viernes, 14 de octubre de 2011

Ña Marina, la cancionera del triste mirar y el dolor de ser negra

27 de septiembre

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA



Doña Marina está en su casa, a donde llegamos de sorpresa, y se sorprende gratamente cuando este reportero le pide una entrevista para ser publicada en El Faro, porque ella ha querido durante mucho tiempo que su arte se conozca y ha luchado por ello, a veces hasta conseguir el enfado de su marido, de sus hijos, de sus nietas: desde hace años doña Marina compone canciones que sueña, y se mete en las mentes de cantantes y compositores famosos porque desea que alguno de ellos, alguna de ellas cante “aunque sea una” de sus hermosas creaturas imaginadas para sus voces.

La primera reacción de doña Marina, que frisa los 62 años, es componer su aspecto, mejorar su imagen, no quiere parecer “pallanque”, y actualiza, de ese modo, una palabra que tiene poco uso en el lenguaje actual de los criollos. Estamos en Tierra Colorada, a unos metros del mar, a escasa distancia del desovadero de las tortugas golfina y laúd. La canción que nos ha llevado hasta allí, Este triste mirar, tiene ese aire en el ritmo, en la cadencia, en el tono de la voz con que doña Marina la canta: terrible y tierno, luminoso y oscuro a un tiempo, inconmensurable e indispensable para sentir palpitar la vida. “Un rezo”, ha de opinar una niña-mujer, un doloroso rezo que mueve al llanto, dice.

-Es que ando toda pallanque, dijeran… [Y se ríe.]

-¿Qué quiere decir pallanque?

-Pallanque… de esas negras originales, pallanque, yo creo…

-Usté, ¿es de aquí, nacida y criada?

-Sí, de aquí, de Colorada.

-Su papá componía –informa un acompañante nuestro, compadre de la entrevistada–, componía canciones y cantaba.

-Sí, mi papá componía. Por ahí tengo una canción de él; apenas me dijeron que la cantara, pero no la pude cantar porque lloré, pues, empecé a llorar.

-¿Ésa, no es de usté, la que le trajeron?

-No, es mía, pero también no la pude cantar porque nombra a mi papá… que porque mi papá componía, por eso, yo creo, heredé, pues, eso.

-¿Cómo se llamaba su papá?

-Israel Guerrero. Él fue de los meros originales de aquí.

-¿Y cómo le nació, cómo le hizo usté?

-Pues, yo… porque mi papá componía, y sus canciones quedaron nomás perdidas… a él le encantaba tocar la guitarra… y yo le pedía a dios sabiduría para componer canciones, para que mi papá… eso no quede tirado, pues, así. Y sí, dios me empezó a dar eso, que hasta después soñaba las canciones…

-…de su papá…

-No, las mías, las soñaba así y yo… una vez soñé que un niño ‘taba cantando la canción y ya, amanecí, digo: Bueno, esa canción, yo nunca la’oído. Entonces, empecé a terminar esa canción, pero fue ya soñada, pues. Así, me acuesto, y me levanto en la madrugada a escribir, porque si no se me pasan; porque, casi allí me da el empiezo de las canciones y ya, después, las grabo en un ratito pa que no se me olvide la tonada, y ya, al otro día la compongo toda.

-¿Qué instrumento toca?

-Pues, yo tengo ganas de tocar guitarra, toco un poquito la guitarra.

-Pero, más o menos tiene idea de…

-Sí, porque yo… apenas en Guadalajara hice el esfuerzo de… lo que yo llevaba, mi dinerito, y fui a San Juan de Dios y compré mi guitarra, compré mi guitarra con desesperación, y ahí la tengo, cuidándola, a mi guitarra. Pero, tantito, aprendí; aprendí tantito, nomás pa poder, pero hay canciones que no les entiendo. Yo digo: Quisiera saber cómo se toca el son de eso para… pero no puedo…

-¿No hay músico aquí, que le enseñe?

-Sí hay músico, pero, pues no conozco a nadie que me enseñe aunque sea lo primordial, lo básico. Pero sí hay unas canciones que las toco yo, que las canto.

-Pero canta, aunque no toque…

-No, con la guitarra…

-Yo he escuchado unas dos de usté, pero sin guitarra…

-Sí, pues, pero una que otra ya con guitarra, pero nada más el tan-tan, tan-tan.

-¿Cuándo comenzó a componer?

-Tengo como unos tres años, componiendo. Pero, registradas, tengo como 35 canciones. Las registré ahora que estuve en Guadalajara… Porque… yo tengo muchas canciones que compongo y me dicen que se las lleve a los artistas, así que yo las compongo. Digo: Ésta le queda para tal artista, para tal artista, pero ahí las tengo nada más.

-¿Y se las lleva?

-No, ahorita dejé unas en Guadalajara y les dije a mis cuñadas: ‘ira, aquí dejo todo compuesto, ya, el disco y la letra, pa que se lo lleven a tal artista, a tal artista. Y no sé, pues, si se lo llevaron.

-O sea que usté no es artista…

-Pues yo sí pienso que soy artista, pues, compositor, compositora…

-Y hasta canta…

-Y canta muy bien [interviene una poetisa en ciernes que se ha conmovido con el canto de doña Marina: Extraordinaria composición... la fuerza de la voz dice más que mil palabras, ha escrito.]

-Eso me dicen, sí, eso me dicen, pero yo le pido a dios… quisiera que algún día… ser reconocida…

-Ser famosa…

-No, no ser famosa, ser reconocida, aunque sea me reconozcan de que hice canciones para aquí, pa nuestro pueblo, pa nuestro Guerrero, porque yo tengo canciones de Acapulco, que dicen Acapulco allí. Y digo: Allí están nada más, que queden perdidas. Quisiera que algún día fueran reconocidas, aunque sea mis canciones. A mí me gusta cantar…

-Usté es una artista, claro, en sentido auténtico, de verdá, pero en esta cultura nuestra no nos enseñan a ver al de aquí, le ponemos más atención al de fuera, y más si es güero…

-Sí, eso es lo que trato de decir en mi canción, ésa, de Este triste mirar, porque hasta cuando nace un niño dicen: ¡Ay, Túúú, tá negriiiiitoooo! Pues, no le hace. Y si fuera un güero, ay, le da a uno gusto: ¡Mira, está güero, está… Y, pues, él no tiene la culpa de haber nacido negrito, digo… porque yo sufrí eso cuando ‘taba en la escuela, en Acapulco. Entonces había más discriminación. Decían: Negritilla, hija de los diablos, nos gritaban, y nos venían gritando otros negritos. Entre uno mismo no se… y se cría uno con complejos, porque se acompleja uno…

-¿Qué estudió en Acapulco?

-No, yo nomás hasta la primaria, es que yo soy…

-¿Y pa qué ocupaba más?

[Risas, de doña Marina]

-Sí…

-Estudió la primaria y compone…

-Sí, yo eso le pedía a dios, de que yo no sé guitarra ni nada y digo: ¿Cómo voy a componer si… Yo he visto que todos los que componen se acompañan de la guitarra. Dios mío dame entendimiento para componer la letra y también ponerle la música. Hasta me dijeron allí, en Acapulco, un músico: Oiga, pero ¿le pone también la música o quiere que le ponga la música? Porque me cobraba más caro ponerle la música. Le digo: No, ya lleva la música. ¿Cómo que ya lleva? , le digo, mire, aquí esté, en el teléfono [celular, grabada]. Dice: Ah, sí, ya tiene la música. Porque yo le voy componiendo la música y la letra.

-¿Es fácil o es tardado?

-Pues, para mí se me hace fácil ahora, pero antes no, porque… digo… se me hace feo componer la letra nada más. Y digo: ¿Ahora cómo le voy a poné la música? Y no, ya la voy componiendo con música, ya, así.

-Le dio dios ese talento…

-No, tengo como ciento cincuenta canciones…

-¿Y de qué hablan sus canciones?

-Yo, pues, casi puro de decepción, puras cosas de decepción porque casi he sufrido pura decepción, yo… Tengo una que le compuse a un hermano que tenía una esposa que era de la calle, pues, y lo dejó. Y me dijo, sufriendo… pasó unos días, y le compuse su canción, y casi pura de decepción me quedan a mí, componer, porque tengo hasta como para Paquita, para Jenny Rivera y eso, tengo…

-Pero, ¿para usté no compone?

-No, pues, las mías, la’stoy sufriendo yo, pero digo: Ésas canciones le quedarían en voz de fulana, pero ésa… Como ahorita ‘toy sufriendo una mera decepción, que ahorita ‘toy componiendo las canciones más buenas, yo creo…

-¿Y de qué decepción carga? A la mejor nos ponemos a bebé, yo también cargo una mordedura en el corazón…

[Risas]

-No, pues, de que no nos podemos poner de acuerdo con mi señor. Ahorita, él está en Guadalajara porque su mamá está enferma, y como… por eso mismo, la descriminación, de que su mamá nunca me quiso porque ella quería gente preparada, gente que… pues, como está preparado él…

-Pero, usté, ¿ni modo que no sepa echar tortillas, guisar…

-Ya tenemos una hija de 17 años y todavía su mamá no me quiere. Digo: ¿Cómo va creer? Tantos años que tengo con su hijo y todavía quiere que haga méritos…

-Pero, esa canción ya está hecha, ¿no? Fue tu mamá/ la que te aconsejó/ que me dejaras…

[Risas]

-Pero así nomás, como cuando está uno de buena, que está alegre con…

-¿No compone canciones de alegría?

-Sí compongo, pero ésta, mero que le llegan al corazón porque lo está uno viviendo, pues, y también ponele la frase y el sentimiento, pero exacto.

-Yo escribo poemas, y cuando me chingan es cuando me salen mejor… ¿Por qué será que cuando uno sufre, escribe, y con la alegría es más difícil?

-Ándale. Sí, es lo que no sé, no le entiendo por qué, porque cuando siente uno su corazón herido. Porque yo soy de esas mujeres que tardo hasta tres años pa olvidar a un hombre. Digo: Voy a ‘tar esos tres años con ese… sufriendo…

-Esa canción también ya la hicieron: Estoy sufriendo por ti/ desde que tú te marchaste…

[Risas]

-Sí…

-Y si las canciones ya están hechas, ¿cómo le hace uno pa seguir componiendo?

-Sí, hay otros músicos que me gustan, como el ese Urieta, porque ese tiene el tipo parecido al mío, de que unas canciones que llegan, pues…

-Puro sufrimiento, puro dolor…

-Sí. Yo tengo cumbia, pero más boleros, de ésas de decepción, pues. Tengo cumbia; también le compuse una a un muchacho que anda aquí, un morenito, un sobrino mío, también le compuse su cumbia. Él es muy inocentón. Dice [Canta:] Foncho, Foncho, Foncho,/ Foncho es un negrito,/ es hijo de Pedro,/ hermano de Pechito.// Foncho, Foncho, Foncho,/ Foncho es un frentón,/ es aquel negrito/ que creció pelón.// Óyeme tú, zanca,/ ¿y quién es ese Foncho?/ ¿Ahora no te acuerdas/ de quién es Alfonso?// El que va a los bailes,/ siempre se chancea;/ él siempre se agarra,/ siempre se pelea.// ¿Cuándo vas al norte?,/ le dice a un panzón:/ Yo no estoy ni tonto,/ que me hagan jabón.// Él nomas le gusta,/ nomás la bailada.// Cuando compra torta/ la pide sin nada,/ no quiere verdura,/ no quiere jamón,/ él nomás le gusta/ comer pan pelón,/ él nomás le gusta/ comer pan pelón.

Porque es inocentón, pues, él…

-Pero, ese final no está inocente…

[Risas]

-Es que le dicen: ¿Cuándo vas al norte, Foncho? Ah, yo no estoy ni tonto que me hagan jabón, dice.

-¿No conoce usté el verso: Muchachita bunitilla/ ya me picó el alacrán;/ si no quieres que me muera/ dame sopita del pan… Cuando dice que Foncho nomás come pan pelón, ¿de que habla?

[Risas]

-El pan, pues, sin nada… [Risas, risas, risas] Tengo otra cumbia, del queso… A ver [se dirige a sus nietas], pásenme mi libreta, y los lentes…


Ña Marina se dedicó a cantar en camiones del servicio urbano para sobrevivir, aunque al principio temía abordarlos y pedir permiso para hacerlo, además, se enfrentó al rechazo de cancioneros con quienes pretendió acompañarse porque ellos no querían ver menguadas sus ganancias al incluirla; a veces, cantó todo el día sin probar alimento.

En esta segunda entrega, doña Marina Guerrero Salinas nos habla de sus amores y desamores, de sus sentimientos y dolores y de cómo los cataliza a través de sus boleros, habla también de sus expectativas con sus hijos, a quienes la música no consigue atrapar, de su afición por la pintura, la que tuvo que abandonar porque en su familia, sobre todo su marido, no aceptaron que ella se dedicase a una actividad infructuosa.

Al final, canta su canción, la que le da identidad, Este triste mirar, que resume su experiencia frente a la discriminación, que trasmina su dolor y lo devuelve límpido, candente, luminoso, profundo, intenso, en un discurso poético transparente y opaco, directo y curvilíneo, que se atreve a inventar palabras para mejor expresarse, como el término esclavitura, que nos remite a experiencias dolientes pero liberadoras.

-Pero, tiene buena memoria…

-Sí. O sea que las necesito cantar y cantar para que se me quede la música, también; pero si la acabo de componer, todavía no me sé la música bien.

-¿Y en qué las graba?

-Tengo mi teléfono, porque mi esposo me compró mi teléfono, porque si no, mucha grababa… y… mmm… muchas canciones perdí, porque… en la noche se me venían, y… tengo ésta, y la repetía y la repetía para que no se me olvidara. Al otro día, amanecía y ni me acordaba.

-Pero, ¿ya no le regresan, las canciones?

-Es que, como uno ya está vieja, ya no vuelve a regresar… [Risas] Cuando uno está joven tiene la memoria más buena, pero… entonces, uno ya no… por más que las repetía… yo perdí muchas canciones que no…

-Como quiera, allí carga la mina…

[Risas]

-Sí, pero tengo varias: Ese triste mirar, pues, aquí, está. Muero por oír tu voz; ése es un bolerito…

-¿Se ha enamorado usté?

-¡Uuu! Varias veces, como unas cuatro, pero bien enamorada…

-¿Bien? ¿Que no cuando uno se enamora, se enamora bien?

-No, de que son contadas, de que se enamora uno bien… Puede uno andar a veces con alguien pero no le llega al fondo, se acostumbra, nomás, a veces, pero ya, con un señor que ya tiene uno hijos y todo, ya es más profundo, no se olvida fácilmente, pues.

-Pior viendo a los chamaquitos…

-Éste es un bolerito porque… o sea que… mi esposo se fue para otro lado y cuando lo tenía allí yo, ¡ay!, como que no lo tomaba mucho en cuenta, como que se le hace a uno nada, pero ya cuando no lo tiene uno, allí siente uno lo feo. Dice [Canta:] ¿Quién te dijo que no siento,/ que no siento este dolor/ que yo estoy sintiendo ahora,/ que no está cerca tu amor?// Debo estar enamorado/ o perdí ya la razón,/ pero cuando estoy contigo/ no me siento como hoy,/ que no valgo ni un centavo,/ que no valgo ni un tostón,/ pero cuando estoy contigo/ yo me siento un triunfador./ Ahora que te encuentras lejos,/ triste me encuentro, por dios,/ tengo frío y no es invierno/ y puro durmiendo estoy.// Es mi amiga la tristeza/ cuando no tengo tu amor,/ pero cuando estoy contigo/ casi comediante soy.// Muero por estar contigo,/ muero por oír tu voz,/ por despertar a tu lado,/ por dormir juntos los dos.

-¿Y cómo sabe cuándo una canción está bien, cuándo se acabó?

-No, porque ya está largo el tramo y digo: Aquí le debo de poner el final.

-Imagino que la gente que la conoce aprecia lo que hace.

-Sí, pues. Aquí, pero aquí en mi tierra no saben que compongo, casi; casi no saben…

-Yo no sabía, le acabo de decir a él que yo no sabía [Interviene el compadre y compañero de este reportero.]

-Pregunta: dos de las canciones que ha cantado están escritas desde el punto de vista del hombre, ¿por qué?

-Es que le cambio, yo, para… es que, casi, los que cantan son puros hombres, por eso yo le cambio, pero son para mí, para mujer. Porque, digo, se la doy a un cantante, casi son puros hombres… Apenas le mandamos una a Bertín, a ver si dios quiere que me haga él el favor de que me las grabe, para empezar. Porque, yo creo, el día que oiga yo una canción mía no sé que voy a hacer, voy a llorar, no sé, porque nunca me he oído…

-Nosotros queríamos llorar cuando oímos su canción, Este triste mirar…

-Sí, pues, como es el fruto de uno, digo, el día que oiga la primera canción, así, grabada, que me… pensar que me tomaron en cuenta, pues… no sé cómo voy a sentir, una emoción muy grande.

-De sus hijos, ¿alguien heredó su talento?

-No, pues, yo, mis hijos, de parte de mis hijos… yo quisiera que aprendieran guitarra, les digo: Aprendan. Héctor… me alegré, compró una guitarra y vino: tin-tin-tin, tin-tin-tin. Yo dije: Ay… Le digo… a ver si dios quiere… No, ahorita ya la vendió, ni esperanza tengo ya, ya la vendió. Ninguno, ninguno, tengo. Y eso, pues, no quiero que se pierda, que en mí, le pido a dios, que me haga el milagro que reconozcan mis canciones, que aunque sea oírme una vez cantar yo, también. Porque yo le he hecho la lucha, también. De joven, anduve lejos, en México, canté cuando existían esos aficionados, yo canté y no me tocaron la campana, y pos ya estoy viejita y digo: Dios mío, hazme el milagro antes de que me muera. Eso es lo que le pido más: Dame otros años para yo alcanzar a ver eso. Y cuando me enfermo digo: ¿Que ya me irá a tocar y todavía no me graban ni una canción?

[Risas]

-Hay que confiar. Y pinta, también. ¿Por qué?

-Pinto, sí, porque, pues, a mí me ha gustado todo eso, me ha gustado pero, en eso sí ya me cansé porque hasta mi familia… mis hijos, mi esposo, me veía cantando, me veía pintando… bueno, primero me compraba mis pinturas, me hacía los marcos y todo, ya al último dice: Ay, pura cosa infructuosa. Digo: Ay, dios mío, ni mi familia me apoya. Hasta me peleaba con ellos. ¿Cómo vas a creer? Yo, si una cosa te gusta, a ti yo te apoyo. Pero como que se cansó de tanto… porque yo he hecho muchos cuadros. Le he regalado a doctores, a varias personas le he regalado…

-Se ve que es valiente, ¿no?, porque esta cultura no valora estos actos. Se vale que los hombres anden pendejeando, pero las mujeres no. Perdón, pero, ¿de qué vive usté?

-Ahorita ‘toy a la de dios, ahorita ‘toy vendiendo pizza pa poder comer, ahorita estamos sobreviviendo con eso porque, ahorita, mi esposo se fue a cuidar a su mamá, está enferma, y tiene razón porque él también quiere a su mamá, y yo también quiero a mi mamá, por eso estoy aquí cerca.

-¿Y cómo hace uno para que no le apaguen las ganas de componer, de pintar?

-A mí se me bajó la moral cuando mi esposo me dijo que pura cosa infructuosa, de que gastaba en las pinturas y hacer el material, de estar clavando los marcos, y ya, después, como que eso se me grabó, y era del diario que trataba de decirme algo, se desesperaba él, y ya, mejor dejé de pintar, pues, ya no le di molestia de que me hiciera los cuadros.

-Vuelvo a lo que decía hace rato: Aquí esto no se aprecia porque no da dinero, es un camino muy difícil.

-Dificilísimo, pero ya está uno cansada, pero pa componer canciones nadie me lo va a quitar porque, eso, estoy acostada y ya ‘toy soñando y me despierto: Rosa, ¿dónde está mi teléfono? Ya ando peleando con ella en la madrugada. ¿Y el lapicero, ¿dónde está? Porque ya me pongo todo, listo, a un lado a donde estoy, pero vienen ellas y agarran algo… ‘toy desesperada, en la madrugada, buscando algo, y hasta que me pongo a… a veces, amanezco desvelada, que me hago toda la canción en la noche. En la semana me haré como tres canciones.

-¿Le gustan todas?

-Me gustan todas, porque yo no hago una que no tenga inspiración, que no lleve sentimiento; yo, no me gusta hacer una canción que nada más, así, que no tenga… que esté concentrada, de lo que me gusta, de la emoción, del sentimiento. Casi todas… les puedo cantar todas y todas le van a gustar porque en todas les pongo sentimiento.

-Pero, sus canciones están pegadas a su voz, no puedo despegar la letra de su voz; tiene usté un estilo que no tiene otra…

-Sí, de Ese triste mirar hasta yo me… hay veces que, en la noche, estoy con mi teléfono oyéndola también, porque… más peor ahora que estoy decepcionada, ahí desquito todo mi… me consuelo…

-Uuu. Vamos a acabar bebiendo, con usté… [Risas] Fíjese que yo pensé que usté era más joven; cuando escuché esa canción pensé que tenía unos treinta años o algo así.

-No, sí, eso dicen, que por la voz parece que tengo menos años… Es que la voz no se me oye tan de viejita. Y esa quisiera cantar para que me oyeran, allí, como la canto, de verdad, que no es lo mismo oírla grabada en el teléfono. [Y canta:] Este triste mirar/ me dice todo lo que has vivido./ Este triste mirar/ me dice todo lo que has sufrido… [Doña Marina se interrumpe con su propio llanto. Luego, se repone y recomienza:] Este triste mirar/ me dice todo lo que has vivido./ Este triste mirar/ me dice todo lo que has sufrido. //Tienes la culpa/ de ser muy buena,/ tienes la culpa de ser/ morena.// Vienes viviendo tu desventura/ desde que tú eras/ una creatura.// Este triste mirar./ Andas cumpliendo cargas de un signo./ Este triste mirar./ Andas penando por tu destino.// Cuando te ven pasar/ todos te miran como alma en pena./ Cuando te ven pasar/ te discriminan por ser morena.// Alguien te pone las ataduras/ de aquellos tiempos de esclavitura.// Alguien te pone los eslabones:/ te sientes libre tras los rincones.

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