiendo las canciones más buenas, yo creo…

-¿Y de qué decepción carga? A la mejor nos ponemos a bebé, yo también cargo una mordedura en el corazón…

[Risas]

-No, pues, de que no nos podemos poner de acuerdo con mi señor. Ahorita, él está en Guadalajara porque su mamá está enferma, y como… por eso mismo, la descriminación, de que su mamá nunca me quiso porque ella quería gente preparada, gente que… pues, como está preparado él…

-Pero, usté, ¿ni modo que no sepa echar tortillas, guisar…

-Ya tenemos una hija de 17 años y todavía su mamá no me quiere. Digo: ¿Cómo va creer? Tantos años que tengo con su hijo y todavía quiere que haga méritos…

-Pero, esa canción ya está hecha, ¿no? Fue tu mamá/ la que te aconsejó/ que me dejaras…

[Risas]

-Pero así nomás, como cuando está uno de buena, que está alegre con…

-¿No compone canciones de alegría?

-Sí compongo, pero ésta, mero que le llegan al corazón porque lo está uno viviendo, pues, y también ponele la frase y el sentimiento, pero exacto.

-Yo escribo poemas, y cuando me chingan es cuando me salen mejor… ¿Por qué será que cuando uno sufre, escribe, y con la alegría es más difícil?

-Ándale. Sí, es lo que no sé, no le entiendo por qué, porque cuando siente uno su corazón herido. Porque yo soy de esas mujeres que tardo hasta tres años pa olvidar a un hombre. Digo: Voy a ‘tar esos tres años con ese… sufriendo…

-Esa canción también ya la hicieron: Estoy sufriendo por ti/ desde que tú te marchaste…

[Risas]

-Sí…

-Y si las canciones ya están hechas, ¿cómo le hace uno pa seguir componiendo?

-Sí, hay otros músicos que me gustan, como el ese Urieta, porque ese tiene el tipo parecido al mío, de que unas canciones que llegan, pues…

-Puro sufrimiento, puro dolor…

-Sí. Yo tengo cumbia, pero más boleros, de ésas de decepción, pues. Tengo cumbia; también le compuse una a un muchacho que anda aquí, un morenito, un sobrino mío, también le compuse su cumbia. Él es muy inocentón. Dice [Canta:] Foncho, Foncho, Foncho,/ Foncho es un negrito,/ es hijo de Pedro,/ hermano de Pechito.// Foncho, Foncho, Foncho,/ Foncho es un frentón,/ es aquel negrito/ que creció pelón.// Óyeme tú, zanca,/ ¿y quién es ese Foncho?/ ¿Ahora no te acuerdas/ de quién es Alfonso?// El que va a los bailes,/ siempre se chancea;/ él siempre se agarra,/ siempre se pelea.// ¿Cuándo vas al norte?,/ le dice a un panzón:/ Yo no estoy ni tonto,/ que me hagan jabón.// Él nomas le gusta,/ nomás la bailada.// Cuando compra torta/ la pide sin nada,/ no quiere verdura,/ no quiere jamón,/ él nomás le gusta/ comer pan pelón,/ él nomás le gusta/ comer pan pelón.

Porque es inocentón, pues, él…

-Pero, ese final no está inocente…

[Risas]

-Es que le dicen: ¿Cuándo vas al norte, Foncho? Ah, yo no estoy ni tonto que me hagan jabón, dice.

-¿No conoce usté el verso: Muchachita bunitilla/ ya me picó el alacrán;/ si no quieres que me muera/ dame sopita del pan… Cuando dice que Foncho nomás come pan pelón, ¿de que habla?

[Risas]

-El pan, pues, sin nada… [Risas, risas, risas] Tengo otra cumbia, del queso… A ver [se dirige a sus nietas], pásenme mi libreta, y los lentes…


Ña Marina se dedicó a cantar en camiones del servicio urbano para sobrevivir, aunque al principio temía abordarlos y pedir permiso para hacerlo, además, se enfrentó al rechazo de cancioneros con quienes pretendió acompañarse porque ellos no querían ver menguadas sus ganancias al incluirla; a veces, cantó todo el día sin probar alimento.

En esta segunda entrega, doña Marina Guerrero Salinas nos habla de sus amores y desamores, de sus sentimientos y dolores y de cómo los cataliza a través de sus boleros, habla también de sus expectativas con sus hijos, a quienes la música no consigue atrapar, de su afición por la pintura, la que tuvo que abandonar porque en su familia, sobre todo su marido, no aceptaron que ella se dedicase a una actividad infructuosa.

Al final, canta su canción, la que le da identidad, Este triste mirar, que resume su experiencia frente a la discriminación, que trasmina su dolor y lo devuelve límpido, candente, luminoso, profundo, intenso, en un discurso poético transparente y opaco, directo y curvilíneo, que se atreve a inventar palabras para mejor expresarse, como el término esclavitura, que nos remite a experiencias dolientes pero liberadoras.

-Pero, tiene buena memoria…

-Sí. O sea que las necesito cantar y cantar para que se me quede la música, también; pero si la acabo de componer, todavía no me sé la música bien.

-¿Y en qué las graba?

-Tengo mi teléfono, porque mi esposo me compró mi teléfono, porque si no, mucha grababa… y… mmm… muchas canciones perdí, porque… en la noche se me venían, y… tengo ésta, y la repetía y la repetía para que no se me olvidara. Al otro día, amanecía y ni me acordaba.

-Pero, ¿ya no le regresan, las canciones?

-Es que, como uno ya está vieja, ya no vuelve a regresar… [Risas] Cuando uno está joven tiene la memoria más buena, pero… entonces, uno ya no… por más que las repetía… yo perdí muchas canciones que no…

-Como quiera, allí carga la mina…

[Risas]

-Sí, pero tengo varias: Ese triste mirar, pues, aquí, está. Muero por oír tu voz; ése es un bolerito…

-¿Se ha enamorado usté?

-¡Uuu! Varias veces, como unas cuatro, pero bien enamorada…

-¿Bien? ¿Que no cuando uno se enamora, se enamora bien?

-No, de que son contadas, de que se enamora uno bien… Puede uno andar a veces con alguien pero no le llega al fondo, se acostumbra, nomás, a veces, pero ya, con un señor que ya tiene uno hijos y todo, ya es más profundo, no se olvida fácilmente, pues.

-Pior viendo a los chamaquitos…

-Éste es un bolerito porque… o sea que… mi esposo se fue para otro lado y cuando lo tenía allí yo, ¡ay!, como que no lo tomaba mucho en cuenta, como que se le hace a uno nada, pero ya cuando no lo tiene uno, allí siente uno lo feo. Dice [Canta:] ¿Quién te dijo que no siento,/ que no siento este dolor/ que yo estoy sintiendo ahora,/ que no está cerca tu amor?// Debo estar enamorado/ o perdí ya la razón,/ pero cuando estoy contigo/ no me siento como hoy,/ que no valgo ni un centavo,/ que no valgo ni un tostón,/ pero cuando estoy contigo/ yo me siento un triunfador./ Ahora que te encuentras lejos,/ triste me encuentro, por dios,/ tengo frío y no es invierno/ y puro durmiendo estoy.// Es mi amiga la tristeza/ cuando no tengo tu amor,/ pero cuando estoy contigo/ casi comediante soy.// Muero por estar contigo,/ muero por oír tu voz,/ por despertar a tu lado,/ por dormir juntos los dos.

-¿Y cómo sabe cuándo una canción está bien, cuándo se acabó?

-No, porque ya está largo el tramo y digo: Aquí le debo de poner el final.

-Imagino que la gente que la conoce aprecia lo que hace.

-Sí, pues. Aquí, pero aquí en mi tierra no saben que compongo, casi; casi no saben…

-Yo no sabía, le acabo de decir a él que yo no sabía [Interviene el compadre y compañero de este reportero.]

-Pregunta: dos de las canciones que ha cantado están escritas desde el punto de vista del hombre, ¿por qué?

-Es que le cambio, yo, para… es que, casi, los que cantan son puros hombres, por eso yo le cambio, pero son para mí, para mujer. Porque, digo, se la doy a un cantante, casi son puros hombres… Apenas le mandamos una a Bertín, a ver si dios quiere que me haga él el favor de que me las grabe, para empezar. Porque, yo creo, el día que oiga yo una canción mía no sé que voy a hacer, voy a llorar, no sé, porque nunca me he oído…

-Nosotros queríamos llorar cuando oímos su canción, Este triste mirar…

-Sí, pues, como es el fruto de uno, digo, el día que oiga la primera canción, así, grabada, que me… pensar que me tomaron en cuenta, pues… no sé cómo voy a sentir, una emoción muy grande.

-De sus hijos, ¿alguien heredó su talento?

-No, pues, yo, mis hijos, de parte de mis hijos… yo quisiera que aprendieran guitarra, les digo: Aprendan. Héctor… me alegré, compró una guitarra y vino: tin-tin-tin, tin-tin-tin. Yo dije: Ay… Le digo… a ver si dios quiere… No, ahorita ya la vendió, ni esperanza tengo ya, ya la vendió. Ninguno, ninguno, tengo. Y eso, pues, no quiero que se pierda, que en mí, le pido a dios, que me haga el milagro que reconozcan mis canciones, que aunque sea oírme una vez cantar yo, también. Porque yo le he hecho la lucha, también. De joven, anduve lejos, en México, canté cuando existían esos aficionados, yo canté y no me tocaron la campana, y pos ya estoy viejita y digo: Dios mío, hazme el milagro antes de que me muera. Eso es lo que le pido más: Dame otros años para yo alcanzar a ver eso. Y cuando me enfermo digo: ¿Que ya me irá a tocar y todavía no me graban ni una canción?

[Risas]

-Hay que confiar. Y pinta, también. ¿Por qué?

-Pinto, sí, porque, pues, a mí me ha gustado todo eso, me ha gustado pero, en eso sí ya me cansé porque hasta mi familia… mis hijos, mi esposo, me veía cantando, me veía pintando… bueno, primero me compraba mis pinturas, me hacía los marcos y todo, ya al último dice: Ay, pura cosa infructuosa. Digo: Ay, dios mío, ni mi familia me apoya. Hasta me peleaba con ellos. ¿Cómo vas a creer? Yo, si una cosa te gusta, a ti yo te apoyo. Pero como que se cansó de tanto… porque yo he hecho muchos cuadros. Le he regalado a doctores, a varias personas le he regalado…

-Se ve que es valiente, ¿no?, porque esta cultura no valora estos actos. Se vale que los hombres anden pendejeando, pero las mujeres no. Perdón, pero, ¿de qué vive usté?

-Ahorita ‘toy a la de dios, ahorita ‘toy vendiendo pizza pa poder comer, ahorita estamos sobreviviendo con eso porque, ahorita, mi esposo se fue a cuidar a su mamá, está enferma, y tiene razón porque él también quiere a su mamá, y yo también quiero a mi mamá, por eso estoy aquí cerca.

-¿Y cómo hace uno para que no le apaguen las ganas de componer, de pintar?

-A mí se me bajó la moral cuando mi esposo me dijo que pura cosa infructuosa, de que gastaba en las pinturas y hacer el material, de estar clavando los marcos, y ya, después, como que eso se me grabó, y era del diario que trataba de decirme algo, se desesperaba él, y ya, mejor dejé de pintar, pues, ya no le di molestia de que me hiciera los cuadros.

-Vuelvo a lo que decía hace rato: Aquí esto no se aprecia porque no da dinero, es un camino muy difícil.

-Dificilísimo, pero ya está uno cansada, pero pa componer canciones nadie me lo va a quitar porque, eso, estoy acostada y ya ‘toy soñando y me despierto: Rosa, ¿dónde está mi teléfono? Ya ando peleando con ella en la madrugada. ¿Y el lapicero, ¿dónde está? Porque ya me pongo todo, listo, a un lado a donde estoy, pero vienen ellas y agarran algo… ‘toy desesperada, en la madrugada, buscando algo, y hasta que me pongo a… a veces, amanezco desvelada, que me hago toda la canción en la noche. En la semana me haré como tres canciones.

-¿Le gustan todas?

-Me gustan todas, porque yo no hago una que no tenga inspiración, que no lleve sentimiento; yo, no me gusta hacer una canción que nada más, así, que no tenga… que esté concentrada, de lo que me gusta, de la emoción, del sentimiento. Casi todas… les puedo cantar todas y todas le van a gustar porque en todas les pongo sentimiento.

-Pero, sus canciones están pegadas a su voz, no puedo despegar la letra de su voz; tiene usté un estilo que no tiene otra…

-Sí, de Ese triste mirar hasta yo me… hay veces que, en la noche, estoy con mi teléfono oyéndola también, porque… más peor ahora que estoy decepcionada, ahí desquito todo mi… me consuelo…

-Uuu. Vamos a acabar bebiendo, con usté… [Risas] Fíjese que yo pensé que usté era más joven; cuando escuché esa canción pensé que tenía unos treinta años o algo así.

-No, sí, eso dicen, que por la voz parece que tengo menos años… Es que la voz no se me oye tan de viejita. Y esa quisiera cantar para que me oyeran, allí, como la canto, de verdad, que no es lo mismo oírla grabada en el teléfono. [Y canta:] Este triste mirar/ me dice todo lo que has vivido./ Este triste mirar/ me dice todo lo que has sufrido… [Doña Marina se interrumpe con su propio llanto. Luego, se repone y recomienza:] Este triste mirar/ me dice todo lo que has vivido./ Este triste mirar/ me dice todo lo que has sufrido. //Tienes la culpa/ de ser muy buena,/ tienes la culpa de ser/ morena.// Vienes viviendo tu desventura/ desde que tú eras/ una creatura.// Este triste mirar./ Andas cumpliendo cargas de un signo./ Este triste mirar./ Andas penando por tu destino.// Cuando te ven pasar/ todos te miran como alma en pena./ Cuando te ven pasar/ te discriminan por ser morena.// Alguien te pone las ataduras/ de aquellos tiempos de esclavitura.// Alguien te pone los eslabones:/ te sientes libre tras los rincones.