Veo una publicación en Facebook y la curiosidad, el morbo, me impele a buscar el video-reportaje de la Agencia Xinhua sobre una «organización [que] se encarga de fortalecer al pueblo afro mexicano en cuestiones culturales, políticas y económicas, en especial a las mujeres en el sureño estado mexicano de Guerrero».
Inicio a mirarlo; apenas transcurren algunos segundos y lo detengo. Me irrita. Me aburre, ya, este tema. Me molesta tanta condescendencia, me irrita tanto servilismo o falta de crítica… ¡Qué digo! Me abruma tanta falta de sentido común en ese periodismo. La pretensión de actuar de manera correcta produce monstruos. El video se titula Iniciativa para apoyar a las mujeres afro mexicanas en Guerrero.
Es un video para promover algunas actividades recientes de una organización de mi pueblo, Mano Amiga, A. C. Inevitablemente pienso en su creador, el profesor Silvio Jiménez Lugo, un político fallecido hace algunos años, hábil estafador, cuya zalamería le ganaba adhesiones de la gente, de los ciudadanos, de los votantes. Tenía una clientela política abundante y fiel. Era un líder. Fue síndico procurador de Cuajinicuilapa, aunque nunca pudo ser presidente como aspiraba. Oriundo de Ometepec.
Silvio no hablaba de los negros, ni de los afromexicanos; incluso, se sabía que él y su mujer (maestra también) tenían una opinión negativa de los negros de Cuaji. Un día descubrió que el movimiento político que iba en crecimiento era el de la multiculturalidad, y le dio ese sesgo a su asociación civil, la lucha por los derechos de los afromexicanos, de los negros, y en ese camino coincidió con los hermanos Gallardo, maestros también. Es probable que estos hermanos, sus amigos, lo indujeran en esa vertiente de “la lucha social”.
Ahora, a Silvio no se le recuerda por ese activismo a favor de los afromexicanos (incipiente e ingenuo, por cierto), sino por el desfalco de millones de pesos que cometieran él y otras líderes del municipio, con la complicidad del político priísta Nabor Ojeda (cuya operadora en ese programa fue la también profesora Nicolas Peláez), consistente en cobrar 850 pesos por un paquete de materiales de construcción a miles de personas de este municipio y de otros aledaños, tanto de Guerrero, como de Oaxaca, los cuales nunca les fueron entregados a los llamados “beneficiarios”. Este enjuague se utilizó para “ganar” votos para el perredista Vicente Cortés Rodríguez, quien competía por la presidencia municipal. El maestro Silvio siempre negó que hubiera cometido fraude, y aseguró que se devolverían los dineros o se entregarían los paquetes, pero eso no se cumplió.
Precisamente, el profesor Benigno Gallardo de la Rosa también descubrió el potencial político de la bandera de los derechos de los pueblos negros (después se acomodaría al concepto afromexicanos) y con su hermano Gonzalo Gallardo García emularon el movimiento negrista de la Costa de Oaxaca, fundando sus propias organizaciones y coaliciones para, también, procurar la defensa de los derechos de los pueblos negros, sin mucho conocimiento del asunto.
Desde su Movimiento Nacional Afromexicano, Benigno, proveniente del Partido Alianza Nacional, saltó a ser consejero nacional de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, representando al estado de Guerrero, por designación del gobernador el estado, a principio de la década de los años 10 de este siglo.
Para llegar allí, Benigno tuvo que pelear, incluso, contra otros “líderes” del movimiento afro en la Costa Chica, quienes lo veían como un arribista y oportunista, y quien podría desplazarlos, como lo hizo, finalmente. Uno de sus oponentes fue el profesor Sergio Peñaloza Pérez, de Cuajinicuilapa, a quien Benigno acusó de beneficiarse con recursos que deberían destinarse a programas sociales y apoyos a los pueblos afromexicanos de la Costa Chica; Sergio actuaba en complicidad con María Elisa Velázquez, del INAH, designada como representante de México ante la UNESCO en las actividades de la Década de los Afrodescendientes.
«Por eso no querían que yo llegara, porque les iba a descubrir todas sus chanderas», dijo Benigno, al respecto, y se refirió a millones de pesos, que fueron desviados para beneficio personal, aunque no dio más detalles y prometió que los daría.
Acompañaba a los hermanos Gallardo, incluso como antagonista de Sergio Peñaloza, el cuileño Bulmaro García Zavaleta, quien retomó la bandera de la defensa de los derechos de los pueblos negros, afromexicanos, desde ese cascarón que era la fallida Universidad de los Pueblos del Sur (Unisur), consiguiendo ser empleado para las actividades preparatorias del conteo de población que realizara el INEGI en 2015, donde se incluyó una pregunta sobre la adscripción de esta población. Incluso, participó en la organización logística de varias consultas sobre esos derechos.
Pero la suerte lo llevó a ser designado como subsecretario de Asuntos Afromexicanos del gobierno estatal por el perredista (en ese momento) Ángel Heladio Aguirre Rivero. De esa época se recuerda en Cuajinicuilapa que a la Unisur le hicieron donaciones de vehículos (dos camionetas, que utilizaban sus hijos, un músico y la actual diputada por el XV distrito local, Perla Xóchitl), que “bajaron” recursos para apoyos de los pueblos afromexicanos, negros, de esta zona, pero que estos nunca recibieron, sino que se quedaron en familia; así como donaciones en especie (cámaras de video y de fotografía profesionales, etc.). Recientemente apareció en el escenario nacional, al formar parte silente del elenco que le entregó al presidente López Obrador el bastón de mando, en representación de los pueblos indígenas.
Al final, en los últimos cinco años, estos oponentes se perdonaron y decidieron actuar y repartirse los recursos y los cotos de poder o, cuando menos, no estorbarse, aunque no siempre cumplieron el pacto, porque Bulmaro y Sergio se pelearon por los recursos que les dieron para acudir al encuentro de pueblos negros en Múzquiz, Coahuila, y en otros actos de esos grupos y otros del país. Y Benigno, como por arte de enjuagues, heredó el cargo de Bulmaro, y ahora funge como subsecretario de Asuntos Afromexicanos del gobierno del estado, y “se toma la foto” con su “hermano” Sergio.
Sergio Pedro Peñaloza ha “caciqueado” a la organización que le heredara el tobaguense Glynn Jemot, México Negro, A. C., la cual inició como una asociación que luchaba por combatir la pobreza, el desempleo, la falta de servicios de salud pública, de educación de los pueblos negros de la Costa Chica y las que dieron en llamar tradiciones culturales. En algún momento, la funcionaria María Elisa Velázquez se ufanaba en llevar a este cuileño a viajar, con dinero del erario, por varios países, como Brasil, representando a sus paisanos, haciendo “turismo étnico”, usurpando una representación que la gente de su pueblo, de los pueblos negro-afromexicanos nunca le dio. Incluso, ni la gente de su pueblo, ni de su barrio, lo apoyó en su pretensión de ser candidato independiente a la presidencia de la República… por los afromexicanos.
Y el episodio más reciente en su trayectoria como líder afromexicano-negro fue la irónica designación que hiciera el gobierno del estado de Guerrero, al otorgarle el premio “Cuauhtémoc” al mérito civil: «Por primera vez en la historia de Guerrero, en este año en el marco de la conmemoración del 171 Aniversario de la Creación de nuestra Entidad Federativa, se otorgará el Premio al Mérito Civil “Cuauhtémoc” a un hermano Afromexicano Pedro Sergio Peñaloza Perez [sic], Presidente de la Organización México Negro A.C. Un merecido reconocimiento a toda una vida de lucha por la visibilización de los derechos y la cultura del pueblo Afromexicano. Nuestra Constitución Local de Guerrero desde hace varios años ya tiene tuteados los derechos del Pueblo Afromexicano, equiparados con los derechos de los Pueblos Indígenas», escribió el secretario de Asuntos Indígenas y Afromexicanos. [Se respeta redacción.]
Estos tres activistas que han enarbolado la bandera de la defensa de los derechos de los pueblos afromexicanos nunca han tenido base social, sino que ésta ha sido escasa, y sí han tenido el rechazo o la apatía de la población que dicen representar ante sus acciones. A menos que den dinero. Es irónico, porque el profesor Silvio, cuando menos tenía gente. Pero las argucias de los poderosos para seducir y cooptar este movimiento son numerosas, y si esa camada de negros ya va de salida, otros más jóvenes, más “preparados” están sustituyéndolos, tal vez porque el botín no se agotará en los próximos años.
En realidad, son procesos que los pueblos deben vivir antes de arribar a la conciencia de sus derechos humanos fundamentales, organizarse y emprender una lucha genuina, colectiva, comunitaria y efectiva por los mismos, por su cultura y sus tradiciones, por su entorno ecológico y por su propia historia, purgada de espurios.
PS: «Negro, en su acepción literaria, es el que hace trabajos anónimamente en provecho y lucimiento de otro, que pone la firma. La expresión es de origen francés —los ingleses usan el término ghostwriter, escritor fantasma— y surgió con la producción en masa de folletines en el siglo XIX, cuando se empezó a llamar négrier —negrero— al que firmaba y nègre —negro— a quien escribía». Tomado de la revista Muy interesante, de España.
[Eduardo Añorve · Cuajinicuilapa de Santamaría · 15 de noviembre de 2020]
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