jueves, 19 de mayo de 2011

Performancea lectura de textículos eróticos Eduardo Añorve en XpoArte Erótico, en Acapulco

El pasado 14 de mayo por la noche, el escritor cuijleño Eduardo Añorve realizó un performance a partir de la lectura de seis textos eróticos suyos dentro de la XpoArte Erótico, en homenaje a Yemayá, un deidad u oricha de la cosmovisión afrocubana, dueña de las aguas y que simboliza al mar, la fuente de la vida, y erótica por naturaleza, ante unos cuarenta espectadores, leyendo al final de su presentación un “texto en construcción”, La parábola del hombre que sabía coger.

Luego de ser presentado ante el público congregado en El Bar del Puerto, ubicado en el centro de Acapulco, por la escritora y actriz Iris García Cuevas, Añorve Zapata explicó que su lectura sería en homenaje a Yemanyá, “diosa del eros”, quien se le había revelado, y encendió una veladora ante un cuadro velado para, después, dedicarle una oración y “obtener sus favores”.

La lectura del Poema del que nada tiene, escrito en versos largos, casi en prosa, por ese autor, sirvió como oración para esa oricha, donde puede leerse: Me dilato trazando rutas imposibles, mapas muertos, para sacarle la vuelta/ a la parte carnosita de tu bajo vientre, que los antiguos llamaron tamalli/ y ahora se nombra perico, pepita, panocha, y yo digo ojo de agua de mi sed,// luna de sol que no anochece, sandía que el sol abre, boca de amor amando,/ nido del vértigo, vaivén del equilibrio, odre del vino oscuro del deseo;/ para no arrimarme ni a tres micras de tu pubis y sus rizos cuculustes.

Posteriormente, y armado de anteojos prestados, Añorve Zapata procedió a leer el primer cuento de una plaquette titulada Cuatro textículos eróticos, Pequeña historia de tres, donde se narra con escasos y precisos recursos idiomáticos, casi telegráficos, la lucha a muerte entre dos machos por los amoríos de una hembra, antes del coito, y donde la sorpresa de ese artefacto verbal reside en el punto de vista del espectador o receptor del discurso narrativo.

El segundo texto de esa plaquette fue la tercera lectura que hizo el también poeta y fotógrafo cuijleño: Viaje hacia el agua, que narra un corto pero intenso viaje de una pareja desde lo árido hacia al agua, en el que el paisaje juega un papel central y significativo en relación del tema erótico que lo anima, utilizando símbolos eróticos universales, como el del agua que corre.

En cuarto lugar, el escritor leyó Deudo de Onán, el tercero del cuadernillo mencionado, donde, en una especie de ensayo y juego (la fonética de las palabras sirve para resaltar las diferencias de los significados, a imitación de una técnica utilizada por Agusto Roa Bastos en su novela Yo, El Supremo) sobre la masturbación u onanismo, abordando también la dicotomía alma/cuerpo, la hipocresía y el placer, y el placer solitario en oposición al coito hombre-mujer.

Al llegar a este punto, el Añorve Zapata hizo una parada en su lectura para dar paso a la ejecución de la canción Yola, en la interpretación de Bertín Gómez y El Condesa del Mar, cuya letra calificó como contenedora de “delicados versos, y poesía”, y comparó esta interpretación con la otros músicos, entre los que incluyó al legendario blusista estadunidense Robert Johnson por la tesitura de la voz.

La penúltima lectura suya fue el cuento Xcesos, que narra las peripecias de un hombre adulto que se enamora y se desenamora de una mujer joven, la que también le corresponde, auque por detectar señales falsas, y en medio de equívocos atribuibles a la comunicación, en este caso, a una falla en el sistema de telefonía móvil, él no puede recibir un mensaje crucial en el momento justo, por lo que se siente obligado a realizar un acto desesperado y justiciero que ha de dar al traste con esa relación recién mantenida.

Al respecto, según opinión del poeta Jeremías Marquines, presente en la lectura, éste es un cuento bien logrado, casi tanto como el primero, aunque tiene una deficiencia: el autor acude a un hecho “inverosímil” para conseguir que el personaje consiga venganza contra de quien era su amada y, por falta de comunicación, se convierte en su enemiga.

El último textículo leído por Añorve Zapata fue La parábola del hombre que sabía coger, cuento en el que, según expresó, ha estado trabajando los últimos quince días, por lo que lo calificó como un “texto en construcción”, y en el que acude a anécdotas y giros idiomáticos propios de la cultura criolla de la Costa Chica; en opinión de algunas escuchas, fue el mejor momento de la noche porque el textículo despertó comentarios interesados de algunos espectadores durante su lectura.

Posteriomente se presentaron en esta feria XpoArte Erótico varios grupos de música, entre ellos el grupo de blues Copados.

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