lunes, 30 de enero de 2012

SER ARTISTA, A PESAR DE LAS DIFICULTADES, Y POR VENCERLAS: VERóNIKA CON K

[segunda de tres partes]

24 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA


Es Verónika con K. Es la segunda parte de una entrevista que El Faro realizó a esta cantante y actriz oriunda de la Costa Chica, precisamente de Santo Domingo Armenta, Oaxaca. Por ahora Verónika se prepara para un nuevo proyecto en televisión, donde volverá aparecer actuando. También tiene en mente un disco de ranchero. En esta ocasión, Verónika habla de que quien quiera triunfar en el medio del espectáculo y conseguir éxito y tener permanencia de hacerse acompañar de un equipo de trabajo, habla también de su primer éxito comercial, la canción Me está llamando Cancun, de porqué se le catalogó como acapulqueña en su presentación como artista, del odio a los negros que ha visto y experimentado a lo largo de su carrera, de la discriminación, de algunas experiencias en gira internacional, de algunos recuerdos de su infancia, de sus cantantes favoritos, entre otras cosas.

EA: La mayoría de los artistas, los cantantes y músicos de la Costa Chica que graban casi nunca ven ganancias por regalías…

V: Bueno, lo que pasa aquí es por falta de conocimientos. Cuando uno graba un disco y se hace popular, lo primero que hay que hacer, si es mi canción, de mi autoría, yo, lo primero que hago es ir a registrarla, allá, a México, y luego darme de alta en la asociación de autores y compositores. Entonces, si no se hacen las cosas como es, hay otro que viene de intermediario y es el que se lleva la plata.

EA: Eso nos lleva a otro tema, que me interesaba platicar. Creemos que el artista, el creador, se dedica a eso, a crear, y normalmente no administra, eso lo deja en segundo plano…

V: No todos…

EA: Hacia allá quiero ir, y quiero retomar lo primero que decíamos. Bueno, Verónika es bonita, atractiva, todo mundo quiere verla, todo mundo quiere aplaudirle; ¿eso garantiza éxito?

V: No, se requieren muchas cosas. Mira, estando en el medio, es como todo. Lo que está de moda… tenemos muchos productos en el mercado, no todos los productos llegan a la cúspide: es el caso de un artista. El artista tiene que rodearse de un buen equipo de trabajo, pero, cuando tú inicias en esta carrera muy joven, como en mi caso… y que me tomó de sorpresa el éxito, porque yo no estaba preparada… yo grabé mi primer disco, que ése se vendió cómo no tienes idea y yo no sabía ni qué. Yo me oía en el radio, me oía aquí, me oía allá… y Me está llamando Cancún, y se oía en todos lados; incluso, fue el tema lanza para promocionar Cancún, en ese tiempo, y esa canción fue exitosa a nivel nacional e internacional. Ibas en el avión, la escuchabas.

El compositor era de allá, de Chetumal, o de Mérida. Él me trajo esa canción, llegó a mis manos, fue en mi primer disco que yo grabé esa canción. Y se hace más popular porque, con ese primer disco, yo estaba en el programa de Raúl Velazco, que, cuando fue mi lanzamiento, que me apadrinó Rolando Laserie, con Raúl, que, te digo, en ese tiempo te daban la patada de la buena suerte, delante del público, con cámaras y todo: Vamos a apadrinar esta muchacha que es de Guerrero… Decían que era de Guerrero porque yo le dije: Soy de Santo Domingo, Oaxaca. Pero me dijo Raúl Velazco: Es que no aparece en el mapa. A nosotros nos conviene que seas de Acapulco porque Acapulco es más conocido y es turístico. Entonces, vamos a decir que eres de Acapulco.

A Acapulco yo llegué muy chica, muy pequeña, Acapulco es como mi segunda casa, pero yo, honestamente, soy oaxaqueña, con mucho orgullo lo digo. Nací en el estado de Oaxaca, en un pueblecito muy pequeño que se llama Santo Domingo, a lo mejor lo conoces. Incluso, desde aquí aprovecho para mandar un saludo al presidente municipal y decirle que estamos esperando la llamada, porque, supuestamente me van a hacer el homenaje de hija predilecta del pueblo, mi pueblo, Santo Domingo.

Yo me siento muy orgullosa. Cuando vienes para acá, la gente me pregunta: ¿Cómo lo lograste, para llegar allá?

EA: A eso me refería: llegaste, pero, ¿cómo te mantienes?

V: Perseverancia. Es que en esto nunca puedes decir ya la hice, porque si tú terminas un proyecto exitoso estás comprometido a hacer otro más exitoso. Y si no te llega, y si no hay llamado, y si no es el momento, y si, simplemente, al productor no se le da la gana volverte a llamar, pues, simplemente te estancastes. Tienes que estar, siempre, constante, constante; es el volver a empezar.

EA: Normalmente ocurre con los hombres, en nuestra zona, que tienen talento, pero, como en el caso del futbol, se van a probar, se quedan, mas se enfadan: No, yo quiero comer carne, no pura verdurita. No, aquí ya me aburrí de puro estar jugando, de estar puro entrenando, pior que ‘orita está el Santiago en su apogeo, y yo acá, encerrado…

V: [Risas] Sí. Falta de amor a la profesión, de ponerse la camiseta. Porque no todo es fácil.

EA:¿Y cómo se hace?, ¿qué te dices tú, a ti misma, para hacerlo?

V: Perseverancia, amor a lo que haces. Mira, yo estuve a punto… cuando yo llego a la ciudad de México, sufrí malos tratos, humillaciones de todo tipo y hasta, inclusive, tuve problemas porque en dos ocasiones quisieron abusar sexualemente de mi persona. Gracias a dios la libré, salí bien librada, pero, decía yo… Una vez yo, ya llorando, con las lágrimas… porque me tiraron mi ropa al escenario, donde yo estaba trabajando. Las mismas compañeras. Envidia, o qué sé yo. Agarraron mi ropa y: Tal negra… y, pa’ fuera, ¿no? Me avientan la ropa. Me siento a llorar. Y me digo: ¿Qué hago aquí? Tengo que regresar con mi familia. Esto no es vida. Pero me sale lo de adentro, el coraje, la valentía y digo: No, no me voy. Ahora voy con más gana, y me meto con mi ropa y voy sobre la que me la hizo. Y hablé con el gerente, y le dije: Pasa esto y esto y esto. Pues, las que salieron fueron ellas, efectivamente. Pero yo tomé la decisión en ese momento, que estaba yo en la encrucijada del me quedo o me voy.

Pero pudo más mi fuerza de voluntad, el coraje y la decisión de ser artista, porque yo siempre lo manejé desde pequeña, que: Yo voy a ser artista. Y me dice mi madre: No, para eso se necesita mucho dinero. Y, además, me decía: Estás prietita. Ésas son muy bonitas y güeritas. ¿Y a mí qué me importa?, decía yo.

EA: ¿Ha sido difícil?, ¿es un problema que seas prieta o negra, para esta carrera?

V: Al principio sí, al principio sí…

[Pausa]

EA: ¿Por qué?

V: Porque no toda la gente, no toda la gente… [Pausa] tienen sus ideas erróneas, ¿no?…

EA: Pero, en el medio del espectáculo, ¿cómo te reciben? ¿Qué quieres decir con “ideas erróneas”?

V: Hay personas que odian a los negros porque los odian, nada más, porque les tienen envidia. Porque creen que ellos deben ser los únicos en el mundo, y yo siento que, pues, eso no es normal…

EA: En el comienzo, ¿cómo te recibieron en el medio?

V: Al principio, bien. Dos, tres no. Y antes, que se hacían los casting, las pruebas de voz. Allí había que cantar así, sin micrófono, tenías que demostrar que verdaderamente sabías…

EA: ¿Y cómo supiste que sabías cantar?

V: Bueno, aparte de que me lo heredó mi padre, porque mi padre canta y tocaba la guitarra… cantaba, ¿no?, cuando era jovencito. Aparte de eso, yo cantaba lavando trastes en casa, barriendo, plachando, lavando la ropa, siempre era cantar, cantar, cantar, cantar. Y cuando yo fui al coro del Seguro Social, en Acapulco, me hicieron la prueba de voz, y me dijo el maestro: En este momento te estás quedando en el coro como primera voz. Entonces, no lo dije yo. Y tenía yo catorce años. No lo dije yo.

Entonces, hubo un concurso de radio, que gané, en la XCCI, gané el primer lugar, lo cual me dio el premio de grabar el disco de ranchero, una canción ranchera. Porque allí grabamos el primero, el segundo y el tercer lugar, y en ese concurso se andaba dando a conocer Walter Torres con su Acapulco Tropical. Y luego, de premio nos dieron un anillo, porque el patrocinador era joyero…

EA: ¿Acapulco Tropical también participó en el concurso, participó Walter Torres?

V: Walter Torres participó, pero, era más bien para amenizar la fiesta del concurso. No era el Acapulco que llegó a ser, era un grupito que empezaba. Yo conocí… Lauro, que era el compositor de la Novia fea, de casi todos los éxitos, él era… que en paz descanse… él era mi compañero del coro, él era cuarta voz en el coro, que presidía el maestro Antonio Rosas, en el Seguro Social.

Y luego yo… allí, conjuntamente, había una maestra de actuación, que era sobrina de don Jorge Mondragón… de aquellos de la época de oro del cine… su sobrina era actriz, Rosa Mondragón, que se casó con Pancho Rentería, el dueño del Palao, y ella estaba recién casada y se aburría en su casa, y le dijo al marido que quería dar clases de actuación. Se va al Seguro y le dan la plaza como maestra de actuación; allí me tocó que ella me diera mis primeras clases de actuación.

EA: Pero, en primer lugar fue la música…

V: La música, pero yo quise ser una artista completa.

EA: Bueno, llegas, te dicen que tienes buena voz, ¿y ya la hiciste?

V: No, el artista se sigue preparando. Yo, inclusive, tenía un tipo de voz demasiado aguda. Le faltaba cuerpo, ¿sí? Entonces, yo me inscribí en una escuela con la técnica del bel canto, con el maestro de ópera. Allí supe que soy mezzosoprano…

EA: En el DF...

V: Sí, en el DF. Mi maestro, Roberto Stanley, que en paz descanse, un viejecito como de ochenta años, pero era un tenor impresionante, con una voz tremenda, fue cantante de ópera. Ése fue mi maestro, que me dio técnica para cantar.

EA: Hay un trabajo detrás, no es sólo la imagen. Porque a veces la gente no ve eso; las chavitas luego dicen: Yo quiero ser artista

V: No, no, no. Mira, yo me hice sobre la marcha, sobre la marcha, que quiere decir que trabajaba para pagar mis estudios, para comer, inclusive, porque, te puedo decir, yo no fui nunca de la cuna acá, ostentosa ni poderosa, cuna humilde, que mi madre trabajaba apenas para manternos, allí, en Acapulco. Pero, yo me fui con la idea no nada más de triunfar, de lograr mi meta, sino para poder apoyar a mi familia, a mi madre sobre todo.

EA: Pero pudiste hacerlo, ¿no?

V: Claro, en su momento. Que ayudé mucho a una tía… y eso lo pones allí… la ayudé hasta con sus hijos, ¿eh?, que ahora, cuando tú ya… pasa el tiempo, pues, ni el saludo, ¿no? Entonces, digo… y no lo hice para que me lo agradeciera, simplemente lo haces, porque dices: Amo a mi familia, y lo haces porque así te educaron, que había que compartir lo que tenías.

EA: Has viajado mucho, por todo el país; tu primera gira internacional fue en la compañía de doña Sara Garcia, en los setenta, ¿qué edad tenías?

V: [Risas] Eso, imagínatelo… Éramos cuarenta artistas. Visitamos cuarenta ciudades, de la Unión Americana, y hacíamos tres plazas por día, y nada más eran los fines de semana, pero nos hospedaban en el Hotel Alejandría de Los Ángeles. Allí era nuestra base. Y al final hacíamos tres presentaciones en el Million Dollars, pero viajábamos: Sacramento, San Francisco, Colorado, Santa Anna, San Diego, Dallas, San Antonio, Las Vegas. Y cuando terminó la gira, el empresario… como le fue muy bien… nos regaló tres días en el César Palace, con todo pagado.

EA: Valió la pena el esfuerzo…

V: Pero porque es pesado, porque te vas maquillando… a veces nos transportaban en avión y a veces en camionetas, donde íbamos… ahorita trabajábamos diez artistas allí… corréle a la otra plaza mientras los otros diez se quedaban trabajando, y así andábamos. No nos pagaban mucho, te voy a decir. A mí no me pagaban mucho, a mí, la primera vez que me pagaron, por actuación me daban 500 dólares, pero me daban el hospedaje. Yo comía lo que podía, porque mi dinerito era poco. Para mí era mucho dinero, pero para otros era nada, ¿no?, en comparación de lo que ganaba Amalia Mendoza, Sara García, María Victoria. Ellas se iban a las tiendas, a los mejores lugares a comprar, pues, cosas. Pero yo siempre me hice querer por ellos, sobre todo por las señoras, ¿no? Me veían como la morenita de Acapulco, me traían aquí… pero yo no sabía ni el idioma…

EA: Pero hay que adaptarse, ¿no? Me refiero a que en nuestra cultura, nuestro modo de hablar… nos dicen que no hablamos correctamente…

V: ¡Ah! Ése es otra de las cosas que te quería comentar: hay que estudiar. La dicción, que es muy importante tanto para grabar discos como para el cine. Hay que estudiar, y no es fácil para quitarse ese modismo, el estilo, el… no sé… la…

EA: ¿No duele?, ¿no duele que ya no puedas decir: ¡Maaaaama!?

V: Pues, te acostumbras.

EA: A Cirino Arellanes le cambiaron el apellido a Arellano, luego le cambiaron el habla criolla porque le dijeron que hablaba mocho…

V: No, y hay palabras que no están en el diccionario, pero que nosotros los adaptamos… aquí se habla… por ejemplo… [Risas] No, no quiero decirte… Estaba yo con un taxista [Risas], y dijo una frase… que no sé si la pueda decir… que me llamó mucho la atención: Es que hay que ananchar, dijo. [Risas] Perdón, perdón. Son palabras…

EA: Está bien. Yo no sé cómo hablaba tu abuela, pero mi abuela, de tres palabras, decía una leperada pero leperada… Decía, a sus nietas: ¡Todas mis nietas son putas, putas, putas!

V: [Risas] No, mi abuela decía [Risas]: Vete por un tostón de azucara… [Risas] O sea, digo, sí conozco, pero…

EA: Bueno, esos son los restos del español de los siglos XVI y XVII que nos heredaron los andaluces… Arrempújale

V: Arrempújale o arrecúlate. Sí, eso de recular es muy español, es muy español.

EA: Pero nos enseñan que nos debe dar pena hablar esas criolladas…

V: Bueno, ahora, yo, te lo confieso, ayer que lo escuché dije… pero no…

EA: De aquí soy yo…

V: De aquí soy yo, pero así se habla aquí. Pero, esas palabras… tú llegas y hablas así en el medio… ¡uh!, no te la acabas.

EA: ¿Por qué?

V: Pues, porque ellos dicen, porque ellos no están…

EA: Pero, por ejemplo, los dialectos del norte del país sí se aceptan en el medio, o los chilangos, como Cantinflas o Tintán…

V: Porque eran personajes, no eran en realidad el auténtico, la persona, era un personaje sacado de la vida real, un peladillo, por ejemplo, de la barriada, del Tepito de aquellos tiempos…

EA: Claro, pero me refiero a que esos tipos, esos modelos sí tienen legitimidad; sin embargo, los tipos costeños parecen agresivos…

V: Porque no tienen contacto. Nosotros estamos aislados, nosotros no conocíamos la civilización en sí hasta que ya tuvimos la súper carretera que tenenos, pero, yo me acuerdo, te lo digo y te confieso, que cuando mi madre salió de aquí, del pueblo, de Santo Domingo, se fue en un camión de redilas, montada arriba de unos sacos de arroz, de frijol, de chile, de jamaica. A mí me tocó viajar en esos, tenía unos cinco añitos cuando viajé con mi abuela para visitar a mi madre en el puerto [de Acapulco]. Duramos tres días para llegar, y llegamos con una cabezota llena de tierra, las pestañas… Cansadísimas. Yo me acuerdo. Entonces, no era la civilización. La civilización ya vino después. Ya, ahora, imagínate, con los medios… imagínate…

EA: Bueno, las comunicaciones eran lentas, sin embargo, el contacto con otras regiones del país fluía, había avioneta…

V: ¡Ah, no! Yo viajé en avioneta con Bode, El Güero, que se mató precisamente en la avioneta. Él venía a Ometepec, y de allí se daba un brinquito, porque mi mamá lo contrataba para que la llevara al pueblo. Mi mamá tuvo la dicha de estar casada con un norteamericano... era una morena muy preciosa… entonces, se enamoró este señor de ella y la traía, tiro por viaje, aquí, al pueblo. Y, bueno, nosotros conocimos la avioneta porque viajamos en ella. Entonces, sí había la comunicación, pero era cerrado el núcleo: cuando alguien tenía dinero, que era el que podía, el hacendado, el cacique, era los que sí se nutrían de esa civilización…

EA: Pero, tú regresas a tu pueblo, convives con tu gente, pero la gente tiene costumbres de hace cuarenta años; somos una cultura conservadora, con gran fuerza para mantener ciertos hábitos culturales. ¿Cómo se sintió Verónika, dejando de comer tortilla de mano y chipile para comer pan, jamón, por ejemplo?

V: ¿Por qué crees que estoy aquí? [Risas] Porque vengo a recordar mi… ahorita como de lo que sea; ayer comí, en Pinotepa, tamales de iguana. ¿Por qué? Porque solamente aquí lo puedo disfrutar, aquí es donde yo me nutro, y vengo a nutrirme de mi pueblo.

Aquí nací. Yo tuve la oportunidad de irme a vivir a Los Ángeles, ya a radicar allá, con contrato y todo, y… tenía yo el problema del idioma, porque yo no habló inglés, lo entiendo, hablo ciertas cosas, pero no… ¿por qué?, porque no me entró el inglés sencillamente. Entonces, no. Una de las cosas que no me gustó, que hasta a los mismos paisanos se vuelven fríos, tienen una cierta conducta que, es más, ni te tratan con amabilidad; si están trabajando en una tienda se comportan como si fueran estadunidenses y no mexicanos. Tienes más discriminación del paisano que ni de la misma gente de allá. Y yo eso lo sentí, lo sentí y me dolió mucho.

EA: Esas situaciones de discriminación, en el DF, ¿cómo son?

V: En el DF… Mira, te voy a decir cómo llegué yo al DF: Yo estaba acostumbrada a vestirme con hot pants, unas botas por acá o, simplemente, mis huarachitos, así… yo, ni zapatillas. Allá fue donde, ya, llegué a la casa de mi madrina, y fue donde ella me compró un abriguito para cubrirme. Pero el abriguito me llegaba por aquí, y mi hot pants por aquí, y yo, enseñando pierna. Entonces, todo mundo volteaba… ¡Hijo! ¡Cómo se le ocurre a esta mujercita andar así en la calle! Y yo veía cómo me veían. Híjole, ¿qué tengo?

EA: ¿Agradable?, ¿desagradable?

V: No, no agradable, de asombro…

EA: No, ¿cómo lo sentías tú?

V: A veces agresivo, por la forma morbosa en cómo me veían. Porque yo decía: ¿Por qué me ven así? O me decían barbaridad y media…

EA: Pero, a simple vista, ¿cómo sabías que te veían con morbo?

V: Bueno, la sensibilidad de la mujer es especial, sobre todo cuando estudias actuación. Cuando estudias actuación puedes interpretar, sin hablar, tus gestos, o tu tono; [según] el tono en que me hables ya sé lo que tú me estás diciendo, aunque no me lo digas, porque eso es lo que un actor aprende…

EA: El subtexto…

V: Y cuando te toca hacer un trabajo de mesa sobre tal obra, allí es donde tú vas a hacer análisis del texto…

EA: iba a preguntar desde hace rato: ¿qué cantante te gusta o te gustó o te ha gustado?

V: La que me inspiró para cantar tropical, Celia Cruz…

EA: ¡Azúca! Ella no dice azúcar, ni azucara, y se le oye bonito…

V: Pero era por su personalidad, por su temple, por su gran voz, eso fue lo que me llamó la atención…

EA: ¿Y hombres?

V: ¿Mexicanos? Ay, ay, ay. A mí no me llena el que canten fuerte, el que canten así, a mí me llena que impriman sentimiento, eso es lo que a mí me gusta, el sentimiento. Y que, aparte de sentimiento, tengan una voz agradable, que sean cuadraditos, que sean afinaditos…

EA: José José, por ejemplo…

V: Es el príncipe, es uno de los cantantes… es el príncipe… no hay…

EA: Y, ¿te gustan güeros o morenos?

V: ¿Hombres?

EA: Digo: hombres, o mujeres o lo que te guste…

V: Mira, a mí no me importa el color, me importan los sentimientos, me importa que el hombre sea cumplidor, responsable…

EA: Ajá. Tú lo ves, ¿y cómo sabes si ese hombre tiene bonitos sentimientos o no?

V: No, no, no. Eso es con el trato cotidiano, porque no a la primera voy a decir: ¡Ay! Me caso con él

EA: No, no me refiero a si te casas o no te casas, yo pregunto por el tipo de hombre que te gusta…

V: Me gusta… el prototipo de hombre que me gusta es que sea bien plantado, altos, me gustan altos, este, con personalidad, no guapos, no dije guapos, con personalidad, que sean agradables…

EA: En el medio, ¿cómo quién?

V: [Risas] No, no, no.

martes, 24 de enero de 2012

SÍ, LAS MORENAS PIDEN MÁS; TODO ES DEPENDE SEGÚN SE PIDA: VERóNIKA CON K

[primera de tres partes]

19 de enero

EDUARDO AÑORVE

CUAJINICUILAPA

Es Verónika con K. Una morena de buen ver y mejor escuchar, sobre todo cuando canta su versión de Angelitos negros. Ha pasado los cincuenta años, mas no llega a los sesenta. Verónika es una negra fina, refinada, cuya dicción incluso es muy cuidada, aunque al calor de la conversación, y entre risa y risa con este reportero, se le chispa uno que otro criollismo. Su figura también se ve siempre bien compuesta: Verónika es elegante, y hermosa, y los años no han lesionado su hermosura.

Verónica Hernández Ávila, su nombre real, es originaria de Santo Domingo Armenta, Oaxaca, en la zona donde colindan Guerrero y ese estado, aunque partió un poco antes de la adolescencia hacia Acapulco, donde comenzó su formación y su incursión en la interpretación de canciones y en la actuación, en las clases de estos géneros que se impartían en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

A principios de los años setenta, en la plaza de toros Caletilla, en compañía de y apadrinada por Irma Serrano y Marco Antonio Vázquez, Verónika con K comenzó su carrera como cantante de cumbias, baladas y boleros, entre otros géneros; con el tiempo, incursionaría también en la composición de canciones; recientemente ha escrito una obra de teatro.

Cada cierto tiempo, dice Verónika, viaja a la Costa Chica, a visitar y convivir con su gente, para encontrar calor y cariño, tranquilidad e inspiración y tirar hacia delante en una carrera muy exigente, pero tiene plena conciencia de que sus principales herramientas para tener éxito y permanencia en un medio tan competido han sido y son el tesón, la disciplina y la voluntad.

Entrevistada para El Faro, en medio del estruendo de gallos y gallinas de una casa de parientes suyos, luego de comer, esta creadora afromexicana de la Costa Chica platica sobre algunos estereotipos que pesan sobre la gente de piel oscura, como ella, sobre su negativa a hacer desnudos en el cine y en la televisión, aunque asegura que el actor debe estar dispuesto a todo; finalmente, habla de su papel como delegada sindical de la Asociación Nacional de Actores en el estado de Guerrero.

V: Te llamas como mi hijo, Eduardo.

EA: Dos hijos: un hombre y una mujer…

V: Y son artistas, los dos.

EA: Quiero pedirte que hablemos de Verónika, la persona, no tanto de lo que se presume…

V: ¡Ah!, okey, por supuesto.

EA: ¿Es cierto que las morenas piden más?

V: [Risas] Pues sí. [Risas]

EA: Eso es lo que se dice…

V: Porque si… así debe de ser. ¡¿Te imaginas?! [Risas] Todo se da de acuerdo a cómo lo pidas, ¿no?

EA: Porque cuando Verónika empieza a incursionar en el que llaman mundo artístico lo primero que venden de ella es su imagen: una morena exhuberante…

V: Sí.

EA: Y tengo en mente la portada de uno de sus primeros discos: una mujer joven, hermosa, media chirunda, recostada en el césped…

V: Ajá. Bueno, yo tengo 17 discos grabados. Grabé, en la más reciente compañía, que fue Flamingo Music, en Miami, con un argentino…

EA: ¿Ranchero?

V: No, no he grabado el ranchero, falta todavía. Grabé al principio de mi carrera una canción ranchera, con marichi, pero cuando yo entré a la compañía discográfica CBS me cambiaron a tropical, porque yo, gracias a dios, manejo varios estilos: balada, cumbia, bolero, también lo romántico, y lo que es la salsa, que es la síncopa.

EA: Pero, antes no había salsa, ¿no?

V: Bueno, la salsa es un nombre, porque en realidad se llama guaracha. La guaracha o el montuno, son montuno, eso nace en Cuba, y de los negros… hablando de negros… Ése es un ritmo afroantillano, afrocubano. Todo viene del sentimiento negro.

EA: Por eso preguntaba. Hay una idea en casi toda la gente de que la negras son eso, sólo un cuerpo. Por eso la referencia a esa canción que dice que las morenas piden más. Imagino que todo mundo pedimos más, ¿no?

V: Bueno, pedimos de acuerdo… no sé… lo puedes tomar del lado que tú quieras, pero si tú pides más es que en realidad lo vales. Si, por ejemplo, yo digo: Quiero esto, pero me voy a esforzar por tenerlo…

EA: Claro, pero yo me refiero a lo que tú estabas comenzando a decir, al estereotipo…

V: Al estereotipo de una negra, sensual, que es una negra sexy, que es una negra sensual… lo que se dice de los negros, ¿no?

EA: No importa que piense, la morena…

V: Exacto. Yo voy más a otra cosa, que es lo intelectual, la inteligencia… creo yo que la superación personal, eso es más importante, porque la belleza física tiene un tiempo, esa se termina, y en cambio los conocimientos y lo que hay dentro de un ser humano, eso prevalece hasta la muerte.

EA: Pero en el mundo del espectáculo no se aprecia eso…

V: [Risas]

EA: En el mundo del espectáculo se aprecia el bulto…

V: [Risas] Exactamente…

EA: Desgraciadamente, porque, a lo mejor, tú tienes talento, inteligencia, pero ellos dicen: Queremos que baile, queremos que…

V: Que baile y que enseñe el palmito…

EA: Y que te pongas esta ropa, ¿no? De pronto te visten hasta como africana, según.

V: Sí, es estereotipo, como dices, buscando más que nada vender. Buscan que el público se haga ilusiones, se entusiasme y diga: ¡Ayyy!, que llame el morbo para vender un disco, ¿no?

EA: Sí, eso vende, pero ¿cómo se siente la artista cuando tiene que hacerlo?

V: Es un complemento. Yo lo tomo así: lo que no hice nunca en mi carrera, ni lo voy a hacer, menos ahora que ya estoy grande, lo que no hice nunca fue quitarme la ropa, o sea…

EA: ¿Toda la vida has vivido con ropa?

V: [Risas] ¡¡¡Nooo!!! No, porque llega un momento en que te vas dormir y te duermes como quieres, ¿no? Pero, yo digo, para publicidad, para vender, en bikini, y así. A mí me llamaron muchos productores de cine para hacer una película que se llamaba Rarotonga. Yo no hice esa película porque me pedían un desnudo íntegro. Decía yo: ¿Sabes qué? No.

EA: A ver, allí yo ya no entiendo. Entre nosotros, hace treinta, cuarenta años, todo mundo andaba desnudo…

V: Y hace más…

EA: Se bañaban aquí los hombres, y al lado las mujeres…

V: Ajá, pero, te comento: cuando uno es creado en una sociedad… o sea, en mi núcleo familiar fui creada por una abuela, una abuela con unos cimientos morales muy… en verdad era tremenda. No se permitía, a mi madre nunca le gustó que andubiéramos enseñando nada. La verdad, eso fue. Mi madre, mis hermanos, y todo, mi familia, mi padre, me van a ver, allí, con la… con mis cositas al aire. Es que, decía: Algún día voy a tener hijos, no me va a gustar que me vean que

EA: En muchas casas se dormía todo mundo tirado en el petate, niños, niñas, y no había…

V: El morbo, no había morbo. Pero, bueno, yo ya crecí con esa idea, y nadie me la pudo quitar. Entonces, yo decía: ¿Cómo voy a estar allí? …mi pudor, mi pudor, pudo más mi pudor que otras cosas. Porque a mí me pagaban muy bien, me ofrecían una muy buena cantidad para que yo posara desnuda en las revistas de Playboy, inclusive, no tiene mucho, pero no. Yo dije no. Yo soy una artista que tiene talento, que voy a explotar lo que yo sé hacer.

EA: ¿Estarás de acuerdo conmigo que el desnudo no tiene necesariamente que ser pornográfico o morboso?

V: Artístico, ¿no? Yo recuerdo… regreso a lo mismo… no lo hice, no lo hice…

EA: ¿No te quedó el gusanito…

V: Hice una foto para mi egoteca, una foto desnuda, con una ropa que era transparente, así como una red, era un vestido de red, completamente desnuda, pero ésa era para mi egoteca. Y hice otra foto, con unas boas, unas plumas, completamente desnuda, con Maritza López, la que le hacía las fotos a la Trevi, y a mí me hizo fotos muy buenas, que eran para la compañía disquera, unos fotos verdaderamente hermosas. Saqué varias cosas interesantes, pero era para mi egoteca. Porque yo decía: Pues sí, digo, hay que enseñar, pero nada más yo voy a tener eso.

EA: La belleza es un don, que sirve para compartirse, ¿no?

V: Es un don que dios da… [Risas] Bueno, está bien lo que tú dices pero en mí no funciona. Yo admiro a todas mis compañeras que han tenido el valor y la delicadeza de exhibirse tal cual porque dicen: Me hace falta un dinerito. Y en verdad les hace falta dinero… Entonces, artísticamente hablando, yo digo…

EA: Tú eres artista, pero te dicen: Para el papel, tienes que hacer X…

V: A mí me han pedido que fume, y fumo, yo no sé fumar. Toma… yo, me tomo una copita, pero así que me ponga las guarapetas… finalmente, haces un personaje. Me dicen: Quiero una anciana de noventa años, la hago, no me inhibe que yo me ponga una peluca de viejita, que yo me ponga una joroba, lo hago porque es mi trabajo, ¿no? Ahora, nunca se llegó que me ofrecieran, realmente, un personaje donde fuera la protagonista y que en realidad tuviera justificación el desnudo; si no hay justificación, no lo haces, pero un actor está dispuesto a todo con tal de…

EA: ¿Verónika es materialista?

V: No, no. Materialista… yo sé que tenemos que comer todos, y si dios me da la oportunidad de ganarme un buen billete, me lo gano a gusto con mi trabajo y lo comparto con mi familia, lo disfruto, pero yo no soy apegada a lo material.

EA: Sí, sé, también, que has organizado homenajes para compañeros tuyos…

V: Sí, he hecho varios homenajes en la ciudad de México, a Linda Vera, para Jorge Manuel Hernández, para América Martín, para grandes personajes del medio…

EA: En algunos casos tú haces una aportación económico en esos actos, como en Acapulco…

V: Eso fue para reunir una cierta cantidad para mis compañeros artistas, y ofrecerles una seguridad social, como es: medicamentos.

EA: Eras delegada de la Asociación Nacional de Actores (Anda)…

V: Como delegada estatal de la Anda, que, afortunadamente, ya renuncié. Llegué, [y estaba] en una situación deplorable esa delegación, totalmente sin fondos, nada, todo caído, la Anda no tenía presencia, tuve que luchar contra eso y buscar fuentes de trabajo, a hacer que la Anda se respetara. La Anda es un sindicato para beneficiar a los artistas, porque nosotros no tenemos, de parte de la empresa, ninguna seguridad, somos eventuales en el trabajo, es como ustedes, se puede decir. Con esa idea, Jorge Negrete, fundó la Anda; inclusive, él donó su casa…

EA: ¿Reditúa, eso?, ¿vale la pena?, ¿la gente reconoce y aprecia ese esfuerzo? ¿Qué ganas?

V: Claro. Yo gano la satisfacción de servir, el servicio, el reconocimiento, si es que me lo dan; y si no me lo dan, también. En este caso hubo, de ciertas personas, de algunas no, porque, pues, estaba yo lesionando sus intereses, porque no dejaba yo que hicieran algunas cosas que no deben de ser en ese sindicato. Siempre hay problemas, siempre te creas enemigos gratuitos, y, bueno, yo hice mi trabajo hasta donde pude rescatar fuentes de trabajo, como era en las ferias, que estaban perdidas. También, darle trabajo a mis compañeros, como fue abrir al Mayan Palace, que ya no contrataba artistas de la Anda, contrataba artistas libres; logré que esa empresa contratara por temporadas, como la que va de diciembre a marzo, ballets de la Anda. Entonces, para nosotros fue un gran logro.

Rescatar las ferias, como la de Iguala, Chilpancingo, Taxco y Coyuca de Benítez, y la misma plaza del centro de convenciones, de la feria, que era una feria en la que a la Anda nomás le daban una limosna de tres mil pesos, y yo hablé con la persona encargada, un licenciado que me dijo: No, es que aquí no estamos acostumbrados a cotizar a ningún artista. No, le digo, soy la delegada y vengo a hablar con usted. Iba bien asesorada; logramos, el primer año, 16 mil pesos que nos dio la feria [del centro de convenciones]. De tres mil pesos a 16 [mil], nos fue más o menos. Y cuando termino mi gestión la dejé en 30 mil pesos. Yo creo que en tres años hicimos bastante. Rescatar, también, un terreno que le donaron a la Anda, un terreno que no estaba regularizado y que estaba a punto de perderse. Yo estoy satisfecha de esos logros.

KALI GONZÁLEZ, ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE: DECEPCIONES E ILUSIONES

[tercera de tres partes]

17 de enero

EDUARDO AÑORVE

COPALA

En esta última parte de esta entrevista [cuya transcripción no fue completa] Kali González, el campeón de Las Salinas, maestro rural, que estuvo clasificado como el quinto peleador de su peso en Estados Unidos, tercero en México y noveno en el mundo, nos habla de lo que implica la disciplina para ese oficio, de cómo el boxeo se ha ido elitizando, de cómo los políticos de su municipio, las autoridades, desaprovechan su experiencia para promover ese deporte, de lo valioso de la experiencia de otros boxeadores costeños que tuvieron éxito deportivo, de su miedo a pelear, del peso de las apuestas en muchas de las peleas que se venden al público, de cómo éstas apelan a falsos nacionalismos y del papel de las mujeres en su etapa de boxeador encumbrado.

En su casa, cobijada por grandes árboles, Kali González muestra sus recortes de periódicos, fotografías de sus peleas, fotografías de otros peleadores, amigos suyos, dice, recortes de carteles… De esos recuerditos tengo muchos. Hisohi está tendido, en uno de ellos. Veo éstas y me lleno de orgullo. La conversación continúa.

KG: ¿Qué es lo que conservo aún? Trece años como profesional. Aprendí la responsabilidad que se tiene siendo un profesional. Un profesional siempre tiene que estar al cien, ése. Uno allí… eso no permite, es un quehacer arduo. Por ejemplo, en el boxeo, ese deporte tan duro, de contacto… porque aquí vienen cuando hay peleas buenas, megafunciones, aquí viene la brosa y, a veces, yo los dejo que estén diciendo, ¿no?, pero no, atrás de eso, el trabajo que hace uno es muy arduo, muy pesado. El boxeador hace un trabajo duro, hermano. Trabajar todas las mañanas, correr. A las diez de la mañana, costal, pera. En la tarde, boxeo. ¡N’ombre!

EA: ¿Vale la pena tanto trabajo?

KG: Sí, como te dije hace rato. La disciplina viene de que te hagan creer principios de responsabilidad; desde tu casa te van metiendo esos valores, de que, pues, tienes que hacerlo de esa manera porque, si no, no hay de otra. Entonces, desde ahí va creciendo el sujeto. Obviamente, de acuerdo como vives. Yo no sé si te guste este tipo de observación, yo tengo la mía. Por ejemplo, comento mucho aquí con mi señora de que el destino yo lo veo así: Si a ti te pare un rico, lo más seguro es que vas a ser rico. Si te pare un pobre, lo más seguro es que vas a ser pobre. Donde tantito estoy de acuerdo es con la suerte, ¿no?, porque es la que rompe esquemas…

EA: Sobre esa misma idea: Yo tengo suerte, ¿y si no tengo disciplina?

KG: Ah, sí. En el 86, 87, me mandan a entrenar a Los Mochis, y me hago amigo grande con Rafa El Gato Toledo, aquel que fue campeón nacional de peso pluma, y trabajaba en la prepa, era una especie de prefecto, y un día paso por la prepa y me meto, y me voy encontrando que allí el instructor de boxeo era Cochul Montiel, don Manuel El Cochul Montiel; había cuatro rines dentro de la prepa, pera, costal y todo. No, dice, aquí se hace el campeonato de la universidad, el interno. ¿Y eso cuándo lo tenemos aquí en Guerrero? Y yo me quedé pensando: Oye, con razón, pues. Cuando yo me retire voy a hacer esto también, allá en Guerrero.

Allá en Tijuana, en el Cheto Torres, llegan los papases a llevar a sus niños y los van a recoger en sus grandes camionetas. Y yo le comento a Gloria [su esposa]: Con razón en los olímpicos vemos a puros que son del norte. ‘tan viendo que el deporte de los golpes es un negociazo. Antes, el deporte de los golpes era para puro pobre, ahora s’están metiendo los ricos, los millonarios. Los Chávez, no creo que los Chávez no tengan dinero, y mira dónde andan. Vea usted los centroamericanos… por ejemplo, en estos panamericanos, ¿quién nos representó a nosotros, en Guerrero? ¡No tenemos!

Me comentó usted de si podíamos hablar de política y de si a los famosos los utilizan. Sí. Vea: El instituto del deporte y de la juventud Guerrero: hay cuando menos treinta o cuarenta oficinistas, cada quien en su escritorio, ¿y a quién administran, no hay ningún deportista? Un corredor de vallas de Acapulco era el único, y no llegó, en la competencia…

EA: Lo mismo pasa en cultura, por ejemplo…

KG: Sí, sí. Yo, por ejemplo, dije, en aquel tiempo, cuando estaba trabajando con Ángel Aguirre, le dije a don Heriberto Noriega Cantú: Oiga, don Heriberto, ¿por qué no instalan gimnasios de boxeo? Obviamente no van a salir doce campeones del mundo, van a salir uno y otro por ahí, nacional, pero tenemos para que vayan a las competencias. En Cuajinicuilapa, Juchitán, Copala…

EA: ¿Y qué te dijo?

KG: Nomás quedaba en que: No, pues, vamos a hacer esto… ya ve que ellos son habilidosos, tienen una destreza enorme para cambiar y desviar temas, y yo siempre… precisamente, el 25 de julio, bautizamos a mis chavos. Mi compadre Marcos Villasana estaba platicando que él solicitó a don Heladio Aguirre que le instalara un gimnasio, pero él quiere un gimnasio completo. Entonces, yo le digo: Compadre, échale la lucha, porque está la efeverescencia del boxeo, ahorita Tecate, Corona y todo eso, por la televisión están bombardeando con el boxeo. No le he hablado, pero a mí se me hace que no.

Por ejemplo, yo te voy a decir. Estoy seguro que en cada comunidad vive un compa que fue profesional en el boxeo. Hace poco me comentaron que el Chino Adame estaba por Teconapa; ese cuate es buenísimo, él puede hablar de boxeo porque fue boxeador, sabe lo que es eso. En Juchitán… no sé dónde andará aquel que fue campeón, Viterbo Panchí. En San Marcos, La Chispa Gutiérrez. En Cruz Grande, el Gabi Bernal… digo, y también les serviría como un reconocimiento, ¿no?, hacerles su gimnasio, estar allí…

EA: Tú hablas de un aspecto, formar boxeadores; sin embargo, también está lo educativo… Por cierto, ¿qué estudiaste, digo, aparte de educación física?

KG: También tengo una licenciatura en ciencias sociales.

EA: ¿Y has tenido reconocimiento por tus logros deportivos?

KG: No, el único que me entregó una placa fue Heladio Aguirre, él me da un reconocimiento como un ilustre deportista guerrerense [ironiza]… Aquí, en Copala, presidentes van, presidentes vienen y a mí nunca se me ha llamado: Oiga profe, échenos la mano con la dirección del deporte, pues… yo, aparte de que una vez retirado ocupé varios puestos públicos, no, aquí no me ocupan para nada, y ni tampoco me arrimó…

EA: ¿Por qué no te arrimas?

KG: Porque hay presidentes que, precisamente no me llaman, me siento humillado, ¿no?, porque no siento que reconozcan mi trayectoria, no he visto que digan: Oye, cabrón… ¿verdá? O sea que yo también a la mejor me margino solo, me falta carácter para eso, y por eso yo digo: No, pues yo, acá, bajita la mano.

EA: ¿Y tu orgullo?

KG: Yo, apenas si veo a Gabi Camaro, el que está colocado, de los conocidos deportistas; de allí para allá, no, pues, como que nos sacan de… yo me siento no tomado en cuenta, y así, pues, no se puede. A veces siento que no se ha aprovechado mi experiencia, pues. Y aquí estamos como maestros rurales, ganando una miseria, aquí, en la técnica 35.

Le comento yo a mi mujer que en otros estados a los niños chiquitos ya le están fomentando el boxeo. Yo, al ese Julio César Chávez, al Omar, esos que están peleando, su mamá se llama Amalia Carrasco, la esposa de Julio César Chávez, los llevaba, en su carro, al Cheto Torres.

EA: Entre ellos, en el norte del país, por ejemplo, los niños desde pequeños ya tienen en mente que irán a la universidad, ¿no?

KG: Un día… estábamos cerca de una iglesia de católicos y el boxeador… yo no conozco uno solo que no crea en dios o que por lo menos se atenga a sus agallas, aunque uno sea muy valiente como quiera uno siente ciertos temores y quiere un apoyo moral… entonces, me iba a la iglesia, y mucha gente que quizá me había visto en los periódicos: Bueno, este compa, puro aquí, puro aquí. Me pregunta un señor: Oye Kali, ¿tú eres Kali el ese que sale en los periódicos? Oye, tú eres boxeador, ¿y a poco te da miedo. Pienso: ¿Qué le digo? Si le digo que sí va a decir: Sí, ¿no que no tienen miedo? Así es que busqué la más suave. Le digo: Oiga, ¿a poco cree que yo soy marciano? Dice: Primero yo. Le pregunté que si tenía miedo. Le digo: Pues sí, es que toda le gente tiene miedo. Dice: Oye, yo pensé que los boxeadores no tenían miedo, que esos compas eran unos compas que así, de plano, sin nada de miedo. Le digo: No, somos los más miedosos, porque ustedes, los que no hacen el boxeo pueden pelear una vez, si quieren, una segunda vez, si quieren, la vez que no quieran dicen: No peleo, y ya, punto. Y nosotros andamos en eso, nos ganamos la feria en eso, es parte de nuestra vida. Desde que estamos aquí, ya, cuando vamos pa’l ring, nos da miedo.

Cuando estás en el ring se te vienen muchas cosas. Te voy a decir por qué tenía mucho miedo yo. Cuando atardecía, que iba metiéndose el sol, a mí no me gustaba ver cómo se metía el sol el día de mi pelea. Me metía a las dos de la tarde a la concentración; si la habitación donde estaba daba para donde se moría el sol, capaz que cerraba todas las cortinas, le ponía no sé qué diablos le ponía… la cosa es que estuviera oscuro… y ahí estaba. Pasaban por mi mente muchas cosas, pero, fíjate, mi abuela, mi abuelita, que es la que me creo aquí, de chiquito me decía esa palabrita que me mató siempre en esa onda, que me hizo mal, quizás. Me decía que solamente los muertos no ven salir el sol. Esa palabrita la usaba ella, y sí, pues, si están muertos. El hecho es que yo le pedía a dios, donde estaba hospedado, y le decía: Dios mío, siquiera que salga bien, que no vaya yo a salir mal; con que salga bien, ya la hice gacha. Y venían mis temores, porque el boxeo es una cosa delicada, muy fuerte. Un golpe… puedes quedar ahí. Y en esos días hubo varios muertes.

Tú te pones siempre en el lado de que el que se va a morir es aquel, pero, qué tal si eres tú. Entonces, de allí es donde viene ese sentimiento encontrado, y peleaba contra mi misma cobardía, y así peleamos todos. Y si no, véanle la cara a Paquiao antes de subir con Márquez: llevaba miedo, el fulano, y Márquez también, y todos los que vemos. Da mucho miedo, primo. Cuando ya te llevan pa’ la arena, esa hora en que te hablan por teléfono, esa hora en que tenemos que abandonar la habitación, tenemos miedo… Das como veinte miadas, no te sale nada pero tú vas al baño, y eso es miedo. Tratas de demostrar lo que lejos estás de sentir.

EA: El otro detecta el miedo, tú detectas el miedo…

KG: Sí, sí…

EA: ¿Y no le dices desde el principio: Te voy a chingar…?

KG: Trataba yo de ser hipócrita, de fingir. Nomás, te imaginas, yo, un hombre tan serio, hasta llegar a decirte mustio; ese día me volvía amable. Eso era miedo, trataba de buscar la manera de esconder mi cobardía. Si no iba a recoger besos

EA: ¿Qué boxeador te gustó?

KG: Mi ídolo, el más grande, Julio César Chávez. Yo tuve el honor de boxear en los entrenamientos con ese señor quizá unas 17, 18 veces. Es un fuera de serie. Si hablamos de futbol, allí está Hugo Sánchez. Si hablamos, aquí, como a veces nos ponemos, de nuestro entorno, que la música… quiérase o no, yo soy parte de una cultura, lo llevo en el alma: a mí, la Luz Roja de San Marcos de Kuna y Peita me fascina, me gusta mucho Sergio Sabino, como también de por acá ese Cirino Arellanes, con su Corralero Navy…

EA: Bueno, Cirino Arellanes, quien cambió su nombre a Cirino Arellano y su modo da hablar y de cantar, de vestir, para tener éxito… Ahora, ya de grande, le entra la nostalgia y reconoce que no le gustó mucho cambiar para poder tener éxito… Uno tiene que cambiar para eso, ¿cuesta?

KG: Mira, ese tema… en Baja California, Aldo Fisher, un periodista bajacaliforniano, fue el que me enseñó a mí, me pidió mucha moderación hasta en el hablar, en el parar, el tipo de reuniones: Es que tú eres otro tipo de persona, eres una persona pública, pero también eres una estrella; entonces, debes comportarte aquí, debes comportarte acá.

EA: Implica responsabilidad para ti, ser una figura pública…

KG: Sí, ésa es precisamente la formación profesional. Fíjate: ya que empezaron a llegar mucha gente de acá, tenía un primohermano que hacía mole de marrano, como de por acá, de la Costa Chica, y a mí cómo me gustaba el mole de marrano, pero eso no era para mí. Entonces, tuve que sincerarme, le dije a él, al señor… No, pues, es que eso no sirve para ti… Entonces, empiezan a hacer un cambio radical, te vuelves diferente, porque te conviene, además.

Mira, allí en Cabo San Lucas hay una cancha a donde van los grupos de aquí, que están de moda. Empieza a llegar la gente de aquí, que invadieron a Baja California, pues, todos a la Zapata. Allá me veían que iba yo a escuchar música, y también me llamaron: Oye, ¿qué onda, qué haces tú por acá? Una vez fueron a tocar Las Nenas, en un lugar más o menos, y yo ya empezaba a meterme en la política, porque ya era una figura pública, famosito… así que, allá me llevan a bailar con Las Nenas, me eché una bailada… lo que es andar en esa onda. Y la policía: No, pues, pásele campeón. Pero, te digo, sí te ayudan ciertas cosas.

EA: Regresas, ¿cómo te reciben en tu pueblo, cómo te recibe el paisano?

KG: Como aquí es pura familia, me han recibido bien, aunque tiene sus bemoles, pero hay mucho respeto. Nosotros no nos metemos con nadie, aunque no falta quien te… yo le llamo humillación… como, por ejemplo, hace unos días fuimos allá al torneo de futbol que había en Copala, y estaban unos muchachos allí… cuando yo peleaba en Copala era el tipo más famoso, el que llenaba las arenas, pero, ahora que voy oigo un comentario por ahí: A ver, si fue tan bueno, ¿por qué no fue campeón del mundo? No, pues, hermano, qué hubiera querido yo, con toda el alma, pero hubieron otros más buenos que yo y me ganaron. Eso le hubiera dicho, mejor, a Loonie Smith [risas]…

EA: ¿De verdad el negocio de las apuestas tiene influencia en el box?

KG: Sí, cómo no. En todos los deportes… Vamos a poner un ejemplo, lo más reciente: Márquez con Pacquiao. En Estados Unidos, donde hay eventos deportivos, todo es negocio. Hay dos o tres tipos de deporte profesional, en la misma disciplina. Por ejemplo, en boxeo la cadena HBO es la que vende los pago-por-evento en todos los países. Para que tú puedas entrar a ser peleador de una mega función necesitas ser peleador de HBO televisión, si no, no pasas. Aunque seas un extraordinario peleador, no vas si no eres de esa gente. Entonces, la televisión te coloca en las mega funciones. Si tú peleas, eres suertudo, que pelees cinco, seis veces en una mega función, ya te la comes con manteca, maestro, porque vas por un contrato de 50 mil dólares, digamos, más un porcentaje de los recursos que juntó por pago-por-evento. Y no creas que son 50 mil, son 300 mil, 400 mil dólares.

Pero para que puedas entrar allí… es un consorcio que no permite más que lo que ellos quieren y prefieren. Entonces, son los que organizan las mega funciones donde peleaba Foreman, Julio César, ahora Pacquiao… extraordinario boxeador… Ellos llevan todo, llevan su cartel, llevan sus estadios… los estadios no le interesan a ellos: en el de los Vaqueros de Dallas van a pelear 20 de los mejores boxeadores del mundo: a ellos no les interesa, los que entren, veinte mil, no sé. Ellos, los pago-por-evento.

Y, por ejemplo, la televisión mexicana le compra los derechos por transmitirlos aquí, diferidos, ya cuando ya saben ellos quién ganó, por eso [los comentaristas] se sienten ellos que saben mucho de boxeo: No, que yo, pues… la pelea, y seguramente… Y yo, que sé de ese negocio, digo qué bárbaro, Lamazón, y ahora, ¿dónde Lamazón fue boxeador?, el argentino… yo conozco a ese señor… No, pues, no, pero está en la televisión…

EA: Acaba de pasar; yo escuché muchas reacciones: que el mexicano fue mejor boxeador, que ganó la pelea…

KG: Oh, sí.

EA: Mi cuestión, más allá de quién es mejor o quién es peor, es: El box es un negocio, gana el que quieren que gane, no el mejor, pero aquí la trampa es que manejan que perdió un mexicano, y eso es como si hubiésemos perdido todos los mexicanos y todos debemos sentirnos dolidos…

KG: Primero te voy a contestar lo de las apuestas. Los de HBO, ellos tienen sus corredores para las funciones. Los lugares donde presenta HBO televisión un evento, lo hace casino: desde que vas entrando… máquinas, y ahí andan las conejitas, unas mujeres tan hermooosas, allí andan vendiéndote cosas, y allí tienes, que le metes el dólar a la maquinita y ganas, eso tiene, que siempre ganas, dos dólares, y ya: Le voy a echar acá, ¿no? Pelada, ¿cuándo ganas?, ¿no? Entonces, te amunchas tu dinero, cuatro dólares, ¿no? Y allí andan, esas mujeres bonitas, y te llevan para acá y para allá. Así es Estados Unidos.

Y todo lo organiza el consorcio. Obviamente, quien genera el billete, a quien ya le hicieron nombre, en ese caso a Pacquiao, Pacquiao, Pacquiao. Pacquiao en su vida soñó que ese señor le iba a poner una soberana chinga… porque fue una soberana chinga la que le pusieron al compa… A ver, el nombre: Pacquiao; atractivo: Pacquiao; ¿quién vende pago-por-evento?: Pacquiao. Entonces, se acaba el marrano de los coches gordos con esta chinga. No, lo siento mucho, van a ser unos días que van a andar los mexicanos chingado su madre, pero aquí el que gana es éste. Así de sencillo.

Te aseguro que si hubiera… aquí tenemos otra cosa que nosotros no queremos ver: en el boxeo, se presta para muchas cosas. La pelea de Finito López con Álvarez, el nicaragüense, en la arena México. Lo agarra Álvarez y le da un chingadazo al Finito López, que lo tuvieron cerca de la hora y media botao, y nunca se acabaron los once segundos, chingao. Y la campana: tin-tin-tin. Ahora sí, ya, lo pararon. No manchen. No dijimos nada. Y allá va Álvarez, afrentadito. Otra de las más recientes: el Niño Arce, que a mí me cae… yo no sé por qué no me simpatiza, quizá porque tiene muchos dientes, tiene dos carreras de dientes… El tipo pelea por el campeonato del mundo, es cuarta o quinta corona y las acaba amarra’o… Oye, pues, hombre… pero son mexicanos, eso lo olvidamos. El sentir de este muchacho, de Márquez, es que sí fue en todo el mundo, ¿no? Ahora sí que ése sí fue visto hasta el último rinconcito del planeta…

EA: Pero él sabe que esas son las reglas, ¿no?

KG: Pues sí. Él se debió haber dado cuenta de que era a matar o a matar, allí no hay… como cuando iba el guerrerense a pelear a México, para que le ganara a un chilango iba a estar… olvídate, a medio matar, y allí perdieron muchos buenos que fueron de aquí. Yo, bendito sea dios que una sola vez fui a pelear a ese México, cuando le gané a ese menta’o Escamilla, en tres rounds…

EA: Por nockout, para que no haya dudas…

KG: Por acá escuché uno, que dice que gallo muerto nunca corre… No, pues, cómo va a correr [risas].

EA: Hablabas de las conejitas, y se suele decir que uno de los trompezones que luego se dan los boxeadores es con las mujeres…

KG: Definitivamente, definitivamente. El que lo niegue es hipócrita. Aparte, porque la dieta que tienes tú… tú te metes a entrenar meses, pero si tú tienes una responsabilidad… a veces, que se te caen las peleas: ya tienes un mes y te avisan que se cayó la pelea. Estás en la dieta, y ya, de repente, peleas y te sueltas, vas a una de esas funciones… maestro, uno nunca valora el dinero, aparte de que el pobre siempre tiene qué comprar… Así, se va uno por ahí. Muchos han tenido esos romances; aquí, incluso, uno de Copala o de Playa Ventura está casado con una de las de allí.

Mira, al boxeador lo consideran privilegiado. En Estados Unidos, el boxeador es rico; puede ser que no ganes como aquel estrella, pero si andas con él, tú vas a donde andan las estrellas, y aunque uno gane poquito vas al Western Forum, donde juegan los Lakers, y allí se rola la gente de recursos, el gabacho de dinero, porque el gabacho pobre anda en otros espectáculos. Entonces, pues sí, sí deja uno parte de sus ganancias en eso, por hacerse notar, sobre todo. Yo tuve, y uno de mis vicios… pues, soy honesto, soy sincero, pues, total, en el último de los casos los gané y los perdí yo… a mí me gustaba mucho el oro, y hubo un tiempo en que me tapizaba en oro…

EA: Pero, el oro lo tienes…

KG: No, no, no, no, pues, era parte de la aventura, pues. Tú te pones oro para ser más atractivo ante las que necesitan ese tipo de estímulos, y no, pues, . te regalo esto otro. ¿Cuántas casas se quedan allí, y todo? [Risas]

EA: Por cultura, el ganador siempre tiene todo, y a veces, por la fama, te abren un chingo de puertas…

KG: No, sí, aunque depende mucho del gusto. Yo fui muy afecto a andar con mujeres, nunca me gustó la prostituta, la mujer corriente. Yo tenía mis novias. Yo viajaba de Tijuana en avión a Puerto Vallarta, allí tenía una novia que era de clase media. Viajaba a Mexicali, viajaba a Hermosillo. Acabando las peleas, ahí sí, yo...

EA: Burro sin mecate…

KG: Sí, definitivamente. Estaba alistando las maletas, estaba comprando el boleto a Acapulco, y me venía a Copala, tenía una novia en Copala, y así, ya, ya me estaban hablando…

EA: Pero no te quedaste con una güerita, de esas conejitas…

KG: Nunca me gustó la mujer de p’allá. Yo pensé siempre en venir acá… Mira, si yo hubiera sabido que me iba a pasar cuanta cosa… porque atrás de mí hay una serie de situaciones muy tristes… a la mejor yo me quedo allá. Yo, cuando me despido, me dicen que qué voy a hacer por acá, pero no, como si yo hubiera traido unos diez trailes llenos de dinero, y la verdad, no traía tanto… no gané tanto, y también me cobraban, tienes que mantener tu nivel de vida…

EA: ¿Siempre fue así?

KG: No, pero cuando ya me clasificaron como el número tres nacional, y me regalaron un Mustang, un Mustang rojo, bien bonito, para mis entrenamientos… cuando no me daban ese Mustang caminaba por toda la avenida en Cabo San Lucas, San José, La Paz, a pie me la pasaba chiflando, compraba mi bolsita de cacahuates… porque a mí me gustan mucho los cacahuates… y me sentaba ahí donde podía y, prau-prau, hacía yo los morros de cáscaras. Ya, después, cuando me dieron el Mustan, ¡n’ombre!, ¡olvídate!, vieras visto, yo hasta me peinaba yo de otro modo, acá, no veía yo pa’ los lados. Digo: Cómo cambia uno, ¿no? Sí, pues, es parte de esa mezquindad, que se nos olvida el paso que damos…

EA: Falta de experiencia…

KG: Sí, yo digo que sí. Lo que pasa es que uno siempre quiere ser grande, se ilusiona uno con serlo, sueña con serlo, y te llega la oportunidad de que… ésa es, y ya, ahí va. [Risas] Aunque atrás de uno siempre hay una máquina que te está contando el tiempo: tú no eres por ti solo, a ti te hicieron, atrás de ti hay quien invirtió para que seas figura, y tú le tienes que obedecer o desquitar con buenas acciones, con actitudes positivas, porque no nomás de confianza te ayudó, invirtió lana. Hacer una carrera es una lana.

¿No te digo que cuando yo la regaba me decía que pasara por mi boleto para Acapulco? No, pues, estar gastando en este pendejo que nomás no agradece, pues lo vay a correr mejor. Y era la verdad: siempre hay alguien que te está sujetando, de todo a todo. Te hablan a lo derecho: Quieres seguir adelante, le seguimos, pero bajo estas condiciones, aquí no va a haber papel si no quieres papel, y si quieres lo firmamos. Pero, ésta es la condición, y si no quieres, también, le trozamos. Viene otro, hay otro que quiere. Y, luego, vas con las manos vacías, y dices: Pues sí, ¿no?

Bueno, yo estuve entre los mejores, aunque sea ocho meses, pero fui uno de los mejores del mundo, eso nadie me lo quita.