miércoles, 18 de febrero de 2009

HISTORIA SOMERA DE UN PREMIO Y DE FRASTEROS

En tanto que el observador de un grupo extranjero
cuenta con la protección del extraño
al cual el grupo deberá rendir cierto grado de cortesía y de hospitalidad…
Kenneth B. Clark

Frastero es el que viene de afuera, el que no pertenece al lugar; a ese concepto se contrapone el de criollo, el nativo del lugar. Cuenta Luz María Martínez Montiel que cuando anda de frastera prefiere presentarse como reportera de la nota roja antes que antropóloga, y opina que los antropólogos son plaga nociva.
En 2001 dieron a Tiburcio Bucho Noyola, de San Nicolás, el premio nacional de ciencias y artes, en el rubro de arte y culturas populares. Cuatrocientos mil pesos, medalla de oro y diploma, de manos del casi imperiador Vicente Fox de Sahagún —que no lo dice la Biblia, pero el hombre pertenece a la mujer con la que casa; aunque en esta ocasión es evidente—. Bucho, hombre dado en fantasear, como cualquiera que se respete, tiene un tanto más de veinte años recogiendo corridos y cantándolos. La historia viene de atrás tiempo y tiene que ver con el trabajo que Miguel Ángel Gutiérrez Ávila, antropólogo, iniciara en San Nicolás, convenciendo a viejos y no tan viejos para guardar la memoria de la comunidad, fuesen coplas, canciones, corridos, cuentos, leyendas, bailes y demás. Uno de los frutos de ese trabajo fue el álbum Traigo una flor hermosa y mortal, editado bajo los auspicios del INAH, donde músicos sannicolareños interpretan corridos y canciones, algunos de autoría propia; entre ellos aparece el amigo Bucho Noyola. Antes había sido vocalista de Los Inquietos del Trópico, grupo que hizo famosa una cancioncita que vale la pena escuchar, sobre todo para remover los dolores de amores idos y degustar el sabor de la cerveza; Remordimientos, se titula. Otro fruto de esos trabajos sería el grupo Son de artesa, quienes han recorrido casi todo el país mostrando cómo bailan los sannicolareños sobre un tambor de madera y que siempre han merecido el desprecio de instituciones culturales de todo tipo, las cuales sólo los utilizan para lucimiento propio, dándoles un trato despótico, inhumano y mezquino (pésimo transporte, mala alimentación, etc.).
En una nota de El Sur, con información basada en un boletín del gobierno del estado (El Sur, 25 de febrero de 2002, pág. 21) se informó que “El artesano Silvestre Tiburcio Noyola Rodríguez y el Grupo son de Artesa de la comunidad de San Nicolás Tolentino de Cuajinicuilapa recibirá (sic) este lunes 25 de febrero en la residencia oficial de Los Pinos, en la ciudad de México el Premio de Ciencias y Artes 2001, que otorga (sic) la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes”. Seguía con un montón de inexactitudes, que omito por pudor periodístico. El conflicto estaba planteado. Los primeros días de diciembre de 2001 yo había entrevistado a Bucho (El Sur, 7 de diciembre de 2001, pág. 20), dando por hecho que el premio se le había otorgado individualmente y no al grupo Son de artesa, al que también pertenece. La información posterior desdecía este hecho. En el diciembre mismo, Sidartha García García, asesor técnico de Conaculta, me dijo que en la propuesta enviada por la dirección de Culturas Populares unidad regional Guerrero, el único propuesto era Tiburcio. Por su cuenta, y por los mismos días, Gerardo Sámano, director responsable de enviar la propuesta, contradijo esa versión pues, según él y dicho en entrevista telefónica, se propuso al grupo Son de artesa y fue Conaculta quien decidió entregarle el premio de modo individual a Bucho, aprovechando que las cartas de aceptación deben ser individuales y, en este caso, el titular de la carta o responsable del premio en caso de otorgarse era Tiburcio. No me convenció tal argumento, no me convence ahora: ese mismo año se entregó un premio a un grupo de artesanos de San Luis Potosí. Y pa’cabarla de chingar, Francisca Aparicio Prudente, subordinada de Sámano, en entrevista telefónica, me dijo que ella era la autora de la propuesta original para que el grupo Son de artesa recibiera el premio; además, dijo que Gerardo Sámano había cambiado su propuesta y había anotado solamente a Bucho. Aparicio Prudente quedó en hacerme llegar fotocopia de los documentos que probaban su dicho; sigo en espera. Finalmente, en la SEP dijeron nada saber y que los dictámenes del jurado para otorgar los premios eran cosa secreta, no podían conocerse.
En abril estalló el conflicto en San Nicolás. Del dinero recibido, Bucho había entregado cinco mil pesos a cada uno de los adultos del grupo Son de artesa y trescientos a cada chamaco. La otra parte del dinero la gastó en materiales para rehabilitar la casa de cultura y en pagar albañiles y trabajadores y comprar instrumentos musicales para enseñar a niños, jóvenes y a quienes desearan aprender, dándole continuidad a la tradición de músicos sannicolareños. En la Comisaría de San Nicolás se dirimieron estos asuntos: finalmente Tiburcio se quedó sin un cinco. A los del grupo Son de artesa se les entregó más dinero, los instrumentos fueron confiscados por el Comisario y las obras de la casa de la cultura fueron detenidas.
“Francisca nos llamó por teléfono para decirnos que le dieron el premio a Bucho y que no era para él sino para nosotros”, me dijeron Efrén Noyola, hermano de Bucho, y Francisco Petatán, del grupo Son de artesa, en marzo. Estaban enojados y con ganas de pelear. Y pelearon. Ahora están enemistados, y es a muerte. Yo también he peleado por este caso. Con palabras, claro. Una antropóloga, Judith Solís Téllez, estudiosa de los negros sannicolareños, estaba furiosa contra Bucho por haber recibido un premio que no se merecía, según ella. Yo le dije que él tenía tantos méritos como cualquiera para recibirlo. Y se enfureció por dos veces. Sé de otras estudiosas de negros, como Malinalli Meza Herrera, Cristina Pérez Díaz y Francisca Aparicio Prudente, que opinan lo mismo: Bucho es un hijo de la chingada, no se merece él el premio, sino el grupo Son de artesa. Yo opino lo mismo de antes, y con un agregado: él se merece el premio y el grupo también se merece el premio, independientemente de antipatías o simpatías. Todos ellos tienen méritos sobrados. Ahora tienen un conflicto que no resolverán: están enemistados. Mirando bien este asunto, el conflicto fue causado por frasteros: sigo sospechando que algún pleito entre Sámano y Aparicio motivó la confusión y, al ser atizada la desconfianza y la ambición, los sannicolareños pelearon entre ellos. Suena a historia vieja.
He visto ir y venir a muchos estudiosos de negros en la Costa Chica. Y la mayoría tiene una opinión que supone por encima de los negros mismos. Casi todos creen saber qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué del ser y el actuar de los negros; casi todos quieren decirnos cómo se debe pensar y actuar. No saben respetar. Se involucran pero no asumen los costos porque no viven en las comunidades, sólo están de paso, no forman parte de ellas. Están afuera, aunque quieran estar adentro. Pondré un ejemplo para dar cuenta de cuán absurda puede ser esa intromisión: un antropólogo me contó que Adán García le había mostrado su tono, su animal, y que además a él lo había hecho tono, asunto del que estaba muy satisfecho, del que andaba muy vano. Si el pobre hombre supiera en qué consiste realmente tener animal… Le concedo razón a Luz María: hay que andarse con cuidado con los estudiosos de negros. A pesar de los dimes y diretes, el diploma del premio consigna que se reconoce el trabajo del maestro Silvestre Tiburcio Noyola Rodríguez, criollo de San Nicolás, y eso nadie se lo puede disputar, por muy estudiado que esté o por muy negro que se sienta.

1 comentario:

Manuel Apodaca dijo...

Eduardo,

He seguido tu huella desde que tenías tu sitio en MNS Afromexicanos. Cité en uno de mis trabajos una artículo tuyo sobre el Premio Nacional de Artes a Bucho Noyola. Luego te perdí la pista un poco, pero luego te encontré de nuevo (aunque te escondas con seudónimo en tu blog el tapanco). Este blog me parece mejor, pero deberías incluir tu nombre e e-mail. Tengo una pregunta, ¿has hecho cambios al artículo, "Historia somera de un premio y de frasteros", es el que me interesa citar en un ensayo sobre la tradición oral en la Costa Chica que estoy escribiendo. Lo siento, no guardé el anterior, de ahí la pregunta.

Te felicito por tu excelente trabajo como periodista, fotógrafo, promotor de la cultura de la Costa Chica, etc. Eres bastante persistente y con gran talento.

De mi, un frastero que se enamoró de tu tierra y su cultura, y que las sigue adonde quiera que vaya.

Saludos

Manuel Apodaca Valdez
Evansville, Indiana, USA