lunes, 30 de enero de 2012

SER ARTISTA, A PESAR DE LAS DIFICULTADES, Y POR VENCERLAS: VERóNIKA CON K

[segunda de tres partes]

24 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA


Es Verónika con K. Es la segunda parte de una entrevista que El Faro realizó a esta cantante y actriz oriunda de la Costa Chica, precisamente de Santo Domingo Armenta, Oaxaca. Por ahora Verónika se prepara para un nuevo proyecto en televisión, donde volverá aparecer actuando. También tiene en mente un disco de ranchero. En esta ocasión, Verónika habla de que quien quiera triunfar en el medio del espectáculo y conseguir éxito y tener permanencia de hacerse acompañar de un equipo de trabajo, habla también de su primer éxito comercial, la canción Me está llamando Cancun, de porqué se le catalogó como acapulqueña en su presentación como artista, del odio a los negros que ha visto y experimentado a lo largo de su carrera, de la discriminación, de algunas experiencias en gira internacional, de algunos recuerdos de su infancia, de sus cantantes favoritos, entre otras cosas.

EA: La mayoría de los artistas, los cantantes y músicos de la Costa Chica que graban casi nunca ven ganancias por regalías…

V: Bueno, lo que pasa aquí es por falta de conocimientos. Cuando uno graba un disco y se hace popular, lo primero que hay que hacer, si es mi canción, de mi autoría, yo, lo primero que hago es ir a registrarla, allá, a México, y luego darme de alta en la asociación de autores y compositores. Entonces, si no se hacen las cosas como es, hay otro que viene de intermediario y es el que se lleva la plata.

EA: Eso nos lleva a otro tema, que me interesaba platicar. Creemos que el artista, el creador, se dedica a eso, a crear, y normalmente no administra, eso lo deja en segundo plano…

V: No todos…

EA: Hacia allá quiero ir, y quiero retomar lo primero que decíamos. Bueno, Verónika es bonita, atractiva, todo mundo quiere verla, todo mundo quiere aplaudirle; ¿eso garantiza éxito?

V: No, se requieren muchas cosas. Mira, estando en el medio, es como todo. Lo que está de moda… tenemos muchos productos en el mercado, no todos los productos llegan a la cúspide: es el caso de un artista. El artista tiene que rodearse de un buen equipo de trabajo, pero, cuando tú inicias en esta carrera muy joven, como en mi caso… y que me tomó de sorpresa el éxito, porque yo no estaba preparada… yo grabé mi primer disco, que ése se vendió cómo no tienes idea y yo no sabía ni qué. Yo me oía en el radio, me oía aquí, me oía allá… y Me está llamando Cancún, y se oía en todos lados; incluso, fue el tema lanza para promocionar Cancún, en ese tiempo, y esa canción fue exitosa a nivel nacional e internacional. Ibas en el avión, la escuchabas.

El compositor era de allá, de Chetumal, o de Mérida. Él me trajo esa canción, llegó a mis manos, fue en mi primer disco que yo grabé esa canción. Y se hace más popular porque, con ese primer disco, yo estaba en el programa de Raúl Velazco, que, cuando fue mi lanzamiento, que me apadrinó Rolando Laserie, con Raúl, que, te digo, en ese tiempo te daban la patada de la buena suerte, delante del público, con cámaras y todo: Vamos a apadrinar esta muchacha que es de Guerrero… Decían que era de Guerrero porque yo le dije: Soy de Santo Domingo, Oaxaca. Pero me dijo Raúl Velazco: Es que no aparece en el mapa. A nosotros nos conviene que seas de Acapulco porque Acapulco es más conocido y es turístico. Entonces, vamos a decir que eres de Acapulco.

A Acapulco yo llegué muy chica, muy pequeña, Acapulco es como mi segunda casa, pero yo, honestamente, soy oaxaqueña, con mucho orgullo lo digo. Nací en el estado de Oaxaca, en un pueblecito muy pequeño que se llama Santo Domingo, a lo mejor lo conoces. Incluso, desde aquí aprovecho para mandar un saludo al presidente municipal y decirle que estamos esperando la llamada, porque, supuestamente me van a hacer el homenaje de hija predilecta del pueblo, mi pueblo, Santo Domingo.

Yo me siento muy orgullosa. Cuando vienes para acá, la gente me pregunta: ¿Cómo lo lograste, para llegar allá?

EA: A eso me refería: llegaste, pero, ¿cómo te mantienes?

V: Perseverancia. Es que en esto nunca puedes decir ya la hice, porque si tú terminas un proyecto exitoso estás comprometido a hacer otro más exitoso. Y si no te llega, y si no hay llamado, y si no es el momento, y si, simplemente, al productor no se le da la gana volverte a llamar, pues, simplemente te estancastes. Tienes que estar, siempre, constante, constante; es el volver a empezar.

EA: Normalmente ocurre con los hombres, en nuestra zona, que tienen talento, pero, como en el caso del futbol, se van a probar, se quedan, mas se enfadan: No, yo quiero comer carne, no pura verdurita. No, aquí ya me aburrí de puro estar jugando, de estar puro entrenando, pior que ‘orita está el Santiago en su apogeo, y yo acá, encerrado…

V: [Risas] Sí. Falta de amor a la profesión, de ponerse la camiseta. Porque no todo es fácil.

EA:¿Y cómo se hace?, ¿qué te dices tú, a ti misma, para hacerlo?

V: Perseverancia, amor a lo que haces. Mira, yo estuve a punto… cuando yo llego a la ciudad de México, sufrí malos tratos, humillaciones de todo tipo y hasta, inclusive, tuve problemas porque en dos ocasiones quisieron abusar sexualemente de mi persona. Gracias a dios la libré, salí bien librada, pero, decía yo… Una vez yo, ya llorando, con las lágrimas… porque me tiraron mi ropa al escenario, donde yo estaba trabajando. Las mismas compañeras. Envidia, o qué sé yo. Agarraron mi ropa y: Tal negra… y, pa’ fuera, ¿no? Me avientan la ropa. Me siento a llorar. Y me digo: ¿Qué hago aquí? Tengo que regresar con mi familia. Esto no es vida. Pero me sale lo de adentro, el coraje, la valentía y digo: No, no me voy. Ahora voy con más gana, y me meto con mi ropa y voy sobre la que me la hizo. Y hablé con el gerente, y le dije: Pasa esto y esto y esto. Pues, las que salieron fueron ellas, efectivamente. Pero yo tomé la decisión en ese momento, que estaba yo en la encrucijada del me quedo o me voy.

Pero pudo más mi fuerza de voluntad, el coraje y la decisión de ser artista, porque yo siempre lo manejé desde pequeña, que: Yo voy a ser artista. Y me dice mi madre: No, para eso se necesita mucho dinero. Y, además, me decía: Estás prietita. Ésas son muy bonitas y güeritas. ¿Y a mí qué me importa?, decía yo.

EA: ¿Ha sido difícil?, ¿es un problema que seas prieta o negra, para esta carrera?

V: Al principio sí, al principio sí…

[Pausa]

EA: ¿Por qué?

V: Porque no toda la gente, no toda la gente… [Pausa] tienen sus ideas erróneas, ¿no?…

EA: Pero, en el medio del espectáculo, ¿cómo te reciben? ¿Qué quieres decir con “ideas erróneas”?

V: Hay personas que odian a los negros porque los odian, nada más, porque les tienen envidia. Porque creen que ellos deben ser los únicos en el mundo, y yo siento que, pues, eso no es normal…

EA: En el comienzo, ¿cómo te recibieron en el medio?

V: Al principio, bien. Dos, tres no. Y antes, que se hacían los casting, las pruebas de voz. Allí había que cantar así, sin micrófono, tenías que demostrar que verdaderamente sabías…

EA: ¿Y cómo supiste que sabías cantar?

V: Bueno, aparte de que me lo heredó mi padre, porque mi padre canta y tocaba la guitarra… cantaba, ¿no?, cuando era jovencito. Aparte de eso, yo cantaba lavando trastes en casa, barriendo, plachando, lavando la ropa, siempre era cantar, cantar, cantar, cantar. Y cuando yo fui al coro del Seguro Social, en Acapulco, me hicieron la prueba de voz, y me dijo el maestro: En este momento te estás quedando en el coro como primera voz. Entonces, no lo dije yo. Y tenía yo catorce años. No lo dije yo.

Entonces, hubo un concurso de radio, que gané, en la XCCI, gané el primer lugar, lo cual me dio el premio de grabar el disco de ranchero, una canción ranchera. Porque allí grabamos el primero, el segundo y el tercer lugar, y en ese concurso se andaba dando a conocer Walter Torres con su Acapulco Tropical. Y luego, de premio nos dieron un anillo, porque el patrocinador era joyero…

EA: ¿Acapulco Tropical también participó en el concurso, participó Walter Torres?

V: Walter Torres participó, pero, era más bien para amenizar la fiesta del concurso. No era el Acapulco que llegó a ser, era un grupito que empezaba. Yo conocí… Lauro, que era el compositor de la Novia fea, de casi todos los éxitos, él era… que en paz descanse… él era mi compañero del coro, él era cuarta voz en el coro, que presidía el maestro Antonio Rosas, en el Seguro Social.

Y luego yo… allí, conjuntamente, había una maestra de actuación, que era sobrina de don Jorge Mondragón… de aquellos de la época de oro del cine… su sobrina era actriz, Rosa Mondragón, que se casó con Pancho Rentería, el dueño del Palao, y ella estaba recién casada y se aburría en su casa, y le dijo al marido que quería dar clases de actuación. Se va al Seguro y le dan la plaza como maestra de actuación; allí me tocó que ella me diera mis primeras clases de actuación.

EA: Pero, en primer lugar fue la música…

V: La música, pero yo quise ser una artista completa.

EA: Bueno, llegas, te dicen que tienes buena voz, ¿y ya la hiciste?

V: No, el artista se sigue preparando. Yo, inclusive, tenía un tipo de voz demasiado aguda. Le faltaba cuerpo, ¿sí? Entonces, yo me inscribí en una escuela con la técnica del bel canto, con el maestro de ópera. Allí supe que soy mezzosoprano…

EA: En el DF...

V: Sí, en el DF. Mi maestro, Roberto Stanley, que en paz descanse, un viejecito como de ochenta años, pero era un tenor impresionante, con una voz tremenda, fue cantante de ópera. Ése fue mi maestro, que me dio técnica para cantar.

EA: Hay un trabajo detrás, no es sólo la imagen. Porque a veces la gente no ve eso; las chavitas luego dicen: Yo quiero ser artista

V: No, no, no. Mira, yo me hice sobre la marcha, sobre la marcha, que quiere decir que trabajaba para pagar mis estudios, para comer, inclusive, porque, te puedo decir, yo no fui nunca de la cuna acá, ostentosa ni poderosa, cuna humilde, que mi madre trabajaba apenas para manternos, allí, en Acapulco. Pero, yo me fui con la idea no nada más de triunfar, de lograr mi meta, sino para poder apoyar a mi familia, a mi madre sobre todo.

EA: Pero pudiste hacerlo, ¿no?

V: Claro, en su momento. Que ayudé mucho a una tía… y eso lo pones allí… la ayudé hasta con sus hijos, ¿eh?, que ahora, cuando tú ya… pasa el tiempo, pues, ni el saludo, ¿no? Entonces, digo… y no lo hice para que me lo agradeciera, simplemente lo haces, porque dices: Amo a mi familia, y lo haces porque así te educaron, que había que compartir lo que tenías.

EA: Has viajado mucho, por todo el país; tu primera gira internacional fue en la compañía de doña Sara Garcia, en los setenta, ¿qué edad tenías?

V: [Risas] Eso, imagínatelo… Éramos cuarenta artistas. Visitamos cuarenta ciudades, de la Unión Americana, y hacíamos tres plazas por día, y nada más eran los fines de semana, pero nos hospedaban en el Hotel Alejandría de Los Ángeles. Allí era nuestra base. Y al final hacíamos tres presentaciones en el Million Dollars, pero viajábamos: Sacramento, San Francisco, Colorado, Santa Anna, San Diego, Dallas, San Antonio, Las Vegas. Y cuando terminó la gira, el empresario… como le fue muy bien… nos regaló tres días en el César Palace, con todo pagado.

EA: Valió la pena el esfuerzo…

V: Pero porque es pesado, porque te vas maquillando… a veces nos transportaban en avión y a veces en camionetas, donde íbamos… ahorita trabajábamos diez artistas allí… corréle a la otra plaza mientras los otros diez se quedaban trabajando, y así andábamos. No nos pagaban mucho, te voy a decir. A mí no me pagaban mucho, a mí, la primera vez que me pagaron, por actuación me daban 500 dólares, pero me daban el hospedaje. Yo comía lo que podía, porque mi dinerito era poco. Para mí era mucho dinero, pero para otros era nada, ¿no?, en comparación de lo que ganaba Amalia Mendoza, Sara García, María Victoria. Ellas se iban a las tiendas, a los mejores lugares a comprar, pues, cosas. Pero yo siempre me hice querer por ellos, sobre todo por las señoras, ¿no? Me veían como la morenita de Acapulco, me traían aquí… pero yo no sabía ni el idioma…

EA: Pero hay que adaptarse, ¿no? Me refiero a que en nuestra cultura, nuestro modo de hablar… nos dicen que no hablamos correctamente…

V: ¡Ah! Ése es otra de las cosas que te quería comentar: hay que estudiar. La dicción, que es muy importante tanto para grabar discos como para el cine. Hay que estudiar, y no es fácil para quitarse ese modismo, el estilo, el… no sé… la…

EA: ¿No duele?, ¿no duele que ya no puedas decir: ¡Maaaaama!?

V: Pues, te acostumbras.

EA: A Cirino Arellanes le cambiaron el apellido a Arellano, luego le cambiaron el habla criolla porque le dijeron que hablaba mocho…

V: No, y hay palabras que no están en el diccionario, pero que nosotros los adaptamos… aquí se habla… por ejemplo… [Risas] No, no quiero decirte… Estaba yo con un taxista [Risas], y dijo una frase… que no sé si la pueda decir… que me llamó mucho la atención: Es que hay que ananchar, dijo. [Risas] Perdón, perdón. Son palabras…

EA: Está bien. Yo no sé cómo hablaba tu abuela, pero mi abuela, de tres palabras, decía una leperada pero leperada… Decía, a sus nietas: ¡Todas mis nietas son putas, putas, putas!

V: [Risas] No, mi abuela decía [Risas]: Vete por un tostón de azucara… [Risas] O sea, digo, sí conozco, pero…

EA: Bueno, esos son los restos del español de los siglos XVI y XVII que nos heredaron los andaluces… Arrempújale

V: Arrempújale o arrecúlate. Sí, eso de recular es muy español, es muy español.

EA: Pero nos enseñan que nos debe dar pena hablar esas criolladas…

V: Bueno, ahora, yo, te lo confieso, ayer que lo escuché dije… pero no…

EA: De aquí soy yo…

V: De aquí soy yo, pero así se habla aquí. Pero, esas palabras… tú llegas y hablas así en el medio… ¡uh!, no te la acabas.

EA: ¿Por qué?

V: Pues, porque ellos dicen, porque ellos no están…

EA: Pero, por ejemplo, los dialectos del norte del país sí se aceptan en el medio, o los chilangos, como Cantinflas o Tintán…

V: Porque eran personajes, no eran en realidad el auténtico, la persona, era un personaje sacado de la vida real, un peladillo, por ejemplo, de la barriada, del Tepito de aquellos tiempos…

EA: Claro, pero me refiero a que esos tipos, esos modelos sí tienen legitimidad; sin embargo, los tipos costeños parecen agresivos…

V: Porque no tienen contacto. Nosotros estamos aislados, nosotros no conocíamos la civilización en sí hasta que ya tuvimos la súper carretera que tenenos, pero, yo me acuerdo, te lo digo y te confieso, que cuando mi madre salió de aquí, del pueblo, de Santo Domingo, se fue en un camión de redilas, montada arriba de unos sacos de arroz, de frijol, de chile, de jamaica. A mí me tocó viajar en esos, tenía unos cinco añitos cuando viajé con mi abuela para visitar a mi madre en el puerto [de Acapulco]. Duramos tres días para llegar, y llegamos con una cabezota llena de tierra, las pestañas… Cansadísimas. Yo me acuerdo. Entonces, no era la civilización. La civilización ya vino después. Ya, ahora, imagínate, con los medios… imagínate…

EA: Bueno, las comunicaciones eran lentas, sin embargo, el contacto con otras regiones del país fluía, había avioneta…

V: ¡Ah, no! Yo viajé en avioneta con Bode, El Güero, que se mató precisamente en la avioneta. Él venía a Ometepec, y de allí se daba un brinquito, porque mi mamá lo contrataba para que la llevara al pueblo. Mi mamá tuvo la dicha de estar casada con un norteamericano... era una morena muy preciosa… entonces, se enamoró este señor de ella y la traía, tiro por viaje, aquí, al pueblo. Y, bueno, nosotros conocimos la avioneta porque viajamos en ella. Entonces, sí había la comunicación, pero era cerrado el núcleo: cuando alguien tenía dinero, que era el que podía, el hacendado, el cacique, era los que sí se nutrían de esa civilización…

EA: Pero, tú regresas a tu pueblo, convives con tu gente, pero la gente tiene costumbres de hace cuarenta años; somos una cultura conservadora, con gran fuerza para mantener ciertos hábitos culturales. ¿Cómo se sintió Verónika, dejando de comer tortilla de mano y chipile para comer pan, jamón, por ejemplo?

V: ¿Por qué crees que estoy aquí? [Risas] Porque vengo a recordar mi… ahorita como de lo que sea; ayer comí, en Pinotepa, tamales de iguana. ¿Por qué? Porque solamente aquí lo puedo disfrutar, aquí es donde yo me nutro, y vengo a nutrirme de mi pueblo.

Aquí nací. Yo tuve la oportunidad de irme a vivir a Los Ángeles, ya a radicar allá, con contrato y todo, y… tenía yo el problema del idioma, porque yo no habló inglés, lo entiendo, hablo ciertas cosas, pero no… ¿por qué?, porque no me entró el inglés sencillamente. Entonces, no. Una de las cosas que no me gustó, que hasta a los mismos paisanos se vuelven fríos, tienen una cierta conducta que, es más, ni te tratan con amabilidad; si están trabajando en una tienda se comportan como si fueran estadunidenses y no mexicanos. Tienes más discriminación del paisano que ni de la misma gente de allá. Y yo eso lo sentí, lo sentí y me dolió mucho.

EA: Esas situaciones de discriminación, en el DF, ¿cómo son?

V: En el DF… Mira, te voy a decir cómo llegué yo al DF: Yo estaba acostumbrada a vestirme con hot pants, unas botas por acá o, simplemente, mis huarachitos, así… yo, ni zapatillas. Allá fue donde, ya, llegué a la casa de mi madrina, y fue donde ella me compró un abriguito para cubrirme. Pero el abriguito me llegaba por aquí, y mi hot pants por aquí, y yo, enseñando pierna. Entonces, todo mundo volteaba… ¡Hijo! ¡Cómo se le ocurre a esta mujercita andar así en la calle! Y yo veía cómo me veían. Híjole, ¿qué tengo?

EA: ¿Agradable?, ¿desagradable?

V: No, no agradable, de asombro…

EA: No, ¿cómo lo sentías tú?

V: A veces agresivo, por la forma morbosa en cómo me veían. Porque yo decía: ¿Por qué me ven así? O me decían barbaridad y media…

EA: Pero, a simple vista, ¿cómo sabías que te veían con morbo?

V: Bueno, la sensibilidad de la mujer es especial, sobre todo cuando estudias actuación. Cuando estudias actuación puedes interpretar, sin hablar, tus gestos, o tu tono; [según] el tono en que me hables ya sé lo que tú me estás diciendo, aunque no me lo digas, porque eso es lo que un actor aprende…

EA: El subtexto…

V: Y cuando te toca hacer un trabajo de mesa sobre tal obra, allí es donde tú vas a hacer análisis del texto…

EA: iba a preguntar desde hace rato: ¿qué cantante te gusta o te gustó o te ha gustado?

V: La que me inspiró para cantar tropical, Celia Cruz…

EA: ¡Azúca! Ella no dice azúcar, ni azucara, y se le oye bonito…

V: Pero era por su personalidad, por su temple, por su gran voz, eso fue lo que me llamó la atención…

EA: ¿Y hombres?

V: ¿Mexicanos? Ay, ay, ay. A mí no me llena el que canten fuerte, el que canten así, a mí me llena que impriman sentimiento, eso es lo que a mí me gusta, el sentimiento. Y que, aparte de sentimiento, tengan una voz agradable, que sean cuadraditos, que sean afinaditos…

EA: José José, por ejemplo…

V: Es el príncipe, es uno de los cantantes… es el príncipe… no hay…

EA: Y, ¿te gustan güeros o morenos?

V: ¿Hombres?

EA: Digo: hombres, o mujeres o lo que te guste…

V: Mira, a mí no me importa el color, me importan los sentimientos, me importa que el hombre sea cumplidor, responsable…

EA: Ajá. Tú lo ves, ¿y cómo sabes si ese hombre tiene bonitos sentimientos o no?

V: No, no, no. Eso es con el trato cotidiano, porque no a la primera voy a decir: ¡Ay! Me caso con él

EA: No, no me refiero a si te casas o no te casas, yo pregunto por el tipo de hombre que te gusta…

V: Me gusta… el prototipo de hombre que me gusta es que sea bien plantado, altos, me gustan altos, este, con personalidad, no guapos, no dije guapos, con personalidad, que sean agradables…

EA: En el medio, ¿cómo quién?

V: [Risas] No, no, no.

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