martes, 31 de mayo de 2022

 El concepto de cimarrón, símbolo de resistencia para grupos identitarios de la Costa Chica: Beatriz Morales

Por Eduardo Añorve


El concepto de cimarrón es un símbolo en la transformación de un grupo que se identifica por el color y que se está cambiando a una identidad cultural, el cual está reclamando esta identidad cimarrona para usarla para su liberación, ello, en la Costa Chica, según la doctora en Antropología Beatriz Morales Fabá.

El domingo 19 de mayo de 2019, en el Museo de las Culturas Afromestizas de Cuajinicuilapa se reunió un grupo de estudiosos del cimarronaje y tema afines con varios ciudadanos para llevar a cabo una platicadera. Allí, la doctora Morales Fabá, durante su exposición, cuestionó la definición del concepto de cimarrón que tiene la academia y propuso, además, que éste debe ampliarse porque tiene un marco teórico muy restrictivo al respecto.

A este acto asistieron también los estudiosos Marco Polo Hernández, Jorge Amós Martínez, Nadia Alvarado y Jesús Chucho García; y Arturo Motta Sánchez se enlazó vía internet para participar. Además, estuvo presente una treintena de ciudadanos locales

Trinchera transcribe a continuación la exposición hecha por la Dra. Morale Fabá.

«Yo no sabía que yo iba a comenzar, pero estoy muy sorprendida y feliz de estar aquí, con todos ustedes, especialmente porque... Maestro Motta, yo lo he leído mucho, lo he estudiado mucho, y es una de las personas que… yo creo… que ha seguido el trabajo de Aguirre Beltrán, de una manera académica, de una manera… especialmente porque en el campo de la Antropología, estudiar a los negros no tiene prestigio, pero estudiar al indígena sí es lo clásico.

»En el momento en que tú empiezas a estudiar Antropología y te enfocas en un grupo que, aparentemente, para la Antropología, es un grupo racial, no un grupo étnico… Quiere decir que [sus miembros] no tienen una cultura, no tienen una lengua propia, no son nacidos aquí. Entonces, un poco de la fama, la pierdes. En ese sentido, reconozco el trabajo que ha hecho el maestro Motta, un trabajo basado en la etnohistoria, un trabajo que viene de las cosas, que me gustó mucho, y yo creo que… Marco Polo [Hernández] también lo reconoce en su libro África en el carnaval mexicano.

»Es la contribución que hizo el maestro Motta a descubrir que los verdaderos vaqueros eran negros. Y para mí eso fue un gran avance en la Antropología, y se lo agradezco, maestro. Me hizo casi hasta llorar, porque… a veces, nosotros, pensamos algo de intuición, del corazón, pero no tenemos la ciencia, ¿verdad?, que nos apoye. Entonces, cuando habló de eso dije: “¡Ay, qué maravilloso!”. Esto es lo que la ciencia de la Antropología hace, ¿sí?, cuando está buscando verdades que, por alguna razón, se esconden.

»Y una de las cosas… como habla también el maestro Chucho[García], de que una de las cosas que se quiere esconder es la contribución de África y sus descendientes a Latinoamérica. Eso, nosotros, los negros, no sabemos quiénes somos, según dice la Antropología. Entonces, te vamos a ayudar a saber quién eres.

»Cuando yo llegué aquí, a Cuaji [La Dra. Morales utiliza el nombre de Cuajipara referirse a esta zona limítrofe.], fui a un encuentro de pueblos negros [en 1998, en San José Estancia Grande, Oaxa.], donde me encontré por primera vez al maestro Motta. A lo mejor él no se acuerda de eso, pero estuvimos hablando sobre un baile. Yo creo que era el baile de los Diablos, y había unas americanas feministas y se insultaron [ofendieron] mucho cuando vieron que la Nana Minga les estaba pegando [a los diablos]. Era la primera vez que yo veía eso. El único marco de referencia que yo tenía… yo soy cubana de nacimiento o, como dicen algunos amigos, cubana gringa… y me acordé de que en Cuba habían algunas sociedades secretas que se llamaban abakúa, y eso me recordó a esto.



»Y hablando con el maestro Motta, me dice: Bueno, no es eso; no es esto antifeminismo, hay un significado mucho más profundo. Y eso me atrajo, maestro, a averiguar más. Y la única cosa que yo estaba haciendo era tratar de buscar otro marco de referencia que no fuera la antropología americana, que fue donde yo me eduqué. Entonces, comencé a mirar mi propia cultura, ¿sí?, a ver qué eran las cosas que habían hecho los negros allá, y cómo eso se podía comparar con lo que estaba mirando en Cuaji.

»La idea de cimarrón nunca me pasó por la mente, aunque Aguirre Beltrán, sin costarle mucho trabajo, lo dice: Estos negros son cimarrones. Bueno, ¿y qué es un cimarrón? En la Antropología, un cimarrón es aquel invididuo que huye, en cuanto llega a la tierra, huye, porque ama más su libertad, prefiere estar muerto que antes ser esclavo de alguien. Esto mismo es interesante, [por]que los primeros cimarrones no fueron los negros, fueron los indígenas; fueron los primeros, y los negros se unieron a ellos. Después, claro, se vuelve toda una cultura negra de resistencia. Entonces, maestro, con su permiso, cuando leo en su artículo [Población negra y alteridentificación en la Costa Chica de Oaxaca] sobre el movimiento negro que se estaba desarrollando aquí, en la Costa, y ellos están reclamando la historia de ellos, a través de Aguirre Beltrán: Lo que estamos viendo aquí —dice—, fueron pueblos que nunca fueron dominados, fueron pueblos que se quedaron individualmente y crearon su propia cultura. Claro que estaba el colonialismo. Pero lo que quiere decir es que ellos mantenían su propio territorio, su propio espacio. El maestro Motta dice: Bueno, eso no está en los archivos. ¿Verdad maestro? ¿Sí? ». 

—«Bueno, sí, hay cosas, pero…». Respondió, vía skype, el aludido Arturo Motta, hasta allí. Por las características de la platicadera, la expositora siguió disertando.

«Pero en Cuaji, yo creo que… el punto de Cuaji no está como… el maestro Chucho encontró en los archivos que sí había cimarrones en Venezuela. No es tan claro, aquí, que se encuentren. Yo no he ido a los archivos. Pero, me parece a mí que, en mi opinión, que Aguirre Beltrán no estaba específicamente hablando de una definición científica; sólo hablaba de aquellos que se iban afuera del colonialismo. Él estaba hablando de un comportamiento, yo creo, de un estilo que él encontró aquí, en Cuaji. Y una de las cosas que a mí, cuando lo leí, me encantó, fue que dijo: El negro de Cuaji no baja la cabeza cuando habla con un blanco. ¡Ay! Yo dije: ¡Aché! Ésa resistencia, o resistencia cultural —como dice Chuchoes la cultura de ellos. Necesariamente, hay que ampliar —maestro, dije— la definición de cimarrón, ¿sí?, porque encontramos que hay variaciones de esa expresión de lo que es un cimarrón. No siempre tiene que ver… mucha de la actitud de los cimarrones se pasa en la comunicación en la casa, como la madre le habla, como el padre habla. Está dentro de la tradición oral. Puede que no esté en los archivos, pero sí está en la cultura de la casa.

»Entonces, Aguirre Beltrán habla de que una cosa muy bonita, que dice: Hasta los padres y los hijos se hablan a un nivel de iguales. Y cuando yo leí eso dije: ¡¿Qué?! Yo estoy acostubrada al respeto, a la edad y todo eso, ¿no? Entonces, hay un movimiento de igualdad, de democracia indígena, que le podemos llamar a eso —a la mejor— cimarrón, porque es una democracia que nace indígena, que nace de la cultura de aquí. Yo creo que cuando los grupos…

»Me recuerdo ahora una cosa que me decía mi maestro. Mi maestro fue Eric Wolf, y tenía muchas conversaciones con él. Yo venía de uno de los barrios más pobres de Nueva York, y cuando yo entré a estudiar a este lugar… le llamaban la casa intelectual… solamente escogían pocos estudiantes para entrar allá… Y yo estaba con la educación bilingüe, con los grupos, con la resistencia que había en Nueva York, y me aceptaron. Ésa es otra historia larga, por qué me aceptaron… Ya estaba en primer año, y en el primer año, ponían a todos los estudiantes, los llevaban a la Academia de Ciencias… un lugar completamente blanco… para exponer, y viene una muchacha negra, muy sofisticada ella, y me dice: No te preocupes, mi hijita; de aquí a que tú termines los cuatro años, vas a hablar igual que todos nosotros. Y el cimarrón es ésa persona que resiste, que no quiere ser, que no quiere asimilarse a lo que los otros deciden de cómo él debe actuar. 

»Yo me sentí tan dolorida, que me fui corriendo ante mi maestro y le dije: Eric… le decíamos papa Eric… Eric, me dijeron que yo iba a cambiar, que cuando yo terminara los cuatro años ni me iba a conocer. Y él, con una sonrisa en su boca, me dijo: Es que ellos no saben que tú eres una cimarrona. ¿Sí? Y se me quedó eso grabado.

»En ese tiempo yo no sabía lo que era cimarrón. Bueno, déjenme decirles algo en privado: Sí sabía lo que era cimarrón, porque, desde chiquita, el espiritismo que había en Cuba. Había espiritismo europeo, había espiritismo negro. El espiritismo negro, de las gentes que bajaban… sus espíritus, eran espíritus cimarrones. Entonces, siempre, en estas sesiones habían estos espíritus del tiempo de antes que venían a contar sus historias de resistencia. Entonces, en ese sentido, esa educación de lo que era un cimarrón la había aprendido en los cultos espiritistas, ¿no?, cuando venían ellos a contar sus historias y darle ánimo a los trabajadores y a los emigrantes, de que resistieran el racismo en los Estados Unidos. 



»Cuando leo que la gente no puede reclamar la identidad de cimarrón, porque científicamente no hubo cimarrones, en la definición clásica. Entonces, lo que yo digo es que tenemos que cambiar y ampliar esa definición, porque, como dice el maestro, ¿de qué nos va a servir la palabra cimarrón?, ¿cuál es el significado…? [Se interrumpe porque hay una llamada telefónica que hace ruido; luego, continúa.] Entonces, yo pido un diálogo, para ver cómo nosotros podemos avanzar en la definición de cimarrón. La que tiene ahora la ciencia, la Antropología, es un poco limitada para la… Hay demasiados diferentes comportamientos de lo que es un cimarrón. Y tenemos que, también, no solamente que sea la ciencia, que hable y defina eso; el pueblo, la gente, los espiritistas, todos esos, pueden darnos datos de cuál es ese comportamiento, porque, más que nunca, lo necesitamos, necesitamos ese espíritu. Yo creo que, también, hay una esencia cimarrona… no tiene que ser tomada de la Historia… una esencia cimarrona que tiene que ver con el comportamiento, con cómo tú te comunicas con la gente. Lo primero es algo que es muy importante, que yo he aprendido en Cuaji (lo digo): el concepto de dignidad.

»El concepto de dignidad se pierde en los Estados Unidos, es lo primero que atacan a uno, como emigrante, uno pierde el respeto a uno mismo y hace cualquier cosa por el dólar. ¿Y cuál es el efecto de eso? Que cada vez que perdemos un poquito de nuestro respeto nos vamos muriendo; entonces, somos cuerpos sin alma, ¿sí? Y el cimarrón tiene un alma muy fuerte, de resistencia. Y no tiene que ver… tenemos que ir más lejos de los archivos y ver el comportamiento, la actitud, lo que decidimos. Como esto mismo… cimarrón: de resistir a la academia, de resistir, de poner, de decirle a la Academia: ¡Basta ya, porque no has contribuido a nuestra libertad! Al contrario, has contribuido para que sigan viendo a África —como dice Chucho— como gente que nadamás habla de brujería o de [inaudible]. Entonces, la Academia sí sirve… sirve porque, los records, los archivos, las teorías de cultura… pero ahora estamos buscando nosotros ayudar a la Academía, que nos haga… no pedir un espacio, sino nosotros los vamos a ayudar con participar, porque están, a veces, muy limitados en su marco teórico.

»Definir a un cimarrón no puede ser sólo aquel que escapó de la esclavitud. Como dijo mi maestro: Tú eres una cimarrona. ¿Y qué quiso decir? Muchos años no entendía lo que él quería decir con eso; y quería decir que aunque tuviera un doctorado, yo me iba a desalienar, yo iba a estar junto con aquellos que estaban oprimidos. Y parte de la actitud cimarrona, es de luchar, porque es lo correcto, porque es la dignidad, porque es el respeto…

»Entonces, yo no veo nada malo que los grupos que quieren organizarse usen el concepto de cimarrón, porque los ayuda, y eso es lo que quería hablar de mi maestro Eric Wolf. Él decía: El símbolo es bueno si te ayuda a organizarte. Entonces, es un símbolo bueno porque nos ayuda, y es tan importante incorporar eso en las escuelas, especialmente ahora que los muchachos están creciendo y están buscando ídolos afuera de ellos, que no ven a su propia cultura.

»Y aquí hay una pedagogía de resistencia que va a ayudar mucho para porder mover a las ciencias más lejos, para que nos sirvan para liberarnos de la opresión, porque todos los conceptos que estamos aprendiendo en las escuelas nos oprimen. ¿En qué sentido nos oprimen? En el sentido de que… como eso, lo que dije: Tú eres un grupo racial, no tienes cultura. ¡Eso está mal! ¿Cómo le vas decir eso a los negros, que han creado civilizaciones tan grandes? Entonces, hay que volver y decir que sí, que los grupos sí cambian, de un grupo racial cambia a un grupo étnico, y eso es lo que está pasando con la idea del cimarrón: en esa transformación de un grupo que se identifica por el color, se está cambiando a una identidad cultural, y están reclamando esta identidad cimarrona, para usarla de la manera que ellos necesitan para su liberación. 

»Bueno. Muchas gracias».