jueves, 8 de mayo de 2014

LA BÚSQUEDA DEL MACHOMULA




UNO
Según Corominas, mulo y mulato comparten la misma raíz etimológica: se derivan del latín MÜLUS. La primer palabra significa “macho”; la segunda, “macho joven”, por comparación de la generación híbrida del mulato con la del mulo.
DOS
No conocemos totalmente el tiempo ni los modos que han compartido indios y negros en México, aunque en algunos lugares parezcan existir antiguos restos de esa amistad —pienso en las majestuosas cabezas olmecas: a mi entender, son cabezas de negros, no de jaguares-hombres ni serpientes-jaguares ni hombres ojos de serpiente y boca de serpiente.
Los negros esclavos llegados a la Costa Chica —esa entidad sentimental aún no bien delimitada— encontraron protección en el territorio y en los cuerpos de las mujeres nativas y se mezclaron con las amuzgas, quahuitecas y mixtecas, y demás grupos indígenas; con violencia seguramente, dado que ése es uno de los rasgos de los hombres: el poder, y sus hábitos inmemoriales. Una versión establece que cien negros llegaron con cien negras; no nos importe. Los blancos estaban presentes; y tuvieron que amulatarse.
Los hijos de los distintos fueron ni indios ni blancos ni negros. Mulas y machos, tal vez.

TRES
Los hijos heredaron el espanto de la persecución, la fatiga del trabajo forzado, el dolor del látigo y el hierro. Y casi siempre algún tono del negro en la piel —negro azul, negro cenizo, negro café, negro morado, negro amarillo, ecéctera—. Los hijos no miraron hacia atrás sino hacia adentro: aprendieron a olvidar. Olvidaron la distancia. Desaprendieron los idiomas dominados para afirmarse en el dominante. El eterno aquí y ahora decidieron vivir.

CUATRO
En Cerro de las Tablas, en cierto tiempo, un malilla[1] fabrica su caballito de vara, se pone antifaz y se amarra una reata de lechuguilla a la cintura; al extremo de la reata está otro malilla: al individuo que lo permite —por sonsera o descuido—, lo arrastran y lo raspan; porque hay muchos tras ellos, jugando y mallugándose (chanza, pero sí pesada), que para eso estos traen sus bejucos de malva, para ofender en defensa propia. El machomula se chinga a quien se le pone enfrente y lo enfrenta.
Distinto del multicolorido machomula amuzgo, esclavo del rencor y el odio: “Machomula: ¡Hijo de la chingada!”, lo saludan. Dicen que es un negro; mejor dicho, El Negro.
Los cerreños no saben que su mascarada tiene origen indio, si no tal vez ni la representan: lo único que quieren de los guancos[2] es su fuerza de trabajo eficiente y barata; aunque puedan aceptarlos como ciudadanos después de años y años de convivir con ellos; aunque quieran cogerse a sus guancas y, si es necesario, emparentar con ellos. Con aspereza, sí, mas convienen sus hábitos y costumbres; hay un lugar de coincidencia que trasciende los intereses y propósitos individuales.
Dos modos de lo mismo que lo hacen distinto. Somos hijos del machomula.

CINCO
El recuento del proceso de mestizaje en la Costa Chica es inacabable y arduo: ni documentos ni memoria colectiva suficientes. La imaginación y la intuición deben ser instrumentos fundamentales en esta búsqueda del ser machomulesco. La pesquisa debe estar en manos de los hijos de los distintos, en los nuevos otros, los hijos del machomula. El conocimiento de lo que hemos sido y de lo que somos debe emanar de todos, y no ser preocupación sólo de investigadores y del Estado.
(¡Ah!, triste tristeza. Acabo de visitar San Nicolás y vi derruido el redondo que significaba el intento de involucrar a jóvenes y niños en el baile de la artesa: otro proyecto gubernamental más abortado.)
La cultura real, diaria, se vive; los hijos del machomula la viven, no necesita ser rescatada: sólo hay que señalarla. Lo que de ella permanece es lo auténtico y humano; a ello habrá que apostar.

SEIS
Crimen contra los negros, crimen contra los indios, la conquista. No más crímenes.
Hay un movimiento social en la Costa Chica que pugna por delimitar su mapa histórico y cultural; en ello están puestos los sentimientos, las amistades y rencores, la pasión y la inteligencia. Se avanza a grandes pasos. Habrá que apresurarse porque el mapa se ensancha y cambia constantemente. El machomula parió otros hijos, en los que aún no fijamos la vista; sólo que los parió allende la frontera: aprenden inglés y pagan con dólares.

SIETE
Porque parió el machomula, ahora que paran sus hijos.



[1]. Malilla: calidad de malo; maloso, pícaro, travieso.

[2]. Guanco: el hombre que vive en la zona templada en contraposición al que vive en la costa; modo despectivo de nombrar a los indios.

No hay comentarios: