martes, 10 de enero de 2012

KALI GONZÁLEZ, UN BOXEADOR SALINEÑO

EL ASCENSO

[primera de tres partes]

8 de enero

EDUARDO AÑORVE

COPALA


Kali González pudo ser campeón del mundo como boxeador, dice. Y se le cree. Originario de Las Salinas, municipio de Copala, en esta larga entrevista para El Faro, en el patio de su casa en esta pequeña población, nos va develando su ser y su sentir, luego de no hablar para la prensa por doce años; así, en esta primera parte habla de su paso por el gobierno estatal, luego de haber sido un boxeador triunfador, de su intención primera de convertise en futbolista, de sus triunfos en el deporte amateur y del posterior abandono de éste por dinero, de su carrera exitosa como boxeador profesional, entre otras cosas. Kali González es buen conversador; su plática no tiene desperdicio. Apolinar González Balbuena inicia a platicar desde el primer momento, desde antes que este reportero encienda su grabadora, y el primer tema se relaciona con su paso por el gobierno estatal como funcionario deportivo, de donde salió decepcionado.

KG: La prensa y la televisión hablan cositas de don Rubén [Figueroa]; es más, para mí, así, yo tengo un dejo de acá… te voy a decir… como que era un buen gobernador, porque él inició la carretera, ¿no?, Tlapa-Marquelia. Yo, con Rubén Figueroa no me puedo quejar porque me nombraron coordinador del Indeg en Costa Chica, que no había habido; llego para acá. Ya después, con don Heladio [Aguirre Rivero] me ratifican, me dan la coordinación general, soy el primer director del gimnasio y unidad deportiva de Renacimiento, soy coordinador de deportes en la unidad deportiva con mi compadre Marcos Villasana…

EA: ¿Sanmarqueño?

KG: Sí, sí, pues, porque El Médano es San Marcos… Y de allí, don Heladio… Yo no me explico, por eso no quise casi quise hablar nunca después de eso. Mira, cuando llegamos [al gobierno del estado], llegamos en racimo. Estaba en el insituto del deporte y de la juventud Guerrero Manuel Negrete, el futbolista aquel, el del gol bonito en el mundial; mi compadre Marco acá… y no sé porqué no se dieron las cosas. Yo pensaba: Yo, toda mi vida de deportista, y lo traigo acá en el alma, y yo pensé que estas cosas iban a mejorar pero no…

EA: La política es complicada…

KG: Sí…

EA: Y el deportista que se mete a la política tiene que aprender política, como en el caso de Ana Guevara, que estuvo en el DF y no tuvo el mismo desempeño que en la pista, porque en la pista, en el deporte hay disciplina, hay orden, y en el gobierno… depende del gobernante, de cómo amanezca…

KG: Y queda uno dolido, yo, por ejemplo, cuando hacen la pista de atletismo, aquí, en la unidad deportiva de Acapulco… el 12 de marzo de 1997 fue inaugurada… primero, que la gente no la aprueba porque no era de tartán, era sintética, y luego empiezan los problemas: luego vino el ese ciclón Boris, daña las baquelitas que daban luz a la unidad deportiva… bueno, pobre, totalmente, esa unidad, nunca vimos un apoyo, más bien éramos para rayos, y eso que teníamos una buena relación con el góber, definitivamente…

EA: Bueno, a veces ése es el problema en los gobiernos: no se invierte el dinero que corresponde invertir…

KG: Ya después, cuando salimos nosotros, este cuate, llega a la Indeg… a la salida de Manuel llega Rocío, la que fue a España a ganar la medalla de bronce… pentatleta, creo, era la muchacha… ahora está Gonzalo Calvo, que es mi contemporáneo, mi cuatacho del alma, estudiamos juntos la universidad…

EA: ¿Estudiaste, dónde?

KG: En la ESEF (Escuela Superior de Educación Física), pero vengo de la ENSO (Escuela Normal Superior de Oaxaca). De hecho, por nacimiento soy guerrerense, pero de hechura, ya como deportista, soy bajacaliforniano. Nací aquí, en Las Salinas, en 1959, el 28 de enero. A principio yo era futbolista, en Acapulco empecé a destacar, estuvimos en el Fiesta Americana, con don Álvarez, el equipo de Joaquín Campos, tío de Jorge Campos.

El boxeo nace así, se da, primero… resulta que cuando yo me inicio en esta cosa del boxeo no era una casualidad, y por ahí unos reportajes que me hicieron decían que había surgido, aquí… ya ves cuando quieren hacer grande a uno, pero, no es cierto, mira… aquí la cosa está en que antes de que me llevaran a los juegos nacionales, a Oaxtepec, Morelos, yo llevaba cerca de año y medio entrenando, tenía pisaje, cuando menos, sabía boxear.

EA: ¿En qué año fue eso?

KG: A los nacionales fui en 1983, representando a Guerrero, en el IMSS de Acapulco. Yo, a los doce años salí de Las Salinas y me fui a Acapulco; estudié la primaria en Marquelia y fui a terminar la secundaria en Acapulco. Cuando fui campeón, empiezan a hacerme tonto, empiezan a decirme que yo era bueno, que tenía para destacar en eso, que eso también daba dinero…

EA: ¿Quién comenzó a decirte eso?

KG: Mis cuates, los camaradas de la colonia, de la escuela, y eso a mí me gustaba, ¿no? Pues como yo no me daba a mí mismo, yo no sabía que pegara tan fuerte. Decían: Qué fuerte pega ese tipo.

EA: ¿Ganabas por nocaut?

KG: Sí, era el sello de la casa. Y ya tienes que nos vamos a… para selectivos, se van a San Luis Potosí los juegos en ese mismo año, y, por cierto, allá le gano la final al Chato Segura, hermano de Rosalío, le gano la final, en superpluma. Ya andaba en los 57 kilos yo, ya estaba enbarneciendo… que, de hecho, mi fuerte fue en peso ligero, los 61.550, los 60.500, ya andaba yo. Allí fue donde me volví fatal. Y otra vez vienen los bajones… no era estable…

EA: ¿En qué sentido?

KG: Mira Añorve, no era yo… por ejemplo, la gente que me conoció me afamaba y todo eso, pero mi estabilidad… porque yo dejaba…

EA: No había disciplina…

KG: No había disciplina, no había rumbo…

EA: ¿Lo tuyo era más talento?

KG: Yo creo que sí. Yo me perdía por un buen tiempo…

EA: ¿Qué hacías en ese tiempo en que no boxeabas?

KG: Andaba de cabrón, allí…

EA: ¿Mujeres, cerveza?

KG: No, no, la de buenas que yo vicios no tengo, no soy ni mormón ni religioso…

EA: Me acuerdo, por ejemplo, del Costeñito Morales…

KG: Alberto…

EA: …que no entrenaba, que llegaba borracho a las peleas…

KG: Sí, la mayoría de los compas es así. Mi amigo Isidro Pérez, que le gusta mucho el vicio. Yo no, yo era inestable porque me iba aquí, me iba allá, andaba así, de plano, me perdí un buen tiempo. Yo creo que eso a mí me perjudicó bastante porque en ese tiempo yo hubiera sido campeón del mundo. Eso sí, eso es inegable, y lo decían propios y extraños, decían que yo tenía pasta para campeón del mundo…

EA: ¿Tú tenías esa seguridad, que tenías esa pasta?

KG: Fíjate que sí, te voy a decir, solamente que yo cuando ya la agarro serio y llego a la madurez en el boxeo, yo ya estaba viejo.

EA: ¿De qué edad estamos hablando?

KG: Estamos hablando de 28 años, aunque en los periódicos salía que tenía 24, 23, pero, resulta que… cuando pelea Lupe Pintor con Juan Kid Meza, en el Toreo de Cuatro Caminos, tenía como 15 días que había llegado yo de aquí a Acapulco, y me dice El Zurdo Arce: Oye, hay una, ¿te la avientas? Vas a seis round, allí se va a fijar… la grilla, ¿no?, para que yo aceptara, y yo era dinerero. Venía a Marquelia, aquí, Moisés Montalván hacía función de box, venía aquí este sábado, al otro sábado peleaba en Copala, si se podía me pasaba a Lázaro Cárdenas. Andaba rancheando yo. Doscientos cincuenta [pesos]… para mí era una feria.

EA: ¿Era buen dinero?

KG: Sí, sí. Tumbando gente porque, de hecho, los boxeadores que me llevaban eran gente del lugar, gente que no tenía preparación en el boxeo, y ese era un factor determinante. Entonces, en esa función fue a seis round contra un mentao Escamilla, creo, en el Toreo de Cuatro Caminos. Pagaban una miseria pero… a mí me apoyaba mucho Wenceslao Pelaéz, el de la Cueva de Wences, éramos vecinos, porque yo vivía en el barrio de Petaquillas. Con sus palabras, ¿no?: Pues vas a ir a México y le vas a dar en la madre a ese cabrón; sirve de que sales en la televisión. Y ya ves que en ese tiempo uno quería salir en la televisión. Si de por sí así yo sentía que era el artista, imagina ya saliendo en televisión. ¡No! Y nos fuimos allá. Sí, a la misma tónica, ganamos al primer round esa pelea. Allí me conoce Alberto Maurino, el que le daría un cambio a mi vida.

EA: ¿Eso en qué año fue?

KG: En 1985.

EA: Dos años después que ganaste en Oaxtepec y el nacional en San Luis…

KG: Sí, porque en 1984 yo ingreso al Comité Olímpico Mexicano. Borrego Torres y Raúl Ratón Macías me llevan. Viene a Acapulco de vacaciones y le dicen: Acá está un chavalo buenísimo, y toda la onda, que pega muy fuerte, que boxea bonito, y toda esa onda. Como yo me había arrimado con una tía en un hotel donde trabajaba, fueron a hablar con mi tía, que era mi representante, ¿no? Mire, que déjelo ir. Intervinieron otras gentes del Seguro Social, porque yo había salido campeón, y total, que me voy al Comité Olímpico Mexicano.

En mi peso, peso ligero junior, ya estaba entrenado un mentao Javier Camacho, El Camello Rodríguez. Ese Camacho era de Nuevo León. Y en lo que me adaptaba a la Villa, pues, otro mundo, otro ambiente…

EA: No hay tortilla, hace frío…

KG: No, pues sí. Te voy a decir que yo allá conocí los sandwich… el frío, el amarre de estar en una ciudad desconocida para mí… otro mundo, definitivamente, aunque ya había salido, pero eso me parecía muy enorme. Hay una eliminatoria entre nosotros mismos, en ese tiempo se iban a hacer los Centroamericanos en Cuba, y me dicen a mí: Oyes, ¿qué, estás listo? No, pues sí, pero ahí está El Camello, está Javier. O sea, yo le sacaba, zacatito pa’l conejo, yo tenía miedo, yo no quería ir, yo quería que fueran ellos.

No, pues, ¿sabes qué?, mañana empiezan las eliminatorias para ver quién va. Chin. Yo le tenía un miedal al Camello Rodríguez, un güerito de Guadalajara que pegaba pero si como… chulada de boxeador. Total, que hicieron las eliminatorias y empiezo a arrasar. No sé qué me pasó que me salió lo valiente, y vamos con Javier Camacho, y vamos con El Camello. Acabé con el cuadro. [Se ríe]

Pero, para esto, hay un dual meet, ellos vienen acá y nosotros vamos. Nos juntábamos en la alberca olímpica para ver a estos compas clavadistas, y me dicen: Oye, ¿sabes con quién te la vas a ver, porque viene de Dominicana, Luis Santana, El Zorro? Era famosito, el compa ése, era nombratito en el medio, y se me quitaba el sueño, a mí: Ha de ser muy bueno, ese compa. Se hizo el dual meet, a mí se me hicieron eternos esos veitne días de concentración, y vámonos con el mentao Luis Zorro Santana: le puse una chinga a Luis Santana que… olvídate… con quien perdura una amistad. Le gané por no presentarse a combatir; o sea, ya no salió de su esquina en el segundo round.

Allí empiezo a creerme yo, allí empiezo a sentirme el gallón. Y ya, pues, Javier Camacho y El Camello Rodríguez ya se sentían pollitos, porque él tal Luis Santana les había ganado a ellos, anteriormente. Y El Borrego me apoyaba, ¿no? A mí me parecía una maravilla, la ciudad de México, muchas atenciones, todo. Teníamos beca. Fue una de esas locuras, quizá. Ya faltaban escasos días para irse a los Centroamericanos del Caribe, pero yo no tenía feria…

EA: ¿Necesitabas dinero para ir?

KG: No, para, de vez en cuando, viajar, no me daban nada. Ahí me daban, pues, hasta seis pants, chores, tenis Converse, de diferentes colores y sabores; o sea, por ropa deportiva no había excusa. Lo que no teníamos era dinero. O sea, para salir, así. Nos íbamos de ahí de Magdalena Mixihuca a un cine que se llama Fausto Vega, nos íbamos al cine, la mancha de canijos. Nos cargaban todos pelones, con la chamarra de la selección de México, y éramos identificados, y la gente en México está acostumbrada a ver eso, no se asombraba. Nomás nos veían, así, pero no nos daban tanta importancia. Entonces, vine a Acapulco y… quiero decirte que dependo de una familia pobre, demasiado pobre. En ese tiempo había habido pequeñas fricciones y conflictos familiares…

Y decido, en 84, ya dejar el amaterismo. Vine… platiqué acá… estaba Marcos Villasana, en su apogeo, y Chucho Castañeda: Oye, aviéntate a lo grande, mi zurdo, pues, ¿cuándo? Te vas a poner viejo y en pinches juegos olímpicos nunca te van a agradecer nada. Si ganas, qué bueno, te van a dar la casita; si pierdes, olvidado completamente. Y eso me hizo pensar a mí… Fue cuando empieza la racha que te digo, de venir a Marquelia, a Copala; lo mismo peleaba en Cotzacoalcos, Veracruz: andaba tumbando gente…

EA: Pero no fuiste a los Centroamericanos…

KG: No fui. Yo necesitaba dinero; o sea, yo me dediqué a otra onda. Como a la de siete peleas o seis…

EA: O le tenías miedo a El Zorro

KG: No, no… más adelante te voy a decir donde me topo con El Zorro otra vez. Así que, ya, me debutaron a seis rounds, ya, por fuera, iba a las de diez, y todo eso. Fuimos a Apatzingan y, mi primera pelea fuerte, fuerte, así, fue un tal Carlos Santamaría, un pegador brutal, tremendo, de allá, de Michoacán, y ya, allí ya empiezo a tomarla en serio, ¿no? Y luego se ofrece la ida a México, ya cuando voy a México, y me dice Alberto Maurino, un italiano: Oye, mira, yo tengo boxeadores, pero boxeadores de calidad, y yo decido dónde radican. Tú vives, tú comes… si no tienes dinero y quieres mandar a tu familia, yo te presto, yo te presto no te regalo. O sea, muy olímpico, muy claro, transparente.

Vine para acá, hablé con mi mamá, hablé con mi hermano, que todavía vivía: Oye, fíjate que…. Pues, ¿qué estás esperando, pendejo? Vete, de una buena vez que se vea si eres bueno o eres malo. Así que ese día agarramos maleta y nos fuimos. ¡Nooo!, parece que atravesé el mundo…

EA: ¿Al D. F.?

KG: No, a San José del Cabo, y ya, llegamos allá, y me dijeron: Mira, aquí vas a entrenar, aquí vas a tener todo; tú vas a vivir aquí, pero constantemente vas a estar volando a Mexicali, Tijuana. ¡Ah, bueno! En ese tiempo estaba el apogeo de los peleadores paceños, de La Paz, Baja California, como Francisco El Chango Caraballo, campeón del mundo en peso medio, Isaís Lucero en peso semicompleto, estaba Moncho Avilés en peso superligero; había la eferescencia allí. Los jefes de los pesos ligero para arriba eran bajacalifornianos en ese tiempo, y el campeón del mundo era Julio César Chávez, en peso ligero; José Luis Ramírez, de Hermosillo.

Y, bueno, nos fuimos allá. Me dicen a mí: Oyes, te vamos a programar ya, y hago mi debut contra Jorge Cota Ahumada, en San José de Los Cabos, es mi primera pelea allí. Sí, lo noqueamos en el primer round. En el mismo primer round empieza a caer el dinero grande; o sea, ese día pierde el campeonato, por cierto [risas], pierde el campeonato del mundo Gabriel Bernal [de Cruz Grande, Florencio Villarreal], ese día. Terminando la pelea nos fuimos a ver la pelea… porque peleó en la madrugada… nos fuimos a ver la pelea a donde había antenas parabólicas. Ese día fue mi debut, ese día… ¿cómo te digo que… a la mejor se oye mal eso de “se marcó mi vida”, ¿no? Y ya, de allí, me llevaron a juntar con la gente de Fernando Castañeda. Fernando Castañeda era promotor de más eventos, de campeonatos nacionales, a nivel república. Me acomodaron en una casa bonita en La Paz y me dieron todo. Y empezamos a pelear…

EA: Cuando dices “dinero grande”, ¿de cuánto hablamos?

KG: Estamos hablando de… ahorita, ahorita, ¿qué te digo?, fueran unos doscientos mil pesos. Para un hombre que ganaba dos mil pesos… [risas] …en una pelea… porque me pagaban, com’ora en Marquelia, Moy, Moy Montalván me daba mil varos, digamos; en Copala, Evencio Clemente me daba otros mil, así… Y ir allá y cobrar semejante dineral… me sentía rico, me sentía importante, ¿no?

EA: ¿Qué edad tenías?

KG: En ese tiempo tenía 23 años. Y empezamos a tumbar gente, a tumbar gente. De allí que me empezaron a tener confianza. Hicimos la chica de irle a ganar a Andrés El Carita Sandoval en su tierra. Ése fue el primero, ése fue el otro empujón grandote que me dan. El ese chamaquito que pintaba para campeón del mundo, de Sinaloa, me lo llevan a Bull Ring de Cabo San Lucas, ante 12 mil gentes, y se llena… primera vez que se televisa una función de Los Cabos… y todos los que representabamos a Baja California… porque yo ya era de hecho hijo de Baja California… Y, órale, que le ganamos al muchacho ése, que lo noqueo y, de allí, ya, ahí sí: Vas a Tijuana. Viene la fama, me empiezo a rozar con gente grande…

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